La Economía del Conocimiento, una herramienta para el crecimiento

El Senado de la Nación, finalmente, convirtió en ley el régimen que promueve la denominada Economía del Conocimiento con el que se espera alentar la productividad y la creación de empleos calificados. El nuevo marco normativo contempla, entre otras medidas, menores costos tributarios y laborales para aquellos sectores que se caracterizan por el uso intensivo de tecnología y que demandan personal altamente calificado.

Por unanimidad, la Cámara de Senadores sancionó así en forma definitiva el proyecto enviado por el Ejecutivo nacional y que ya había sido aprobada con 182 votos positivos en Diputados. Según se informó, el nuevo régimen beneficiará a unas 11.000 empresas con un nuevo marco tributario que, en principio, debe generar las condiciones para que puedan mejorar su competitividad en los mercados externos. Las proyecciones que se realizaron a partir de esta iniciativa estiman que estas empresas estarán así con capacidad para duplicar su cantidad de empleados en los próximos diez años y, a la vez, llegar al año 2030 con exportaciones por 15 mil millones de dólares.

Vale destacar que el texto de la nueva ley es el resultado de mesas de diálogo de los legisladores con empresarios, técnicos y emprendedores del sector.

Datos aportados por la cartera nacional de Producción y Trabajo indican que las actividades relacionadas con la Economía del Conocimiento generaron 65% más empleo que en el resto de las actividades productivas entre los años 2007 y 2017; mientras que sus operaciones crecieron en el mismo periodo un 70 por ciento, frente a un crecimiento general del 12 por ciento. El sector (que en todo el país emplea a 215 mil personas), además, se caracteriza por ofrecer salarios que son un 35 por ciento más elevados que en el resto de los sectores.

Cuando se habla de Economía del Conocimiento se hace referencia a actividades como producción de software, biotecnología, servicios geológicos y de prospección, y también a trabajos con alta calificación desarrollados en las industrias aeroespacial, satelital, audiovisual. También las actividades relacionadas con el sector de la electrónica y las comunicaciones, entre otros que demandan una alta capacitación, se incluyen dentro de este amplio campo de la economía que se caracteriza por utilizar el conocimiento como insumo fundamental para generar valor y riqueza.

En la página Web del Ministerio de la Producción de la Nación se afirma que la productividad de este sector tiene un impacto federal, ya que todas sus actividades vienen creciendo en distintas regiones del país, con centros de desarrollo e innovación ubicados en Tucumán, Resistencia (con la empresa Globant que cotiza en Wall Street), Bariloche y Posadas, entre otras ciudades.

Según la Organización Mundial del Comercio (OMC), la Argentina ocupa el puesto 24 a nivel mundial en exportaciones de servicios basados en conocimiento. A su vez, un estudio del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec) estima que el crecimiento podría acelerarse hasta un 1,5 por ciento anual en las próximas dos décadas de la mano de este sector, fundamentalmente por el poder disruptivo de las nuevas tecnologías.

Es de esperar que este nuevo marco normativo, que permitirá reducir los costos laborales para el sector y aportará una mayor estabilidad fiscal para sus beneficiarios (que no podrán ver aumentada su carga tributaria total nacional a partir de la inscripción en el registro y durante toda la vigencia del mismo, incluyendo los derechos de exportación), sirva para apuntalar a las distintas actividades que apuestan a la innovación.

Resulta alentador que a partir del diálogo entre los distintos actores involucrados en esta materia se haya podido avanzar con la sanción de una ley que, ojalá, siente las bases para lograr una mayor productividad y una mayor ventaja competitiva en actividades que ya demostraron vitalidad y dinamismo, aún en estos tiempos en los que la economía nacional sufre los efectos de la recesión.

Es necesario volver a apostar a la generación de nuevos conocimientos y a la formación de profesionales capacitados que faciliten la incorporación del país a esta nueva economía del conocimiento.

Una particularidad de estas actividades es que se pueden desarrollar en todas las regiones del país que cuenten con infraestructura para empresas de alta tecnología.

En tal sentido las distintas regiones del país, cada una con su realidad y su idiosincrasia,  tienen por delante el desafío de promover el talento de las nuevas generaciones y abrir las puertas a la creación de nuevas empresas, incentivándolas para que ofrezcan servicios basados en el conocimiento y sumen nuevos puestos de trabajo.