Editorial

La grieta política en la comunidad judía se hizo abismo


En una carta dirigida a la Comisión Directiva de la Asociación Mutual Israelí Argentina (Amia) y a la comunidad y a la sociedad en su conjunto, el presidente de esa institución, Agustín Zbar, pidió “disculpas sinceras” por “los hechos y las expresiones equívocas de la semana pasada” mediante las cuales la Amia, a través de una nota, había solicitado a la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (Daia) que desistiera de impulsar una causa judicial contra la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner por el memorándum con Irán.

Además, en el mismo comunicado, Zbar solicitó “de manera indeclinable una licencia por tiempo indefinido” como presidente de la Amia. Y será reemplazado como titular de la institución por el actual vicepresidente, Ariel Eichbaum. Esta salida se buscó para evitar que esta crisis siga escalando hasta ahondar aún más la grieta abierta en la comunidad judía argentina. Un sector que, al tiempo que la política fue profundizando divisiones, se fue abriendo un abismo entre sectores cercanos al kirchnerismo y otros al macrismo.

“Quiero expresar mis disculpas sinceras, y sin ningún atenuante, por los hechos y las expresiones equívocas de la última semana”, señala Zbar en la carta, dirigida a la “Honorable Comisión Directiva de Amia y a la comunidad y Sociedad en su conjunto”.

“Durante más de 20 años he sostenido que los responsables del atentado son la organización terrorista Hezbollah y altos funcionarios del gobierno iraní. No he cambiado de posición. Es lo que sostuve siempre, y así lo he expresado de manera pública y privada”, agrega en la carta que difundió la mutual judía.

Fuentes de la Amia señalaron que la Comisión Directiva “se encuentra en estos momentos evaluando la carta” y “en breve” emitirá un comunicado al respecto.

Con respecto al Memorándum de Entendimiento con Irán, la Amia reclamó por su inconstitucionalidad, y logró el fallo de Cámara que así lo ha declarado. “Es un logro del que estoy orgulloso como judío argentino, y que sigo exaltando. Ese pacto significaba la baja de las alertas rojas de interpol y la muerte de la causa”, consideró Zbar en la nota en la que además pide licencia “por tiempo indefinido”.

Y explica que: “Entendí erróneamente que era mejor para preservar a la comunidad de una contienda política de orden nacional, que esa causa en etapa de juicio oral prosiguiera sin la participación de la comunidad como querellante. Por eso impulsamos ese pedido a la Daia”, agregó Zbar. Quizá su intención fue sincera, pero se interpretó como un guiño a la expresidenta y ardió Troya en el sector más conservador de la entidad.

Zbar, actualmente de visita en Israel, habría evaluado durante el shabat las consecuencias negativas que había generado la carta a la Institución, a la que se habría sumado las molestia de sus pares políticos del BUR, el bloque Unido Religioso, liderado por el Rabino Samuel Levin.

En el comunicado, Zbar agrega que el pedido a la Daia estuvo lejos de las intenciones de “lavar la responsabilidad de los asesinos y todos sus cómplices”, si no que “solo perseguía enfatizar que en el futuro fuera el propio Estado quien persiga las condenas”.

 La Daia se plantó a través de un comunicado: “La entidad hace saber que no tiene la intención de desistir de la mencionada querella, pero que someterá el caso a consideración de todas sus instituciones adheridas y filiales del país”, señalaba el texto, firmado por el presidente de la organización, Jorge Knoblovits, y su segundo, Marcelo Taussik.

Como era de esperar la nueva conducción de la entidad, encabezada de manera interina por Ariel Eichbaum, ha tomado la decisión de remitir a la Daia una nota en la que se solicita el retiro de la carta enviada, de manera de dejar sin efecto el requerimiento.

Ahora, pese a que en la comunidad judía como en todo grupo político hay halcones y palomas, están intentando bajar los decibeles del conflicto y dar por superada la crisis, que había sido festejado por allegados a la expresidenta y que amenazaba con escalar hasta tornarse inmanejable para la dirigencia de la mutual.

Quien quedó “magullado” luego del episodio fue, precisamente, Zbar, que fue durante años el “operador en las sombras” de los distintos gobiernos del Bloque Unido Religioso, que maneja la Amia desde hace una década, hasta su triunfo, a mediados de 2017.

Eichbaum, en tanto, nace con una debilidad de origen: firmó la carta de la Amia hacia la Daia que desató conmoción y rechazo. Además de sostenerse en el apoyo de su partido, cuyo líder espiritual es el rabino ortodoxo Samuel Levin, Eichbaum tiene aún la adhesión del partido de derecha Likud, al que pertenece el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu. “No va a haber elecciones anticipadas, pero la gestión quedó muy deteriorada”, afirmó un dirigente comunitario.

Para colmo este conflicto pone al sector nuevamente en la palestra apenas acallados los ecos del papelón del acoso de Cohen Sabat con Esmeralda Mitre. Lo que a muchos de la comunidad aún los avergüenza.

La verdad es que más allá de las internas propias de cada comunidad, sus complejidades y subgrupos, en este caso la larga sombra de la grieta que divide irremediablemente a los argentinos, se ha enseñoreado en la comunidad judía y tendrán que trabajar mucho para cerrarla.


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