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Datos oficiales confirman que en un período de cinco años, entre 2013 y 2018, se cuadruplicaron los casos de sífilis en todo el país. Los especialistas advierten que este preocupante incremento afecta a pacientes de todas las edades, pero se observa con mayor frecuencia en jóvenes de 15 a 24 años. La escasa educación sexual y el desconocimiento de las formas de transmisión de ésta y otras enfermedades que se creían controladas contribuyen al relajamiento del cuidado.
La tasa de casos reportados al sistema nacional de salud en varones y mujeres se cuadruplicó entre los años 2013 y 2018 en el país, pasando de 11,7 a 50,4 cada 100.000 habitantes, lo que representa un aumento de un 330 por ciento.
Estas cifras, más que preocupantes, encendieron las luces de alerta de especialistas e investigadores. Solo el año pasado se notificaron 22.428 casos en toda la Argentina, esto es cerca de un 16 por ciento más que en 2017. Pero eso no es todo. Los hospitales reportan casos de sífilis congénita, que son los casos en los que la madre transmite la enfermedad a hijo durante el embarazo.
Los expertos creen que la combinación de varios factores es lo que permitió el resurgimiento en pleno Siglo XXI de una antigua enfermedad como la sífilis que, si bien nunca fue eliminada por completo, se la consideraba bajo control. Entre esos factores están los cambios en las conductas sexuales de las nuevas generaciones, el consumo de drogas de diseño y un relajamiento en las medidas de prevención básicas, como por ejemplo el uso de preservativos. Algunos especialistas agregan a esta lista el exceso de confianza que pudo haber generado, paradójicamente, el avance de la lucha contra el Sida que mejoró el pronóstico de las personas con VIH. Esto lleva a pensar también que podría haber un aumento en el contagio de otras enfermedades de trasmisión sexual, por lo que se impone la necesidad de redoblar los esfuerzos del sistema sanitario, haciendo hincapié en la prevención de este tipo de afecciones.
Respecto de la sífilis debe recordarse que se trata de una infección producida por la bacteria Treponema pallidum (TP), que se transmite por contacto sexual y vertical, es decir durante el embarazo o el parto. De acuerdo con un estudio publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el resurgimiento de ésta y otras enfermedades de trasmisión sexual (ETS) se registra también en distintas partes del mundo. Según el organismo internacional, a nivel global cada año se detectan más de 370 millones de nuevas infecciones de ETS.
No deja de llamar la atención de los especialistas el hecho de que, a nivel global, se registra un incremento de contagios de sífilis reportados, lo que hizo revertir la tendencia a la baja que mostraban los indicadores sanitarios en el último tercio del Siglo XX. En Europa, por ejemplo, en 2017 la tasa aumentó un 70 por ciento comparada con los registros de 2010. Según cifras volcadas en un informe reciente del Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades, por primera vez desde el año 2000 el viejo continente registró más casos de sífilis que nuevas infecciones por VIH.
Volviendo a la situación que se observa en el país, se cree que las deficiencias en la enseñanza en las escuelas de los contenidos establecidos por la Ley de Educación Sexual Integral (ESI) no contribuye a la prevención de enfermedades como la sífilis. Para colmo, según advierten algunos especialistas, en algunos establecimientos educativos del país ni siquiera se enseñan los contenidos mínimos, a lo que debe sumarse lo poco que se habla del tema, por pudor o desconocimiento, en el ámbito familiar, de manera que los jóvenes no siempre tienen acceso a información confiable y segura sobre esta temática. Cabe recordar que la educación sexual es obligatoria en todo el territorio nacional desde el año 2006, ya que así lo establece la ley nacional 26.150, que reconoce el derecho a la educación sexual integral de todas las personas, desde el nivel inicial hasta el superior, en los establecimientos educativos públicos, de gestión estatal y privada de todo el país. Vale aclarar que la norma señala que en las aulas se debe bridar información gradual y adecuada a cada edad y etapa del desarrollo, para que los niños, niñas y jóvenes puedan, entre otras cosas, respetar y cuidar la intimidad propia y la de los demás, prevenir situaciones de abuso sexual e identificar situaciones de violencia y denunciarlas.
