Editorial

Se subió el volumen en la TV Pública


No es que nos genere una sorpresa, porque todos sabemos, a esta altura, que al Gobierno en general y los sectores ultra K en particular, no soportan la crítica y que han generado un sistema de medios públicos privados para sostener su discurso y lanzar una rápida respuesta a los críticos. Algunos son medios de apariencia independiente pero apoyados económicamente por el kirchnerismo. Es decir, sin la pauta oficial, su existencia no sería posible. Pero principalmente, el Gobierno ha tomado como eje de ese circuito de medios al canal oficial, la TV Pública. Lo utiliza como órgano propagandístico propio, del mismo modo que el Fútbol para Todos.

Finalmente y tras muchos años de silencio sobre lo que pasaba en la emisora aparece la denuncia que la Comisión Interna de los Trabajadores de Prensa de la TV Pública realizaron contra la Gerencia de Noticias de la emisora, controlada por La Cámpora. No sabemos por qué a nadie le va a sorprender este problema.

Los trabajadores anunciaron que realizarán medidas de fuerza en rechazo de “la persecución política” de los periodistas, “la manipulación” de contenidos y “la censura” de las voces de legisladores, dirigentes sociales y sindicales que cuestionan al Gobierno nacional. Incluso afirman que hay algunos oficialistas que tampoco son invitados a participar del programa político “678”, caballito de batalla del periodismo militante. De manera que la interna K también está presente en el canal oficial.

También muchos medios nacionales independientes han caído en la trampa y se han convertido en opositores, ocupando un lugar que evidentemente los políticos que enfrentan al Gobierno no están a la altura de ocupar. La diferencia, que no es poca, es que si diarios como Clarín que es opositor, por ejemplo, será un problema de conciencia de sus directivos no ser totalmente honestos con la realidad o mostrar sólo las noticias negativas. Pero no lo hacen con dinero de nuestros impuestos como la TV Pública, sino por el contrario, ellos venden los diarios y la publicidad y mantienen sus empresas.

La verdad es que periodismo es a secas, militante u opositor, lo otro son deformaciones que le hacen mucho daño a la profesión.

Como es obvio, las autoridades de la emisora niegan rotundamente la manipulación política que acusan los empleados, pero ellos afirman que les han ordenado “no cubrir o editar de manera sesgada” los conflictos gremiales de Donnelley y las autopartistas Lear y Gestap y la situación de la comunidad Qom. 

Y afirman que la gerencia de noticias, a cargo de Carlos Figueroa y Víctor Taricco “utiliza los recursos informativos del noticiero y distorsiona sus contenidos para ponerlos al servicio de fines político-partidarios, en un abierto desconocimiento y violación de la Ley de Medios”.

Los gremialistas del canal encontraron un acelerador del conflicto en la pelea que mantienen Figueroa y Taricco con Jorge “Batata” Rodríguez, un histórico de la casa. Parece que Taricco dijo que el canal estaba “lleno de ladrones” e hizo trascender información de índole personal y privada de delegados y trabajadores y se la suministró a terceros anónimos a través de la Web, con el objetivo de desprestigiar a los trabajadores y a sus representantes. El escándalo ya está en pleno desarrollo.

La presencia de La Cámpora es muy fuerte en el tema medios, la jefa de Estado le otorgó la gerencia de Canal 7 a Figueroa -que cobró popularidad como notero del ciclo de televisión “Duro de Domar”, producido por Diego Gvirtz, uno de los productores del kirchnerismo- y la presidencia de la agencia de noticias Télam a Santiago Alvarez.

El conflicto se sumó a la acusación que realizaron hace una semana músicos y empleados de la Orquesta de la Radio y TV Pública, creada hace 10 años, contra el director del multimedios oficial, Tristán Bauer, por el despido de 50 integrantes del conjunto.

Lo cierto es que esta actitud de rebelarse contra medios manejados por el Gobierno parece compatibilizarse con un fin de ciclo kirchnerista, porque estas denuncias que ahora “valientemente” hacen los gremios, no son nuevas, los problemas de la TV Pública se conocen desde hace años en el off de récord. Pero mientras el kirchnerismo era fuerte, todos callaban, aunque era un secreto a voces que el canal era un organismo de propaganda del Gobierno y no un medio del Estado, que somos todos. Y este es un punto que hay que dejar bien en claro: una cosa es el Gobierno y otra es el Estado. La diferencia hay que marcarla, porque un medio del Estado no puede estar al servicio de un gobierno. 

Ahora que se anticipa un fin de ciclo, muchos aprovechan a sacar la cabeza de debajo de las alfombras. No importa la tardanza, porque con sus denuncias corroboran lo que se decía en voz baja.


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23 de Marzo de 2024 - 05:00
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