Paro importante con cruces entre sindicalistas y la presidenta

El paro ya se produjo, logrando éxito importante sobre todo en los grandes centros urbanos, teniendo en cuenta que el cese de transportes impide a los trabajadores ir a cumplir con sus empleos, si quisieran hacerlo, por las grandes distancias.

Comenzó siendo un paro sectorial de los gremios del transporte, pero luego terminaron adhiriendo gremios como Gastronómicos, Docentes y otros.

Fue, como dijimos un paro masivo, sin embargo cuestionado también por sus consignas que se pusieron en debate, siendo el cuarto paro que le hacen a la presidencia de Cristina Kirchner.

El tema puesto sobre la mesa fue subir el piso o eliminar, directamente, el impuesto a las ganancias como eje central. El sindicalismo opositor, que contó en esta oportunidad con el respaldo de algunos gremios alineados con el Gobierno, no piensa detener aquí sus reclamos y ya tiene en su agenda un plan de lucha para este período electoral, que contemplaría en el corto plazo otra huelga que podría ser de 36 horas y una movilización a la Plaza de Mayo. Impulsan esta medida Hugo Moyano, Luis Barrionuevo y Pablo Micheli, los referentes de las centrales obreras opositoras.

En este paro no hubo disturbios y además el comercio en las grandes ciudades, prefiere cerrar sus puertas por dos motivos: uno porque no circula la gente que normalmente lo hace, de manera que sus ventas son exiguas en los días de protesta. Pero además, como ha sucedido en otras ocasiones, les han roto vidrieras y hasta han ingresado a locales a hacer destrozos por no respetar la medida de fuerza.

Moyano y Barrionuevo, al comienzo estaban tibios con el paro porque como el transporte ya les había dejado colgadas algunas protestas que terminaron en fracaso, temían que sucediera de nuevo. Recién cuando vieron firmes a los sindicatos del transporte se sumaron y hasta coparon el centro de la escena dejando a un costado a los organizadores primigenios.

La presidenta, que previamente había mandado a funcionarios a persuadir con subsidios y advertencias de sanciones a los transportistas, salió a contestar la misma noche del paro. Y desde La Matanza donde inauguraron cloacas, reprochó a los gremialistas su egoísmo defendiendo a los que más ganan y pagan impuesto por eso, frente a los que menos ganan. También minimizó el impacto de la huelga con el argumento de que Ganancias es tributado por el 10,2 por ciento de los trabajadores registrados y el 0,7 de los jubilados. Dijo Cristina que era un aporte solidario. 

Y no se privó de llamar a los gremialistas de “oligarcas” y de olvidarse de “los que menos ganan”. Además, Cristina Kirchner reivindicó sus logros de gestión en materia salarial, al recordar que en 2004 se reactivaron las negociaciones paritarias y el Consejo del Salario.

Moyano no se quedó callado y replicó siempre por los medios, que la huelga “fue contundente” y que la realidad no puede taparse. Para colmo se dio el lujo de mostrarse con gremios que hasta hace poco eran afines a la Casa Rosada y ahora fueron los promotores de la huelga. Se trata de los colectiveros de la UTA y de los maquinistas de tren de La Fraternidad, cuyos referentes son Roberto Fernández y Omar Maturano. Ambos mantienen sus diferencias con Barrionuevo y Micheli, y sus presencias no están aún garantizadas en caso de un nuevo paro pero en la huelga del martes, fueron funcionales a los gremios opositores. No se sabe incluso si tras esta situación, no se logre alguna unidad del sindicalismo tema que al Gobierno le preocupa, porque si se unen opositores y oficialistas en la vereda de enfrente, no habrá paz social en los meses previos a las elecciones.

No olvidemos que Antonio Caló, jefe de la CGT oficialista y de la Unión Obrera Metalúrgica, dio luz verde para que sus afiliados adhieran a la medida. Además, sin diferenciarse de Moyano y Barrionuevo, criticó los alcances de Ganancias y dijo que el reclamo “es legítimo”. Además hubo dos gremios vinculados a la central de Caló que hicieron pública su participación en la huelga: el de la Alimentación, que encabeza Rodolfo Daer, y la Federación de Petroleros y Gas, cuyo referente, Alberto Roberti, es, además, diputado nacional del Frente Renovador de Sergio Massa. 

Los gremios actuaron así en tándem, dispuestos a exhibir su descontento y a enviar mensajes tanto para el kirchnerismo como para el futuro gobierno. No pretenden sólo una solución a Ganancias, demandan un interlocutor directo, para sus reclamos. Y sabiendo que a Cristina le queda poco en el poder, están mandando un mensaje con este paro y los que vengan, también a los candidatos, que tomen conciencia “de lo que van a padecer si no los escuchan”, sería el subtexto.

Lo que el Gobierno aprovechó además, son los exabruptos de algunos gremialistas que siempre dan la nota, como Luis Barrionuevo que dijo: “Kicillof, el ‘rusito’, como lo llaman ahí adentro, no da respuesta y la presidenta hace lo que dice Kicillof. Y Kicillof está manejando los números y los números, si aflojan con esto, seguramente no podrá cumplir con algunos planes sociales”. Lo de “rusito” fue tema de debate en todos los canales de noticias, tomándose como un acto de discriminación. Hubiese hecho mejor Barrionuevo cerrando la boca. 

También se cuestionó a Julio Piumato que dijo que los que no iban al paro son los que mataron a Nisman. Una idea un poco descabellada y desafortunada.

Llegado este punto hay dos aspectos que poner sobre la mesa: el salario no es ganancia, lo hemos dicho hasta el cansancio, es retribución de trabajo y el piso de 15 mil pesos con la inflación existente es bajísimo, además. En este sentido el reclamo es legítimo.

La otra cuestión es que faltando tan poco para hacer las listas, en el ambiente político tienen la suspicacia de que los sindicalistas quieren levantar el perfil para ser llamados por los candidatos a presidentes con promesas a futuro si ganan, o con lugares en las listas, por las dudas…

Todo es parte del análisis, en esta Argentina que este año se ha vuelto muy compleja con las presidenciales.