Perfiles pergaminenses

Horacio Stradolini: profundas convicciones políticas y comprometido con lo público


 Horacio Stradolini un conocido dirigente político (LA OPINION)

'' Horacio Stradolini, un conocido dirigente político. (LA OPINION)

Formado en las ciencias económicas, fue funcionario municipal y concejal. Militante del peronismo, siempre estuvo consustanciado con la posibilidad de transformar algo de la realidad social. Hoy, retirado de la actividad profesional, disfruta de todo aquello que lo nutre: el estudio, la lectura, la joyería como hobby y los momentos compartidos con sus afectos.


Ricardo Horacio Stradolini nació en Pergamino y creció en el barrio Trocha, en calle Joaquín Menéndez. Su papá fue Ricardo Enrique, comerciante que tuvo una joyería en calle San Nicolás y un hombre ligado al Club Sports. Su mamá, Hilda Casi, tiene 96 años; fue docente y disfruta de su vejez con lucidez y autonomía. Tiene una hermana, Marta, que es abogada y trabajó muchos años en la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip).

En tiempos de “cuarentena preventiva y obligatoria” el diálogo con LA OPINION se da en forma telefónica y aunque falta el contacto “cara a cara”, la conversación fluye en tono ameno y con relatos que lo muestran como un hombre de ideas claras en lo personal, en lo social y también en lo político. Es un conocido dirigente que ha ocupado cargos de responsabilidad que le han permitido canalizar su vocación inclinada más a la cosa pública que al interés privado. Fue funcionario municipal durante la gestión del intendente Alcides Sequeiro y también fue concejal.

Pero en el comienzo de la conversación, como sucede casi siempre, habla de su infancia y adolescencia. Guarda los recuerdos del negocio de su padre, que falleció tempranamente, a los 49 años. “Siempre recuerdo que para las fiestas los comerciantes se organizaban para proponer a sus clientes distintas actividades. Ese debe haber sido el germen de lo que después fue San Nicolás Norte. Había una actitud bastante cooperativa de los comerciantes”, refiere y acerca postales de una época en la que la joyería resultaba una actividad floreciente porque había un público popular consumidor bastante fuerte. “Las chicas que trabajaban en la industria de la confección eran asiduas clientas de la joyería”, señala y menciona que cuando falleció su padre quien siguió adelante con el comercio fue su tío.

Hizo la escuela primaria en el Normal y el secundario en el Comercial. Confiesa que nunca tuvo genuina vocación por las ciencias económicas, sin embargo se recibió de contador y esa profesión le dio gratificaciones y le brindó las herramientas para luego encaminarse hacia una formación más orientada al estudio de las finanzas públicas.

“En 1972 me fui a La Plata; fue un año de mucha actividad del orden político y poca actividad universitaria. Al año siguiente me fui a Rosario a estudiar para contador. Me recibí siendo muy joven y empecé a trabajar. A pesar de no tener una vocación muy marcada, durante toda la vida viví de mis honorarios de contador”, comenta.

Al hablar de la cuestión vocacional reconoce que cuando alguien le dice “sos contador”, él responde que además es “un montón de otras cosas” que tienen que ver con su pasión por lo público y por las cuestiones que hacen al bien común.

Pasión por la política

“Fundamentalmente siento una fuerte vocación política, más allá de que me considero carente del carisma suficiente para liderar un proyecto. No soy una persona que pretenda ponerse a la cabeza de nada, pero sí de aportar desde mi lugar lo que pueda contribuir con el mejoramiento de la sociedad”, refiere.

Su militancia comenzó tempranamente. “Fui secretario general de la Juventud Peronista de Pergamino, a principios de los 80. Y desde ahí siempre estuve ligado de una manera u otra al movimiento nacional y popular, más allá de que en algunos momentos, como en el año 1995, me fui del peronismo”.

“Fue después del proceso privatizador de Carlos Menem”, señala. Y relata: “Yo era concejal en esa época, presidente del bloque Justicialista, y en ese momento vinieron las privatizaciones y me hicieron pensar que no era para eso que me había hecho peronista”.

Luego de haberse alejado del justicialismo militó en el Frepaso y cuando esta fuerza política se ligó al radicalismo para conformar la Alianza volvió al peronismo.

La función pública

En la esfera pública tuvo una activa participación como funcionario municipal durante la gestión de Alcides Sequeiro. “Desde que asumió en 1987 fui secretario de Hacienda; también durante su gestión fui secretario de Gobierno, y secretario general de la Municipalidad”.

“Atendiendo a que me especialicé en cuestiones tributarias y siempre me incliné más hacia las finanzas públicas, ‘Cachi’ Gutiérrez me convocó para trabajar durante bastante tiempo en la reforma del cálculo de recursos de la Municipalidad”, agrega y destaca que siempre le agradeció a Héctor Gutiérrez la posibilidad de haberle permitido llevar adelante un trabajo técnico y profesional sin pretender de él ninguna participación política. “Más allá de que en ese momento Cachi tenía en su gobierno a varios funcionarios que provenían del peronismo, siempre le valoré la libertad con la que pude trabajar técnicamente”.

Se retiró de la Municipalidad en el año 2011, cuando fue candidato a concejal en la lista que lideraba Raúl Scaglia. “Fue una elección interna que perdimos con Lisandro Bormioli”, recuerda.

Asume que su mayor compromiso fue con la cosa pública. Lo señala en varios momentos de la charla: “Mi vocación estuvo orientada a lo público, siempre me incliné más hacia cuestiones que pudieran aportar al beneficio social, más que la simple cuestión de trabajar por un interés individual o personal”, destaca.

“Siempre he funcionado así en mi vida”, resalta.

