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En la primera semana de julio la Organización Internacional del Trabajo celebrará una cumbre mundial virtual para abordar los efectos del Covid-19 en el mundo del trabajo. Con el objetivo puesto en ese encuentro, propone consolidar cuatro pilares principales basados en las normas internacionales del trabajo: estimular la economía y el empleo, apoyar a las empresas, proteger a los trabajadores y recurrir al diálogo social para encontrar soluciones a los conflictos.
La OIT advierte que el nuevo coronavirus ha empujado al mundo a la crisis humana, económica y social más grave de la época moderna; y por lo tanto plantea enormes desafíos a los líderes de todo el mundo. Frente a este nuevo escenario global, propone adoptar medidas de respuesta a la crisis que apunten a estimular la economía y el empleo; apoyar a las empresas, los empleos y los ingresos; proteger a los trabajadores en el lugar de trabajo y recurrir al diálogo social para encontrar soluciones a los nuevos conflictos que se presentarán una vez que concluya la emergencia sanitaria.
El organismo internacional recuerda que en marzo pasado, la Organización de las Naciones Unidas publicó el informe “Responder ante las repercusiones socioeconómicas de la enfermedad por coronavirus de 2019”, en el que se otorgaba absoluta prioridad a seguir dando una respuesta de salud pública, y continuar la tarea de controlar la transmisión del virus y salvar vidas. No obstante, observa la OIT, la Organización de Naciones Unidas vinculó estrechamente esta prioridad con la acción destinada a mitigar la repercusión de la pandemia en los medios de subsistencia y en el bienestar material de las personas, y con la necesidad de reconstruir mejor después de la emergencia sanitaria inmediata.
El documento preparatorio de la cumbre de la OIT observa, por otra parte, que la pandemia dejó en evidencia la extrema vulnerabilidad de millones de personas y de empresas. Según las últimas estimaciones del organismo, el número de lugares de trabajo que han cerrado en todo el mundo en respuesta a la Covid-19 ha reducido en un 10,7 por ciento el total de horas trabajadas en el segundo trimestre de este año. Esto ha provocado la pérdida de 305 millones de empleos, si se toma como base una semana laboral de 48 horas. Inicialmente, la región más afectada fue la de Asia y el Pacífico, pero actualmente es la de las Américas, seguida por la región de Europa y Asia Central, dado que el epicentro de la pandemia se ha ido desplazando hacia el oeste.
Se advierte, además, que si bien desde el punto de vista médico el virus no discrimina, en el mundo del trabajo, en cambio, golpeó con dureza a las personas más desfavorecidas y vulnerables, y puso en evidencia enormes desigualdades en la mayoría de los países: a nivel global, en la economía informal seis de cada diez trabajadores viven con sus magros ingresos diarios. Según datos de la OIT, de estos 2.000 millones de trabajadores, 1.600 millones ven amenazados sus medios de subsistencia, dado que el ingreso medio en la economía informal se contrajo un 60 por ciento en el primer mes de la pandemia. Esto provocó un aumento dramático de la pobreza, lo que llevó al Programa Mundial de Alimentos a declarar en abril que la próxima pandemia podría ser una pandemia de hambre.
Por otro lado, en el mundo del trabajo la pandemia afectó más a las mujeres que a los hombres. Es que las mujeres tienen una mayor presencia en los sectores más castigados, como el sector de los servicios, y en las ocupaciones que están en primera línea de la lucha contra la pandemia, principalmente en el sector de la salud y de los cuidados a las personas, donde representan el 70 por ciento del personal. Las mujeres también tienen menos acceso a la protección social y asumen de manera desproporcionada la responsabilidad de la prestación de los cuidados, lo cual se exacerbó con el cierre de las escuelas o de las instalaciones de cuidado. Además, las mujeres que trabajan en la economía informal se encuentran a menudo en las situaciones más vulnerables, como es el caso de las trabajadoras domésticas, que con demasiada frecuencia se encontraron en circunstancias de extrema dificultad.
Es de esperar que los distintos sectores sumen esfuerzos para luchar contra la pandemia, porque además de ser una amenaza para la salud pública, los impactos a nivel económico y social ponen en peligro los medios de vida y el bienestar de millones de personas.
