Editorial

Micros de dos pisos y errores humanos


La seguridad que ofrecen los micros de doble piso para viajes de media y larga distancia en Argentina volvió a ser puesta bajo la lupa después de una serie de accidentes que costaron varias vidas y causaron decenas de heridos.

Pero en verdad, ¿estos accidentes se produjeron por la inestabilidad de las unidades o por causas atribuibles a errores humanos?

Veamos: hay de sobra estudios que indagan sobre el uso de  micros de doble piso y todos coinciden en que  no son seguros al momento de efectuar maniobras bruscas o  soportar los efectos de vientos laterales de gran magnitud.

Claramente esas conclusiones se logran a partir de cálculos científicos y nada de eso podría rebatirse desde la redacción de un diario ni desde la mesa de un café. Pero sí podría plantearse la pregunta de ¿por qué no hay muchos más siniestros con estas unidades supuestamente tan inseguras si es que circulan de a cientos simultáneamente a lo largo y ancho del país?

“Otra vez un micro de doble piso” se repite cada vez que hay un accidente con un colectivo de larga distancia. Pero ¿cómo no va a ser así si más del 90 por ciento del parque automotor que lleva pasajeros por las rutas del país son de doble piso?.

Es que más allá de la mala prensa que tienen estas unidades en el ambiente de los analistas, da la impresión que los pasajeros se inclinan por vehículos monumentales e impactantes, vaya a saber por qué extraña razón. Según una encuesta de Cesvi Argentina (que agrupa a aseguradoras de transporte) realizadas en la Terminal de Retiro, sobre 100 pasajeros a punto de abordar distintos micros de larga distancia, el 80% manifestó la preferencia de viajar en ómnibus de dos pisos por ser modernos, cómodos y espaciosos, y sólo un 20% puso una voz de duda respecto a la seguridad de este medio de transporte.

La advertencia de los investigadores se apoya también en que sólo en nuestro país estos micros recorren distancias largas. Por el contrario, en Europa se destinan a servicios turísticos en recorridos cortos (no más de 300 ó 400 kilómetros).

Para entender el porqué Argentina se acostumbró a los micros de doble piso hay que retroceder un poco en el tiempo. Hasta 1980, los ómnibus de larga distancia poseían dos ejes, su longitud no superaba los 12 ó 13 metros y, por lo general, la altura total no excedía 3,50 metros. Estas características técnico-constructivas determinaban que durante el desplazamiento (aún a velocidades relativamente altas) los micros tuvieran un comportamiento estable, con un nivel de seguridad adecuado.

A comienzos de los ´80, algunos de los más importantes constructores de Rosario (donde se concentra la industria nacional de carrocerías) plantearon diseños de productos de mayor altura, que con el tiempo tuvieron gran aceptación en el sector de los empresarios del transporte. Estas unidades se conocen como de “piso elevado”, porque tienen la cabina para los tripulantes más baja que la de los pasajeros.

El siguiente salto en el tiempo llega a 1986, cuando comenzaron a construirse unidades de “piso y medio” (cabina de pasajeros por encima de la del conductor y sus auxiliares, superpuestas al frente) y a 1988 cuando llegó el turno de las de “doble piso” (dos cabinas para pasajeros, en diferentes niveles y superpuestas).

Pero es recién a partir de 1992-93 cuando estos grandes micros empiezan a tener una aceptación definitiva en el mercado, luego de la paralización del transporte ferroviario en casi todo el país, que llevó a una gran masa de pasajeros a cambiar el tren por el micro para recorrer largas distancia. A ello debe agregarse que para rentabilizar el servicio, los empresarios del transporte decidieron llevar cada vez más pasajeros en una misma unidad.

Es decir que hace más de 25 años que estos micros surcan las rutas argentinas y mientras los técnicos siguen opinando que son inseguros, la industria los sigue fabricando, las empresas de transporte los siguen adquiriendo y los pasajeros los continúan utilizando. A la par, no se oyen tantas voces que remarquen que en la mayoría de los siniestros en los que está involucrado un micro de dos pisos, un error humano fue determinante para que ocurriera la tragedia y no la altura de la unidad.

Ahora se ha vuelto a poner el tema sobre el tapete y el Gobierno inició un proceso de análisis que demandará 60 días para tomar decisiones con respecto a la conveniencia o no de su uso. No hay dudas de que los informes técnicos hablarán de una menor estabilidad ante maniobras bruscas con relación a unidades de un piso. Pero ¿habrá decisiones tajantes que lleguen al extremo de prohibir estos micros? ¿No sería mejor reforzar los controles sobre los choferes y las empresas que suelen obligarlos a conducir más horas que las recomendadas? Porque al fin de cuentas, según vemos en las estadísticas de las causas que generan accidentes viales, los errores humanos son más frecuentes que las fallas mecánicas.


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