Editorial

Macri y su “bala de plata” para octubre: que repunte la economía


Así como en 2011, cuando Mauricio quería ser candidato, nos opusimos radicalmente porque no había cómo ganar, porque la potencia de la señora Cristina Kirchner se había multiplicado con su viudez y era invencible; con esa misma seguridad, ahora vemos con optimismo la próxima elección”, indicó Jaime Durán Barba. Pese a la crisis económica, el ecuatoriano, asesor del presidente, cree este año que Macri y Vidal tienen posibilidades de ser reelectos en sus cargos y ya se puso en marcha la estrategia para lograr los objetivos.

De acuerdo a sus encuestas propias explicó que la corrupción le preocupa a un sector de la clase media pero la economía a todos, razón por la cual aspira a un tiempo de estabilidad en la materia para encarar los comicios. Que el dólar, concretamente, no esté en la tapa de los diarios azuzando los ánimos.

“No es que las elecciones están ganadas, pero estamos óptimamente posicionados. Hay una adversaria popular y poderosa, sin duda, que tiene bases y algo muy peculiar a su alrededor: fanatismo. ¿Podemos decir que está seguro el triunfo? No. ¿Podemos decir que está perdida la elección? No. Pero si trabajamos sensatamente, vamos a ganar”, dice.

En este marco, dijo que es muy difícil que surja una tercera fuerza que rompa el escenario polarizado entre Macri y Cristina; ni tampoco una figura rupturista por fuera de los partidos tradicionales. Podemos coincidir en este punto con el gurú ecuatoriano, porque no falta mucho para los comicios de octubre y el armado del peronismo anti k viene claramente desangelado, con escasa potencia y sin figuras capaces de hacer fuera en un comicio general presidencial.

Por si la economía no logra ni un mínimo repunte, la crisis en Venezuela pasó a ser la estrategia electoral de Durán Barba. Por un lado, acentúa la grieta entre macristas y cristinistas, a la que apela el oficialismo por consejo del asesor en base a sus encuestas, y a la vez le permite una distracción generalizada sobre su mayor punto débil: la economía. 

Para mayores beneficios, no trae consecuencias ni efectos secundarios como sí lo hacen las apuestas con las que empezó el año: la baja de la edad imputable a los menores que cometen delitos o el decreto para rescatar millones de la corrupción por la extinción del dominio. Son temas que en algún punto dividen, no así Venezuela que suma cada vez más adeptos contra el régimen de Nicolás Maduro, incluso en la misma tropa kirchnerista. Sin embargo, Cristina guarda silencio en el tema y algunas figuras K han apoyado el desastre venezolano, lo que será aprovechado por el oficialismo, bajo el lema duranbarbista “un año de Cristina y somos Venezuela”.

Y la verdad es que Venezuela es ahora un placebo en la agenda argentina: Maduro, Guaidó, o Trump, Putin y Xi Jinping, y hasta Bolsonaro cabe en la discusión de la actual administración para encontrar otros ejes de campaña alternativos.

Sin ser gurúes hay que poner sobre la mesa las posibilidades de un triunfo del oficialismo en la actual crisis económica, con dos aumentos de servicios en febrero y en abril (que quizá no sea el último tampoco), la caída de la industria, del empleo y la recesión que asfixia a propios y extraños. Y no tenemos antecedentes históricos de un triunfo cuando la economía es tan adversa en pleno año electoral.

¿Alcanzan los temas políticos, los que involucran a la minoridad y el delito, a la inseguridad, a Venezuela para ganar una elección con la economía tan complicada?

Porque mientras el oficialismo planea una campaña con asuntos alternativos, todos los sectores de la oposición, desde el kirchnerismo pasando por el peronismo anti k, la izquierda y la derecha, su discurso es desde el comienzo al fin, la economía, que es donde creen que pueden hacer pie con más comodidad.

Lo que aseguraría a Macri la reelección, más allá de toda duda, sería un repunte de la economía, aun cuando se trate de una cuestión del momento, un dólar tranquilo unos meses y parar con los tarifazos que tan mal humor social generan a esta altura. Pero si todo sigue empeorando, el riesgo de seguir ahondando la grieta con el kirchnerismo, que tan buen resultado le dio en el pasado, ahora puede volverse en contra, forzando aun más una polarización cuyo resultado puede ser inesperado.

Las encuestas no dan gran preeminencia ni a Macri sobre Cristina ni al revés, de modo que los resultados electorales resultan una incógnita a estas horas, lo que supone un alto grado de incertidumbre que, a su modo, también impactará en la economía.

Veremos cómo evoluciona el año electoral, pero a priori, el Gobierno debería enfocarse en un repunte en la economía que represente un alivio en la sociedad en general, para poder utilizar ese respiro como la “bala de plata” que lo posicione de manera inmejorable para aspirar a un segundo mandato.


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