Un militante

Aunque la militancia siempre continúa, reconoce que ya no aspira a ocupar determinadas funciones dirigenciales. Sí se muestra predispuesto a colaborar en todo lo que resulte necesario en la tarea de promover o aportar a la construcción de nuevos espacios. Lamenta que el peronismo desde hace más de dos décadas no consiga “hacer pie” en Pergamino y sostiene que su compromiso militante se expresa en el seno de esa fuerza política.

“Más allá de lo que uno puede sentir en determinados momentos respecto de la dirigencia a la que le toca conducir el peronismo, tengo la absoluta convicción de que el pueblo argentino está más ligado a las concepciones peronistas y me siento bien ligado a lo que piensan esas mayorías”, reflexiona.

Una vida personal rica

En lo personal se casó con Lucrecia Jure, contadora con la que tuvo a sus dos hijos: Virginia (35) y Sebastián (34). Ambos viven en Rosario. Virginia es licenciada en Ciencias Políticas, está casada con José Giaderoni y es mamá de sus dos nietos: Emiliano (5) y Victoria (7 meses). Sebastián es agente inmobiliario y músico.

En virtud de esos afectos, viajar a Rosario es un hábito frecuente. Y a la par de ello confiesa haberse transformado desde hace un tiempo en “un estudiante crónico”.

“Asisto a distintas facultades, estudio, hago cursos y seminarios. Hice una maestría en Estudios Políticos; ahora estoy ligado a un seminario en Humanidades en cuestiones de estudios latinoamericanos, cuenta. Y respecto de ello aclara que no lo hace con ninguna otra expectativa que la de nutrirse de conocimientos en campos de su interés personal. “Es una forma de vivir el presente. No estoy tratando de recibirme de nada, sino disfrutando de la gente con la que uno comparte esos espacios”, resalta.

En esta línea confiesa que es “desordenado” y encuentra en las rutinas del estudio una manera de ordenarse y ganar cierta organización para sus rutinas cotidianas.

Cuando está en su casa le gusta tocar la guitarra. “El pánico escénico me inhibe la posibilidad de hacerlo en público”, aclara. Asimismo comenta que desde hace dos años ha tomado como hobby la joyería, tiene un taller donde realiza esa tarea de la que disfruta intensamente.

Vive solo, así que reparte su tiempo entre la lectura, los viajes a Rosario, la música y la joyería. Está jubilado del ejercicio profesional. “Mis expectativas en lo económico nunca han sido tan exigentes, así que haciendo lo que hago, estoy hecho”.

Elude hablar de la vejez. Prefiere hablar de la jubilación y de una condición de la vida en la que se tiene amplia disponibilidad de tiempo para conectar con el deseo y las verdaderas inquietudes por fuera de las exigencias que impone la actividad profesional.

“Desde hace tiempo venía imaginándome la jubilación, más que la vejez. Porque justamente es un tiempo de la vida que da la oportunidad de saber que todas las cosas que estás haciendo, suceden porque estás teniendo ganas de hacerlas”, sostiene. Esa reflexión define su presente.

“Creo que ese es el secreto para no entrar en la vejez”, agrega, disfrutando de esa posibilidad de poder conectarse con su verdadero deseo y con inquietudes de las que se nutre.

Un conocedor de la ciudad

Horacio conoce Pergamino como la palma de su mano. Pero esto trasciende la geografía de los lugares. Dueño de un espíritu inquieto y comprometido, conoce a la gente. Considera que esta es una ciudad “con gente muy interesante”; aunque lamenta que esas personas no siempre estén “en la centralidad de la escena”.

“Es como si cierta estructura pergaminense expulsara a la gente interesante de los lugares en los que debería estar. Es como si por alguna razón quedaran en un lugar marginal y la centralidad la ganara la vida burguesa, esa de la que más reniego”, remarca en una apreciación sociológica que dice mucho de su manera de concebir la relación con los otros.

Es un hombre de amigos verdaderos, aunque no siempre los ve con cotidianeidad. “Una amistad nacida en la vida universitaria es la que me une a Roberto Piraccini. También muchos otros con los que mantengo un lazo verdadero”, menciona y confiesa que en sus rutinas diarias siempre aparece el tiempo para compartir un café con “esa gente conocida” con la que es nutritivo hablar de las cosas de todos los días.

Vive sin grandes pretensiones y sin urgencias. Eso le da tiempo, del bueno. Se lleva bien con ese tiempo y con su soledad. Quizás por esa razón es que sobre el final de la charla es que reconoce que no le está costando tanto cumplir con “esta cuarentena” que vive la Argentina en un momento muy particular del mundo. Reflexiona sobre ello: “Paso este tiempo pensando mucho, lo que nos ha pasado. Nadie podía imaginar que las sociedades iban a estar en semejante incertidumbre. Es una situación que va a generar cambios radicales en el modo de mirar de las personas. Lo que nos pone a la vista la aparición de este virus parece ser la falta de previsión ante acontecimientos de esta naturaleza. Y lo que aparece como emergente es el rol de los estados. Son los estados los que sostienen y los países que cuentan con estados más fuertes son los que pueden llevar con mejores posibilidades estas batallas”, reflexiona, abundando en algunas consideraciones sobre el capitalismo y su promesa de posibilidades para todo el mundo que también se pone en discusión. “Creo que toda la humanidad va tomando la enseñanza de que estas cosas puedan aparecer en cualquier momento y hay que prepararse”, manifiesta. Y en el discurrir de esta reflexión transcurre la charla que define el Perfil de este Pergaminense comprometido sensiblemente y profundamente con aquello que trasciende lo individual y redunda en lo público.


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