Editorial

La importancia de la inmunidad de rebaño


Las vacunas, además de tener un efecto individual poderoso, tienen un efecto secundario positivo porque crean inmunidad colectiva, inmunidad de rebaño. Si un niño no vacunado está rodeado de niños vacunados va a ser complicada la circulación de los microorganismos que pueden dar lugar a la patología.

¿Qué es la inmunidad? Es la resistencia a contraer una enfermedad. La inmunidad puede ser natural o artificial, y cada una de ellas –a su vez- activa o pasiva. La inmunidad pasiva artificial son los sueros (de acción corta). La inmunidad activa artificial son las vacunas (de acción mucho más larga).

La inmunidad natural pasiva es la que transmite la madre al feto, vía cordón umbilical (corta). La inmunidad natural activa es la que se obtiene por haberse enfermado (es la más larga, la más eficiente, pero también la más riesgosa, si la enfermedad en cuestión es muy letal).

Cuando al menos un 70 por ciento de la población alcanza esta última forma de inmunidad, hablamos de “inmunidad de rebaño”, con la cual se supone que la transmisión comunitaria queda reducida a su mínima expresión. Es un “efecto vacuna”, pero 100 por ciento natural.

Veamos dos ejemplos: España y el Reino Unido. España impuso una cuarentena sui generis (llamada “estado de alarma”), que no evitó un gran número de muertes, y no alcanzó la inmunidad de rebaño (solo el 10 por ciento de la población está inmunizada).

El Reino Unido es el país –después de EE.UU.- que más mortalidad ha tenido en números absolutos. En números relativos (cantidad de habitantes / cantidad de muertos y cantidad de infectados / cantidad de muertos), supera a EE.UU. con holgura. Sin embargo, parece haber alcanzado la inmunidad de rebaño. Eso sería una victoria, pero a “lo Pirro” y habría que ver qué opinan los británicos sobre ese tipo de “victoria”.

La lógica sería tratar de alcanzar la inmunidad de rebaño, pero sufriendo la menor cantidad de bajas posibles.

Se pueden citar algunos ejemplos bélicos. Por un lado, el desembarco en Normandía fue trascendental y heroico, ya que marcó el principio del final del Tercer Reich; pero también significó la mayor matanza en una sola batalla.

Por otro lado, el ataque japonés a Pearl Harbor fue un acto traicionero, pero –desde el punto de vista bélico- causó gran daño con un número de bajas (japonesas) reducido, proporcionalmente hablando.

Y esta pandemia también es una guerra. ¿Cómo alcanzar la inmunidad de rebaño en Argentina (y el resto del mundo) y vivir para contarlo? Proveyendo a la población de los medicamentos más efectivos para su protección (tanto para profilaxis de los “sanos”, como para tratamiento de los “enfermos”), y liberando gradualmente la cuarentena. ¿Es eso sostenible en el tiempo? La respuesta no es “sí” ni es “no”; la respuesta es depende.

Si se apela a medicaciones de ensayo (2.000 dólares por paciente y por día) es imposible ya que es insostenible.

Si se apela a sueros y/o plasmas, recuérdese lo dicho más arriba: eso no es inmunidad natural, ni es inmunidad duradera, ni los hay en cantidad y calidad como para su sustentabilidad.

Si se apela a vacunas, basándonos en datos serios, todavía falta mucho.

Si se apela a medicaciones que han demostrado (en forma estadísticamente aceptable) su efectividad, aprobadas por la Anmat y de bajísimo costo, eso es posible, aun para economías tan vulnerables como la argentina.

El uso terapéutico de ivermectina + aspirina, demostró una eficacia de 10 a 1 para evitar que los pacientes leves (de manejo ambulatorio) pasasen a formas moderadas y/o severas (que requieren internación).

A su vez, en los internados, el uso de ivermectina + dexametasona + enoxaparina (a la cual puede agregarse bromhexina), demostró que reduce la necesidad de ingresar a terapia intensiva de 3 a 1. Y, lo más importante, que reduce la letalidad de 7 a 1. Todo ello a un costo de  15 dólares por paciente y por día.

¿Por qué hacemos hincapié en los costos? La vida humana no puede ni debe medirse en términos monetarios, pero la sustentabilidad de las políticas sanitarias sí.

Los datos hasta aquí enunciados no son datos de alquimia: están todos documentados y estadísticamente avalados. Con todo lo anterior, Normandía se transformaría en Pearl Harbor.

Las preguntas que surgen, inevitables, son las siguientes: ¿Por qué la OMS no lo recomienda? ¿Por qué las autoridades sanitarias nacionales no lo aplican?

La primera pregunta tiene una respuesta sencilla, pueril, pero contundente: la OMS no ha acertado nada, desde el brote de Wuhan hasta hoy. Ni un solo concepto, ni una sola indicación, ni una sola sugerencia; todo lo hizo tarde y mal. Y en Argentina se siguen los “lineamientos” de la OMS, como un ciego sigue a otro ciego.


Otros de esta sección...
BuscaLo Clasificados de Pergamino y su región
Buscar en Archivo
Tapa del día
00:00
15:42
Errores:  0
Pistas:  38

Tu mejor tiempo:
12:07
Registrate o Ingresá para poder guardar tus mejores tiempos.

Nueva Partida
1 2 3 4 5 6 7 8 9
Editorial
Funebres
Perfiles Pergaminenses
Lejos del pago
Farmacias de turno

LO MÁS LEÍDO