La Justicia se suma a la lucha contra el narcotráfico

Durante más de 15 años en Rosario y la región fueron los narcos más temidos, ahora la Justicia Federal estableció de forma oficial que “Los Monos” son una banda narco e impuso penas altas para sus líderes. Ya no pasamos la vergüenza de que se los juzgara en tribunales comunes por delitos de violencia, eludiendo la verdad que recién ahora se establece legalmente: son narcos, son una banda y las penas deben estar acordes a esa situación. Esto que sucedió es una buena noticia.

La causa que los llevó al banquillo de los acusados fue a partir de detectar gente que comercializaba droga en una esquina. Fue en Laprida y Chávez, en la zona sur de Rosario, donde policías federales advirtieron que detrás había una trama más compleja que una simple operación de venta de marihuana o cocaína. Los investigadores trabajaron hasta conocer de dónde sacaban la droga los dealers, para quiénes vendían y cómo estaba estructurada esa organización.

Los dos jefes, Ariel Máximo “Guille” Cantero y Jorge Emanuel Chamorro, estaban presos en la cárcel de Piñero. Según la causa, la prisión no fue obstáculo para seguir manejando el negocio en Rosario. Quienes recibían las órdenes eran Vanesa Barrios y Jésica Lloán, sus respectivas parejas, quienes a su vez impartían directivas al resto de los eslabones de la cadena. Por ese motivo la investigación se llamó “Los Patrones”. De acuerdo a los datos conocidos en el debate oral y público, Guille Cantero y Vanesa Barrios se encargaban de la logística alrededor de la cocaína que comercializaba la organización. En tanto, Ema Chamorro y Jésica Lloán lo hacían con la marihuana.

Al juicio oral y público llegaron 39 personas sospechadas en cinco causas. De ese número, 34 fueron condenadas, cuatro resultaron absueltas y una sola recibió la suspensión de juicio a prueba, que es Macarena Cantero, integrante del clan de la zona sur de Rosario.

La sentencia penal de primera instancia de los jueces puso fin a lo que hasta este jueves eran “rumores”. Patricia Celestina Contreras, madre del Pájaro y Guille Cantero, recibió ocho años y seis meses de prisión por participar en el tráfico de estupefacientes, en la modalidad de comercio. Su condena se unificó en 10 años, ya que contaba con una pena de tres años de prisión efectiva dictada por el Juzgado de Sentencia N° 6 de Rosario en octubre de 2015. Diego Fabián Cuello, testigo en favor de Los Monos, fue condenado por ser integrante de la propia banda narco. Recibió 12 años de prisión (11 años y seis meses, pena unificada con otra del fuero provincial de un año y ocho meses).

Las condenas contra los miembros conocidos de Los Monos no están firmes. Por lo tanto, aún no se unificaron sus penas. Guille Cantero recibió 22 años de la Justicia provincial por un asesinato y por la jefatura de una asociación ilícita. Cuando esté firme esa condena y la reciente por narcotráfico, será la Justicia santafesina la que deberá fijar el monto total y el lugar de detención, según comentó el fiscal federal Federico Reynares Solari. De acuerdo a su explicación, quien establece las condiciones de alojamiento y total de pena es el fuero donde se registró la mayor sentencia.

Idéntica situación sucede con Ema Chamorro, aunque al revés. Recibió en el juicio provincial 12 años de prisión (pena ya unificada en ese fuero) y 17 años en el federal. Por lo tanto, cuando queden firmes, será la Justicia Federal la que decidirá dónde quedará alojado y el monto total de la pena, que no se trata de una simple sumatoria entre las sentencias.

El Tribunal Oral Federal N° 3, integrado por Ricardo Moisés Vázquez, Eugenio Martínez Ferrero y Osvaldo Facciano, también dispuso los decomisos del dinero de los vehículos secuestrados y del dinero. Se trata de dos Volkswagen Gol Trend, una Peugeot Partner, un Fiat Fiorino, un Volkswagen Cross Fox, un Chevrolet Celta y un camión Mercedes Benz. Pero lo que la Justicia penal debe revisar es la posibilidad de incautar e inmovilizar los fondos de estas bandas, no solo los móviles, armas o el dinero que esté a la vista y a la mano. Porque, precisamente, son los fondos los que permiten que aunque se le corte una cabeza a la bestia, aparezca diez más, ya que con tanto dinero dando vueltas el negocio sigue con otros personajes si es que unos van presos. Muy distinto sería si se lograra desarticular el negocio al vaciarlo de fondos. Además, del mismo modo que se está haciendo con la ruta del dinero de la corrupción K, la Justicia Penal Económica debe sumarse a la lucha contra el narcotráfico, investigando los negocios lícitos asociados con el blanqueo de la plata “negra” de la droga. Porque todo el gran rédito de este negocio, de algún modo, se está ingresando en el mercado. Esa es la “pata” que está faltando, no solo para desactivar a estas células del crimen organizado sino para evitar que otros cárteles se instalen y proliferen en nuestro país.

Como sucede en todos los aspectos de la vida, si no le ponen la mano en el bolsillo a esta gente, cambiarán los protagonistas pero el macabro negocio seguirá activo.

No obstante lo dicho insistimos en que es una buena noticia ver que la Justicia se suma abiertamente a la lucha contra el narcotráfico. Incluso porque no es fácil ir contra estas bandas. El juicio se inició en un marco muy tenso, después de balaceras contra las viviendas de funcionarios judiciales y contra la Fiscalía y el Centro de Justicia Penal. Tanto estas personas como los buenos policías y sus respectivas familias se han jugado la vida, muchas veces “de brazos caídos” porque no estaba vigente el nuevo código de uso de armas para las fuerzas federales. Por eso se merecen total reconocimiento y, aunque no esté siendo bien interpretado, también necesitan de esta reforma normativa encarada por Patricia Bullrich, para que la lucha contra estas mafias y sus sicariatos no sea desigual.