Editorial

La Expo Rural, un enorme esfuerzo que merece el acompañamiento de todos


La Sociedad Rural de Pergamino, como todos los años, abrió al público la Expo Rural, que se viene desarrollando del 5 al 9 de septiembre, en el predio que la entidad posee en ruta Nº8.

Y no es menor que se trate de su 80ª edición, reuniendo al campo y la comunidad para mostrar el potencial de la región, una de las zonas más productivas del país y de buena parte del mundo esta pampa húmeda donde vivimos. Porque en definitiva lo que expresa la exposición anual de La Rural es esa característica productiva de quienes vivimos en esta región de naturaleza privilegiada.

Los organizadores afirman que más de 40 mil personas año a año visitan la muestra, porque no olvidemos que, amén de la concurrencia del fin de semana, los días de semana van gratuitamente los niños de escuelas primarias de toda la ciudad y la zona de campaña a ver los animales, que es uno de los grandes atractivos.

Como muchas cosas, eventos, emprendimientos, certámenes, espectáculos que se realizan en nuestra ciudad y por iniciativa de sus propios ciudadanos, la Expo Rural es foco de elogios y críticas; más precisamente de tibios halagos y de aguerridas detracciones. Y esto se ve tanto en quienes van a la muestra y en quienes hablan desde una mesa de café. Mucho de lo que se critica tiene asidero pero lo que nunca se pone en consideración es el esfuerzo enorme, ya no de la entidad sino de muchos convecinos, por brindar a la ciudad este evento desde hace 80 años. La sola iniciativa, sumada a la inversión económica y el esfuerzo físico, es merecedora de todo el acompañamiento de la ciudad. Y ahí sí, una vez que se ha participado, criticar constructivamente para que cada año sea mejor. Al fin, es uno de los pocos eventos en que podemos confluir y pasar un grato momento, en nuestra propia ciudad. Siempre es bueno, para poner en valor las cosas, pensar un poco contrafácticamente. ¿Preferimos que Pergamino no tenga su Exposición Rural? 

Tal vez, como es un evento que como se realiza siempre y lo convoca una entidad asociada a una actividad erróneamente considerada de élite, no tomamos conciencia de la responsabilidad, el trabajo y el costo humano y monetario que implica organizar esta muestra que no solo apunta a la gente de campo sino a los vecinos en general. Por saber de ello y entender que esta fiesta es importante que la Cámara de Comercio y la Municipalidad de Pergamino se sumen cada esfuerzo. Y ni hablar de los comerciantes locales, que se movilizan con sus productos hasta la muestra para estar presentes, aunque no les implique un rédito o una venta más. Nada de lo mucho o poco que se ve (según los ojos del visitante) surge espontáneamente, hay que trabajar muy duro, más cuando atravesamos un año particularmente difícil para todas las actividades.

A la hora de criticar, los comentarios en los últimos años van en un único sentido: es lo mismo de siempre y en este punto, al menos, no se equivocan. La saña con que se hace la crítica es harina de otro costal: del costal de los que hablan desde el bar y poco y nada hacen por la ciudad, más que criticar a los que sí se mueven y generan cosas. Pero desde la sana -y esperamos bienvenida- crítica constructiva, debemos reconocer que la muestra no ha sabido adaptarse a los rotundos cambios que exhibe la sociedad. Y con esto no estamos diciendo que hay que llenar el predio de tecnología sino sencillamente que no puede ofrecerse al visitante lo mismo que hace 30 años, porque el visitante no es el mismo y a la vez, paradójicamente, es el mismo. Y advierte que La Rural se ha quedado en el tiempo, que no hay nada nuevo bajo el sol a la vera de la ruta Nº 8.   

El dinamismo y la interactividad que hoy requiere la gente, en el caso de La Rural, vendría de la mano de lo que el propio campo es y hace. Nada de mayores costos ni tecnología: lo que a la muestra le falta es la experiencia de campo, para que la gente de la ciudad que la visita tenga un encuentro cercano y palpable con la actividad clave de la zona. Ya no es como antes: hoy el chico que vive en el casco urbano de Pergamino es prácticamente como un porteño; no tiene demasiada idea de cómo son los animales del campo, qué comen, cómo se ordeña una vaca, cómo se monta a caballo. Conocen todo eso por los libros escolares, los más pequeños por los dibujos animados, ¿qué mayor atractivo entonces para una familia que ir a La Rural a vivir una experiencia de campo? Salir de la visión estanca de los corrales y jaulas y ver a los animales en su hábitat, mientras son alimentados, curados, aseados; con muy poco se podría recrear la escena en el predio. Curiosamente, estas vacaciones de invierno fue furor en todo el país (y en Pergamino, obviamente) el show llamado “La Granja de Zenón”, donde se personifican todos los animales de una granja. ¿No es triste que los niños de Pergamino conozcan más a su estrella, “la Vaca Lola”, que a una vaca de verdad? ¡Qué interesante sería que las familias pudieran ver al campo en acción! Eso sí sería una verdadera manera de unir al campo con la ciudad, tal el lema que históricamente acompañó a esta muestra. Pensemos que en las grandes ciudades hay gente que paga una fortuna por pasar un día en una granja simulada. 

Cambiar el formato de la muestra sería una forma de que tanto esfuerzo rindiera un poco más, acercando a adolescentes incluso a que conozcan la actividad productiva más importante que tenemos en Pergamino, apelando a la participación y a que interpreten lo que implica el campo para el distrito. Porque la realidad es que no por vivir en nuestra ciudad todos están consustanciados con la actividad productiva del campo que apenas la conocen.

A veces, y especialmente en tiempos de crisis, se necesita más creatividad que dinero, dejar de hacer las cosas por inercia y buscarles una vuelta de rosca. Eso es lo que necesita, ya en sus 80 años, la Expo Rural de Pergamino para volver a ser el evento más esperado del año por la gente.

Es, hasta el día de hoy, la fiesta más tradicional de Pergamino, por eso sobrevivió nada menos que 80 años. Hay que valorar, estar y acompañar el esfuerzo de quienes la hacen posible, empezando por quienes apostaron y están allí, duplicando sus tareas diarias para que los pergaminenses vean lo que se ofrece en el mercado local.


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