Editorial

Obesidad infantil: un asunto para atender en la casa y en la escuela


La Argentina es, en la región, uno de los países que tienen las tasas más altas de obesidad en niños menores de cinco años. Según especialistas de la Sociedad Argentina de Pediatría y de la oficina local de la Organización Panamericana de la Salud, se trata de un problema muy grave que obliga a adoptar urgentes medidas para evitar que tenga un impacto más serio en la salud pública.

Se estima que el 30 por ciento de los niños argentinos en edad escolar tiene sobrepeso y un 6 por ciento padece obesidad. Así lo advierte un documento de la cartera sanitaria nacional, titulado “Alimentación Saludable, sobrepeso y obesidad en Argentina”.

Frente a este preocupante panorama, Unicef Argentina presentó ante legisladores nacionales una serie de recomendaciones y de medidas a adoptar con el fin de poner freno a esta epidemia, que también afecta a adolescentes.

El informe, que el organismo internacional elevó ante parlamentarios que integran el Observatorio Parlamentario Agenda 2030 de la Cámara de Diputados y el Observatorio de Derechos Humanos del Senado de la Nación, advierte la necesidad de redoblar los esfuerzos para atender este problema de salud en la infancia. En ese sentido, el documento remarca que es fundamental trabajar en la prevención con niños y adolescentes, ya que en esa etapa del desarrollo es cuando los chicos son más vulnerables a la influencia de los mensajes del entorno y se construyen los hábitos de la edad adulta.

Las recomendaciones incluyen tanto la regulación del etiquetado y la publicidad de los alimentos poco saludables, como la aplicación de subsidios a frutas y verduras y propuestas para la protección de los espacios escolares. En concreto, Unicef propone adoptar cinco medidas: prohibir la promoción, publicidad y patrocinio de alimentos y bebidas no saludables; proteger a escuelas y otros entornos frecuentados por niños y adolescentes garantizando que sean libres de promoción o venta de productos perjudiciales para la salud; regular el etiquetado frontal de los alimentos y bebidas para identificar con claridad aquellos que sean altos en sodio, azúcares libres y grasas; establecer impuestos especiales para alimentos y bebidas de bajo valor nutricional, y subsidios para alimentos naturales, en especial frutas y verduras; complementar todas las políticas con comunicación masiva y campañas de educación nutricional.

El informe de Unicef sostiene, además, que el etiquetado frontal de ciertos productos alimenticios es una herramienta muy útil a la hora de proteger a las personas más vulnerables y en mayor riesgo nutricional, ya que se comprobó que estos consumidores evalúan menos críticamente los productos y son los más influenciados por el etiquetado. Por otra parte, el documento observa que los establecimientos escolares deben alentar las actividades físicas entre los niños y adolescentes, y no promover ni vender productos perjudiciales para la salud de los chicos.

Al respecto, una de las recomendaciones señala que las políticas escolares que desalientan el consumo de alimentos ricos en grasas, azúcares y sal ayudan a formar hábitos saludables y a prevenir la obesidad. También observa que distintas experiencias han confirmado que facilitar el acceso de frutas y verduras a los niños en el ámbito escolar mejora la actitud positiva de los alumnos hacia esos productos y predispone a aumentar su consumo en la edad adulta, con todo lo que eso representa en beneficio de la salud de las personas.

Por último, Unicef aconseja combinar impuestos a productos de bajo aporte nutricional con subsidios a alimentos naturales. Sobre ese tema, la Organización Mundial de la Salud considera que el impuesto a las bebidas azucaradas debiera aumentar por lo menos un 20 por ciento el precio de venta para reorientar el consumo, mientras que el precio de las frutas y las verduras tendría que bajar por lo menos entre un 10 y 30 por ciento para atraer la preferencia de los consumidores.

Debe señalarse, por otro lado, que estudios encargados por la Organización Mundial de la Salud revelaron que la exposición de los preescolares a 30 segundos de publicidades en la televisión influye en sus preferencias de consumo. Lo mismo ocurre con el uso de personajes, logos, diseños decorativos o figuras de deportistas en los envoltorios. Por eso es necesario que en los hogares y las escuelas se facilite el acceso a una alimentación más saludable para los chicos y, además, se promueva la realización de actividades físicas por parte de niños y adolescentes.


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