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Masacre en Nueva Zelanda: imputaron por homicidio al acusado por el atentado


 La Justicia pidió que no se publiquen fotos de la cara de Tarrant para garantizar su derecho a un juicio justo (AFP - MARK MITCHELL)

'' La Justicia pidió que no se publiquen fotos de la cara de Tarrant para garantizar su derecho a un juicio justo. (AFP - MARK MITCHELL)

La Justicia de ese país inculpó a Brenton Tarrant, de 28 años, por los 49 homicidios del viernes en dos mezquitas en la localidad de Christchurch. Permanecerá detenido en prisión preventiva sin fianza hasta el 5 de abril, fecha de la próxima indagatoria.


CHRISTCHURCH - (lanacion.com.ar) -  La Justicia de Nueva Zelanda imputó a Brenton Tarrant, de 28 años, por los 49 homicidios del viernes en dos mezquitas en Christchurch. El hombre, de ciudadanía australiana, expreparador físico y “fascista” autoproclamado, permanecerá detenido en prisión preventiva sin fianza hasta el 5 de abril, fecha de la próxima indagatoria.

Tarrant está acusado de provocar un baño de sangre en la mezquita de Masjid al-Noor, donde mató a 41 personas, y en un templo más pequeño, Linwood Masjid, a cinco kilómetros del primero y donde mató a otras siete personas. Otra víctima murió mientras era sometida a una cirugía de urgencia en el hospital de la ciudad, donde fueron llevados los más de 40 heridos de bala, 20 de ellos de gravedad.

Durante una breve audiencia a puerta cerrada, esposado y vestido con una túnica blanca de detenido, Tarrant escuchó impasible los cargos leídos en su contra. En silencio y rodeado de agentes que lo tenían bajo custodia, hizo un gesto provocador con su mano que representaba el “poder blanco”. Con la mano derecha, unió pulgar e índice, el signo de OK, utilizado en todo el mundo por los adeptos del “supremacismo blanco”.

La masacre reveló la violencia extremista del “supremacismo blanco”, al que pertenecía el asesino, y reavivó el debate sobre la responsabilidad en las redes sociales, donde el agresor difundió la matanza en vivo con una cámara que llevaba adherida al cuerpo. El brutal atentado despertó la solidaridad del mundo entero, en un clima de sorpresa y conmoción por la matanza sucedida en un país conocido por sus bajos índices de criminalidad y su respeto a minorías raciales y religiosas.

El acceso a armas

Luego de la matanza de 49 personas en dos mezquitas en Christchurch, la primera ministra neozelandesa, Jacinda Ardern, prometió que el país endurecerá la legislación sobre el acceso a armas. Pocas horas después de la masacre, Ardern reveló que el atacante había comprado legalmente cinco armas pesadas, incluidos dos rifles semiautomáticos. La normativa neozelandesa para acceso a armas es más relajada que la de su vecina Australia, que adoptó un estricto régimen de control de armas después de una masacre similar en 1996. Para la primera ministra neozelandesa, Jacinda Ardern, el gobierno debe reformar la legislación de posesión de armas de fuego del país.

El hombre que enfrentó al tirador y evitó más muertes en la mezquita Linwood

Abdul Aziz estaba con sus cuatro hijos en la mezquita Linwood durante las oraciones de los viernes cuando lo vio venir. Brenton Tarrant avanzaba a los tiros hacia ellos y él decidió hacer algo. Le arrojó lo primero que vio, un posnet (una máquina para cobros con tarjetas de crédito), y empezó a correr al tirador al grito de “¡Ven aquí!”. Desde entonces, Aziz es señalado como el héroe que evitó que hubiera más muertes durante el ataque contra la mezquita de Linwood en Christchurch, la segunda que atacó Tarrant en menos de una hora. Después de atraer al tirador a una persecución tipo gato y ratón, logró que se alejara a toda velocidad en su auto.

El momento del ataque

Latef Alabi, el imán de la mezquita de Linwood, dijo que el número de muertos habría sido mucho mayor en su mezquita si no hubiera sido por Aziz. Alabi dijo que escuchó una voz fuera de la mezquita alrededor de la 13.55, cuando detuvo la oración que estaba guiando y se asomó por la ventana. Vio a un hombre con ropa negra de estilo militar y un casco, empuñando un arma grande, y supuso que era un policía. Luego vio dos cadáveres y oyó al tirador gritando vulgaridades. “Me di cuenta de que esto era algo distinto. Este es un asesino”, aseguró.

Le gritó a la congregación de más de 80 personas que se agacharan. Dudaron. Se oyó un disparo, una ventana se rompió y un cadáver cayó, con lo que la gente empezó a darse cuenta de que todo era real. “Entonces vino este hermano (por Aziz). Fue tras él, y se las arregló para dominarlo, y así fue como nos salvamos”, dijo Alabi. “De lo contrario, si hubiera podido entrar en la mezquita, probablemente nos habría matado a todos”. Aziz dijo que mientras corría afuera de la mezquita gritando, trató de distraer al atacante. Que luego Tarrant corrió a su auto para tomar otra arma y fue entonces cuando le arrojó la máquina de tarjetas de crédito.

El joven australiano regresó, disparando. Aziz dijo que corrió, serpenteando los autos estacionados frente a la entrada, lo que impidió que el atacante le hiciera un disparo certero. Entonces el “héroe” vio un arma que el sospechoso había abandonado y la recogió, apuntó y apretó el gatillo. Estaba vacía. Tarrant corrió de vuelta al auto, probablemente para agarrar otra arma más. “Se metió en su auto y yo sólo tomé el arma y la arrojé a su ventana como una flecha y le rompí la ventana”, dijo. El parabrisas se rompió: “Por eso se asustó”. Y se fue.


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