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El mundo mira con gran preocupación los incendios forestales que, por estas horas, provocan estragos en el Amazonas, el mayor bosque tropical del planeta. El enorme poder destructivo de las llamas amenaza a especies y comunidades indígenas y pone en peligro el equilibrio de este fabuloso ecosistema que es fundamental para la vida en la Tierra.
“Nuestra casa está en llamas. Literalmente”, dijo el presidente de Francia, Emmanuel Macron, a través de su cuenta de Twitter, luego de que las imágenes de los incendios recorrieran en pocas horas los noticieros de todo el mundo. “Amazonas, los pulmones de nuestro planeta que producen el 20 por ciento de nuestro oxígeno, está ardiendo. Esta es una crisis internacional”, agregó el mandatario en la misma red social.
Incluso antes de que comenzaran estos incendios que afectan principalmente a la selva que está en territorio brasileño, el Fondo Mundial para la Naturaleza, la mayor organización conservacionista independiente en el mundo, conocida también por las siglas WWF, advirtió que nunca antes en la historia esta selva había estado tan amenazada. Para esta entidad, el avance desmedido de la frontera agrícola, la ganadería, las concesiones mineras y el fuerte aumento de hidroeléctricas, son algunas de las presiones que ponen en riesgo a este ecosistema.
Por su parte, el presidente Macron pidió a sus pares del G7 que traten el tema durante la cumbre que se realizó el pasado fin de semana en la ciudad francesa de Biarritz. Mientras tanto, todas las miradas apuntaron hacia la figura del presidente de Brasil, el siempre polémico Jair Bolsonaro, a quien distintas organizaciones ambientalistas señalan como responsable de no haber detenido a tiempo la tala indiscriminada y de haber alentado, incluso, la minería a cielo abierto y la explotación ganadera sin controles.
Si bien existen argumentos muy diferentes que intentan explicar el origen de los incendios, la mayoría coincide en que se debe actuar con urgencia para evitar que se provoque un daño aún mayor a la biodiversidad en este verdadero pulmón verde del planeta.
En las últimas horas se conocieron impactantes imágenes tomadas por el satélite Suomi de la Nasa, que muestran que el humo de los incendios generó una capa que es visible en gran parte del centro de América del Sur. Por otra parte, se supo que el fuego también afecta a una amplia extensión de la selva que está en territorio boliviano. Según las primeras estimaciones, las llamas arrasaron más de 740.000 hectáreas de bosque, pastizales y cultivos en Bolivia.
En Brasil, en tanto, según datos del Instituto de Investigación Espacial (Inpe) del vecino país, en lo que va del año los incendios aumentaron un 83 por ciento respecto del mismo período de 2018. La misma agencia estatal reveló que este año se han registrado 72.843 incendios en territorio brasileño, el número más alto desde que se alcanzó el anterior récord en 2013. Algunas organizaciones ambientalistas hicieron notar que la sequía de este año en esa zona es más leve que las registradas en 2018 y 2017, de manera que eso lleva a pensar que la tala de árboles sin control puede ser una de las principales causas del desastre. Advierten, además, que hubo denuncias contra agricultores que deforestaron grandes áreas para ganar tierras para cultivos y que incluso algunos de ellos iniciaron los fuegos en algunas zonas críticas, que luego se extendieron a gran velocidad a otras por efecto de los vientos. En ese sentido, los ambientalistas explican que, en rigor, los focos de incendios son muchos y muy dispersos, aclarando así que no se trata de un solo lugar donde podría haber comenzado el desastre.
Todavía se desconoce el impacto que tendrán las llamas sobre la selva, pero de todos modos la tragedia ya comienza a golpear a la gestión del presidente Bolsonaro en el frente externo. Francia, por ejemplo, amenazó con no firmar el acuerdo del Mercosur y acusó al mandatario brasileño de no cumplir con los compromisos que asumió el gigante su-damericano para proteger el clima y la biodiversidad en su territorio. Antes, el gobierno de Alemania había reaccionado disponiendo la suspensión de aportes por 35 millones de euros en fondos destinados a Brasil para financiar proyectos de preservación en la selva amazónica. Según explicaron las autoridades alemanas, la decisión se tomó a raíz de la creciente deforestación que afecta a esa región.
El panorama no es el mejor, y por eso urge que se impulsen acciones de conservación y desarrollo sostenible que protejan al mayor bosque tropical del planeta.
