Preocupantes indicadores de la escuela secundaria

Las evaluaciones en la escuela secundaria vienen mostrando, hace ya varios años, las dificultades de aprendizaje que una importante porción del alumnado tiene en este nivel educativo. Los resultados de las últimas pruebas Aprender, con datos de 2019, no son la excepción. Un reciente informe del Ministerio de Educación de la Nación revela que casi el 72 por ciento de los alumnos argentinos tiene un nivel básico o bajo en matemática.

Pero hay otro problema que también merece atención: el de la terminalidad en la escuela secundaria. El ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta, confirmó que solo tres de cada diez adolescentes finaliza a término el nivel medio. En otras palabras, un alto porcentaje de los estudiantes demora más de lo programado para obtener el título que otorga el nivel secundario de enseñanza, con todo lo que esto representa para los jóvenes que deben prepararse -incorporando aprendizajes y desarrollando competencias- para acceder al mundo del trabajo.

A principios de este año, cuando todavía no se estaba frente al grave problema de la pandemia, un informe elaborado por la Fundación SES y el Centro de Estudios para el Desarrollo Nacional Atenea advertía que una amplia franja de la población del país no accedía a oportunidades educativas, en gran medida por encontrarse en situaciones de vulnerabilidad, pobreza o indigencia. El documento señalaba, además, que para poder contribuir con los ingresos de sus familias, en la mayoría de los casos estos jóvenes abandonan la escuela, lo que se traducía luego en mayores dificultades para incorporarse al mundo laboral. Los datos de ese informe formaron parte del llamado “Monitor de Empleo Joven” elaborado en base a lo declarado por jóvenes que viven en los principales centros urbanos del país en la Encuesta Permanente Hogares (EPH), que fue publicada por el Instituto de Estadísticas y Censos de la Nación (Indec) durante el tercer trimestre de 2019.

Es evidente que lo que pasa en el ámbito educativo tiene una estrecha relación con lo que sucede en los hogares. Basta mirar el desempeño que tienen los estudiantes de los países con mejores indicadores de desarrollo humano (Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega, Suecia) en las pruebas internacionales. Los resultados de la evaluación de estos alumnos, invariablemente, figuran en lo más alto del listado de los exámenes. ¿Es pura casualidad que en esas naciones no exista la escandalosa desigualdad que se observa en la Argentina y el resto de los países de la región? No es un secreto que las sucesivas políticas económicas desacertadas por parte de los últimos gobiernos provocaron en nuestro país un aumento en los niveles de desigualdad de ingresos.

Según los resultados de las pruebas Aprender 2019, el 42,8 por ciento de los alumnos se encuentra por debajo del nivel básico en matemática; el 28,6 alcanza un nivel básico y el restante 28,6 se ubica en un rendimiento satisfactorio o avanzado en esa materia. Los datos son mejores en Lengua: el 18,6 por ciento de los estudiantes está por debajo del nivel básico, mientras que el 19,7 por ciento cuenta con conocimientos básicos en esta materia. A su vez, el 46,1 por ciento presenta un nivel satisfactorio y solo el 15,6 por ciento es avanzado. Las evaluaciones en Ciencias Naturales, en tanto, revelaron que el 6,5 por ciento de los estudiantes está por debajo de los niveles básicos; el 18,7 por ciento tiene un conocimiento básico; mientras que el 66,5 por ciento logró un rendimiento satisfactorio y el 8,3 por ciento uno avanzado. Las pruebas en Educación Ciudadana demostraron que el 16 por ciento tiene conocimientos por debajo del nivel básico; el 20,1 por ciento básico; el 44,8 por ciento satisfactorio y el 19,1 por ciento avanzado.

Otro de los datos preocupantes es el que reveló que para el segundo semestre del año pasado, más de la mitad de la población de hasta 17 años (53 por ciento) residía en hogares en los que los ingresos de todos sus integrantes no llegaban a cubrir la canasta básica total y un 14 por ciento vivía en condiciones de indigencia al no lograr cubrir ni siquiera la canasta básica alimentaria.

Los desafíos que tiene por delante el nivel medio son enormes, y las respuestas a esos retos deben tener el acompañamiento de todos los sectores de la comunidad para que la tarea de mejorar los aprendizajes sea posible en todos los rincones del país y no sólo en los centros urbanos históricamente más desarrollados.