Editorial

Para el Fondo Monetario se terminaron las arcas llenas en América Latina


El Fondo Monetario Internacional (FMI) dio un pronóstico pesimista, respecto de nuestro país y la región que parece confirmar el fin de una era de crecimiento en América Latina.

Respecto de la Argentina, dice el Fondo que habrá que esperar por lo menos hasta 2017 para que se produzca un crecimiento efectivo en la economía del país. Lo más alentador al respecto es una agónica recuperación de apenas 0,1 por ciento para el año próximo, lo que equivale a un registro virtualmente ínfimo de actividad. Concretamente cree que no creceremos nada. Mientras tanto, lo que caracterizará la economía de nuestro país será un clima de “estanflación”, con una inflación controlada pero todavía alta para una situación de crecimiento nulo.

Esto presupone que quien gane las elecciones de octubre, sea Daniel Scioli, Mauricio Macri o Sergio Massa, tendrán que luchar mucho para evitar que ese tan escaso crecimiento mejore o no termine siendo negativo. No les esperan buenas épocas al nuevo gobierno, más allá de que tomen las primeras medidas acertadas o desacertadas. En este segundo caso el riesgo que corre la Argentina es mayor. Lo que nos muestra nuestra joven historia –y esto no deja de ser positivo- es que una vez tocado el fondo no queda otro camino que salir hacia arriba. Y en ese caso, el potencial productivo con que cuenta nuestro país es una ventaja respecto de otros de la región que carecen de condiciones naturales favorables.

La proyección es todavía más preocupante para Brasil, ya que el Fondo señaló que la principal economía de la región caerá este año 1 por ciento, es decir que se achicará.

Los especialistas opinan que es Brasil el que está arrastrando en buena medida lo que pasa en la Argentina, porque el país vecino es nuestro principal socio en el Mercosur y si su economía decae, la nuestra necesariamente sufrirá esta consecuencia, más allá de los problemas propios que tengamos.

El documento del FMI, previo a su asamblea anual que se realizará mañana, incluye, por primera vez en muchos años, una previsión de inflación. En ese punto, la proyección es del 18,6 por ciento frente al 27 por ciento que están midiendo las consultoras privadas. No deja de ser alto el porcentaje que da el Fondo, sin embargo es mucho menor al que dicen los operadores argentinos que padeceremos. El tema es que sin crecimiento, ese índice menor tendrá los mismos efectos que el actual.

No olvidemos que después de Venezuela, cuya economía atraviesa por un desastre de proporciones dantescas, la inflación proyectada es la segunda más alta para la región. La gestión del presidente Nicolás Maduro, ha llevado al país a un costo de vida de 96,8 por ciento para este año. Una situación insostenible para los venezolanos, que se traduce en protestas, represión y ausencia absoluta de paz social.

En realidad, como dijimos al comienzo, todo lo referente a los próximos años en América Latina es de menor crecimiento que en los últimos años, como si una primavera regional se hubiese terminado. En nuestro caso, como exportadores de commodities –especialmente soja- los pronósticos no son auspiciosos porque se estima que la oferta de nuestros competidores seguirá siendo abultada y creciente.

Todo parece indicar que se consolida el final de las arcas llenas debido al boom de los commodities que caracterizó las exportaciones de los últimos años, y que vienen, por el contrario, tiempos mucho más austeros.

La Argentina (y otros países también en la región) ha recibido enormes beneficios en los años pasados por la venta de granos, lo que contribuyó (retenciones mediante) a lograr un Estado rico en divisas. Esas divisas se fueron achicando debido a la competencia internacional y al capricho de trabar exportaciones clave como el trigo, lo que trajo en consecuencia una disminución en la superficie de siembra. Mientras se desarrollaba este panorama de disminución de divisas, el gasto público siguió creciendo de manera exponencial. Basta recordar, sólo como botón de muestra, que el gasto en concepto de publicidad y comunicación es de 45 millones de pesos al día. Si se vienen épocas de menores ingresos ¿qué se hará con los gastos del Estado?, ¿por dónde va a reducir? En este sentido cada postulante a presidente tendrá una respuesta distinta. 

Si bien en la región son Brasil y, sobre todo, Venezuela, quienes se llevan las peores noticias, la perspectiva para la Argentina es bastante apagada para los dos próximos años. Se proyecta que en la Argentina el crecimiento será ligeramente negativo en 2015, y que la caída de la inversión y las exportaciones se verá compensada, en parte, por un gasto público más fuerte y un mayor consumo privado, el que sabemos se sostiene en buena parte con aportes estatales también, en forma de subsidios y beneficios.

Sin embargo, es de suponer que el nuevo Gobierno que asumirá en diciembre que, como decíamos antes, se encontrará con un panorama sombrío, pueda revertir algunas de las cuestiones que están trabando nuestra economía, como el cepo al dólar o la excesiva ingerencia del Estado en las exportaciones e importaciones. No obstante serán años seguramente duros para quien triunfe en octubre. Y para nosotros también.

No le espera poca tarea a quien resulte electo presidente de la Nación, de quien se espera que genere los cambios estructurales que nos saquen de esta coyuntura pero con los períodos de adaptabilidad necesaria tanto para los empresarios como para los hombre de a pie. Es sabido el daño que ha sufrido la Argentina cuando se han propuesto medidas completamente contrarias en la economía de un día para otro.


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26 de Abril de 2024 - 05:00
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