La mejor vacuna

La vacunación es “el principio del fin” de la pandemia, así lo ha defendido el Gobierno en numerosas ocasiones. Ese principio es un hecho, pero es imposible siquiera estimar cuándo culminará el camino recién comenzado a recorrer.

A pesar de que en numerosos países se estén administrando vacunas contra el Covid-19, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que este año no se alcanzará la inmunidad de rebaño. “No vamos a alcanzar ningún nivel de inmunidad de la población o inmunidad de rebaño en 2021”, declaró Soumya Swaminathan, jefa de científicos de la OMS, en una rueda de prensa, insistiendo en la necesidad de mantener las medidas de higiene, de distanciamiento y el uso de barbijo.

Swaminathan destacó el “increíble progreso” de la comunidad científica global para desarrollar numerosas vacunas en todo el mundo, algunas de las cuales ya se están aplicando en forma masiva, pero dejó en claro que producir las dosis y administrarlas a toda la población es un proceso largo. “Lleva tiempo producir las vacunas en escala, no estamos hablando apenas de millones de dosis sino de miles de millones”, al tiempo que le pidió a la gente, que se encuentra expectante ante la posibilidad de recuperar la normalidad tras un año de pandemia, “que sea paciente”.

La jefa de científicos de la OMS señaló que mientras tanto “no tenemos que olvidar las medidas para contener el Covid-19 que funcionan”. He aquí la clave del éxito sanitario.

Es importante tener en cuenta que ninguna de las vacunas en producción evita el contagio, ninguna esteriliza contra el virus Sars-Cov-2. Es grave que se haya metido en el inconsciente colectivo que con la vacuna “ya está”, que no nos contagiamos, porque no es así. De hecho,  no hay vacuna en el mundo que inmunice 100 por ciento frente a un virus. Lo que aporta la vacuna son anticuerpos para combatir su severidad y por ello es indispensable para la población de riesgo, que en este caso del Covid si sitúa en los mayores de 60 años en cuanto a los grupos sanos. Luego, obviamente, que también se considera de riesgo a quienes con cualquier edad padecen patologías e inmunosupresiones. Para ellos tampoco hay inmunidad con la vacuna sino una protección extra, que también necesitan los médicos por estar expuestos a una mayor carga viral.

Entonces, si aun con la vacuna me puedo contagiar y yo lo quiero evitar, ¿qué debo hacer? Pues las indicaciones son las más sencillas y conocidas: distancia física (que no es lo mismo que distancia social), uso de barbijo e higiene de manos. Sí, lo mismo que venimos escuchando desde el primer día, pero más simplificado aun, atendiendo a que hemos ido aprendiendo de este virus y entendimos que la vida debe seguir porque el confinamiento no puede ser eterno, ni siquiera extenso.

Alguna vez en esta misma página hicimos una analogía con el camino recorrido por la humanidad respecto de otro virus mortal: el VIH Sida. De pensar que con un abrazo nos podíamos contagiar y de que era una patología propia de los homosexuales, pasamos a convivir con un conocimiento más acabado, tanto de la enfermedad como de las maneras de evitar el contagio. Y en el caso del Sida, no existe una vacuna. No obstante ello, toda la población vive tranquila al respecto y hace lo que tiene que hacer para no contagiarse. Así es que el número de afectados nunca ha dejado de descender. Un preservativo y no reutilizar jeringas, en términos generales, son cosas incorporadas al imaginario social. Pero no hemos logrado lo mismo con el Covid: el barbijo sigue siendo un accesorio optativo para algunos y los dos metros de distancia física son medidos vaya a saberse cómo. Tan sencillas de cumplir y, a la vez, tan fácilmente se rompen estas reglas de oro.

La mejor vacuna está a nuestro alcance; es la que nos evitará definitivamente el contagio: distancia física (se puede trabajar, pasear, compartir momentos guardando el espacio necesario), usar el barbijo, no compartir elementos de uso personal e higiene de manos constante.

Cuidarse y cuidar al otro no es más que hacer aquello que se nos ha indicado de una manera razonable, interpretando criteriosamente y utilizando el sentido común.