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En Argentina mueren cerca de 5.000 personas al año como consecuencia de los siniestros viales. Así lo confirma un informe de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (Ansv) en el que se observa, además, que si bien los ocupantes de automóviles explican a la mayoría de las muertes por lesiones de tránsito, la tasa de mortalidad en ocupantes de motos viene incrementándose en los últimos años. Según este organismo, el consumo de alcohol está presente en la mitad de los accidentes viales fatales.
Los datos, que surgen del último informe elaborado por la Ansv, revelan también que el 48,3 por ciento de las víctimas fatales en accidentes viales fueron ocupantes de motos; mientras que 27,6 por ciento de automóviles y 22 por ciento peatones. Por otra parte, las cifras confirman que las causas en los decesos de motociclistas se explican por distracciones por uso de celular, transgresión a las normas de tránsito y transporte de objetos.
En nuestra región la problemática de la seguridad vial no escapa a la media del país. En rigor, basta observar lo que ocurre en las calles y rutas que circundan la región para comprobar que se trata de una cuestión que merece ser atendida con urgencia.
Cabe aclarar que el informe del organismo oficial contiene datos recolectados en todo el país a lo largo de 2018, que son los últimos disponibles. Según esa fuente, en casi el 50 por ciento de las muertes por siniestros viales el alcohol está presente, mientras que en el mismo informe se advierte que los fines de semana el 48 por ciento de quienes manejan lo hacen en estado de ebriedad. Es necesario remarcar que el conductor que va a consumir alguna bebida alcohólica debe saber de antemano que, independientemente de la cantidad que ingiera, verá afectado el funcionamiento del sistema nervioso central ya que el alcohol tiene un efecto psicodepresor, incluso en pequeñas dosis. Estudios realizados en laboratorio demostraron que una persona bajo los efectos del alcohol primero experimenta una estimulación por un cuadro de excitación, pero inmediatamente sobreviene un efecto de sedación que disminuye la agudeza mental y perturba la capacidad de juicio. Es que el consumo de alcohol altera la capacidad para realizar una amplia variedad de acciones motoras, y cómo manejar vehículos es una actividad que requiere de precisión, dependiendo, en gran medida, de las habilidades, los reflejos y la capacidad de tomar decisiones rápidas, es importante que se sepa que la capacidad de reacción de un conductor que ha consumido alcohol se puede reducir hasta un 30 por ciento en comparación con una persona sobria.
Pero eso no es todo. Otro problema que afecta a los conductores que beben alcohol es el de la visión borrosa, a lo que debe agregarse también en estos casos el deterioro de las naciones de distancia, velocidad y peligro. Las cifras que acaba de difundir la Agencia Nacional de Seguridad Vial demuestran que, lamentablemente, son muchos los conductores que no toman conciencia del enorme riesgo que representa para su propia vida y la de los otros conducir con un alto grado de alcohol en sangre, ya que en esta situación se alargan los tiempos de reacción, por lo que las respuestas y maniobras se hacen más lentas y torpes; la visión se ve afectada, en especial, empeora la visión periférica (a los lados), se hace más lenta la adaptación a los cambios de luz (por ejemplo en caso de encandilamiento), y se perciben con dificultad los tonos rojos (tardan en reconocerse las luces rojas del semáforo, las luces de posición y las de freno).
Frente al preocupante escenario que describen las estadísticas, es necesario que las autoridades con competencia en esta materia redoblen sus esfuerzos para realizar controles más eficaces para, por un lado, evitar que se cometan graves infracciones y, por otra parte, sancionar con firmeza a quienes no respetan las leyes viales. La prevención, por supuesto, también es importante y para eso es fundamental que se otorgue una mayor relevancia a la enseñanza de la educación vial en escuelas primarias y secundarias, como así también que sean cada vez más exigentes las pruebas, tanto teórico como prácticas, a la hora de otorgar o renovar las licencias de conductor.
