Perfiles pergaminenses

Román Castelli: un hombre del periodismo, que abrazó esa vocación desde que era niño


 Romn conduce un programa de radio y recorre el país  (LA OPINION)

'' Román conduce un programa de radio y recorre el país. (LA OPINION)

Su primera nota fue a una señora que cumplía 102 años para el periódico de la Escuela N° 17 a la que asistía. Tenía 12 años y ya sentía que en la comunicación había “algo” que iba a desarrollar. Actualmente tiene su programa de radio sobre ciclismo y atletismo y recorre el país siguiendo a Douglas Haig. Sueña con una vejez que lo encuentre viajando.

Román Absalón Castelli tiene una voz conocida por muchos a través de los micrófonos. Es periodista y ha trabajado en varios medios radiales y televisivos de la ciudad. Actualmente tiene su programa sobre ciclismo y atletismo en Radio Latina y forma parte del equipo de comunicadores que sigue la campaña de Douglas Haig para ese medio de comunicación. Pero antes que un periodista es un “tipo de barrio” que se enorgullece de haber nacido y haberse criado en la “barriada” de Vicente López donde conoció a sus primeros amigos y descubrió lo que significa crecer a la par de una comunidad. Lector, tanguero aunque no sabe bailar, amante de la cocina y de la conversación, descubrió que su segundo nombre Absalón que el heredo de su abuelo, es el que lleva la Peatonal de Santiago del Estero. “Yo me llamo así por mi abuelo, pero un día leyendo una propaganda de Adidas descubrí que ese es el nombre de la peatonal de Santiago ‘Absalón Rojas’ porque así se llamó un intendente del lugar”. Tiene 60 años, nació en General Villegas, pero vivió allí solo tres años. Hijo de Esio Ramón Castelli y Sara Mercedes Cejas y hermano de Eduardo Raúl. Esposo de Alicia Glave.

“Viví en el barrio Vicente López, tengo los mejores recuerdos de la Escuela Nº 17, donde tuve grandes maestras, entre ellas: Nelly Gallo, ‘Tatín’ Sierra, la señora de Lobianco y como directoras, a la señora de Mosto y a Ada Apesteguía”, cuenta en el inicio de la charla. Y ese recuerdo de la infancia lo lleva irremediablemente a los amigos y vecinos del barrio, “Teníamos una barra tremenda, el primero al que conocí cuando llegué a Pergamino fue a Edgardo Belardo, después estaban  Miguel y ‘Quito’ Calderón, Rubén López, Selak, ‘Pancho’ Muglieri, los hermanos Polizzi, los Bevacqua, los Mucio, los Castañares, gente muy buena”. 

Elogia el ambiente en el que se crió, un barrio de calles de tierra que se parece poco al actual que consiguió un enorme desarrollo. “Jugábamos mucho en la calle, tengo los mejores recuerdos de esa barriada en la que viví, en Castelli y Méjico, hasta 1996 en que me casé con Alicia Glave y me mudé al barrio Acevedo”.

También en el ámbito deportivo, su adolescencia le dejó grandes experiencias que hoy son recuerdos imborrables. “Jugué al fútbol y con la séptima de Provincial tuvimos la suerte de salir campeones. Tenía 13 años, el técnico era José Castañares y el ‘Ratón’ Venini era el delegado de la Liga. Era un plantel de gente muy querida para mí con la que tengo contacto aún hoy, entre ellos Bonacalza, ‘Pastel’ Rubio, Angelelli, Echeverría, Gasparini, Zaros, Castañares. Era una verdadera escuela de fútbol. Después jugué en Argentino y en Compañía, pero fui vago para las prácticas, así que terminé dedicándome a las bochas en Vicente López. “Algo que viniendo de aquella barriada no me perdonaré, es no haber aprendido a bailar tango, Vicente López era la cuna del tango”, confiesa.

 

El amor de su vida

Cuando habla de su esposa le gana una profunda emoción. La conoció manejando un remis, en poco tiempo nació lo que el define como “algo maravilloso”. Se casaron y Román asegura que esa relación está “entre las mejores cosas que me pasaron en la vida.

“Me emociono porque ella es una gran mujer, que me eligió como yo era. Me conoció manejando un remis, sabiendo que el periodismo era mi pasión y algo que yo hacía casi como un hobby y se quedó conmigo, se transformó en mi compañera y me apoya en todo lo que hago, no tenemos hijos, se banca los fines de semana sola cuando viajo y aguanta todas las locuras que tengo con esta pasión que es el periodismo. Ella se dedica a la costura, sigue siendo costurera y siempre dice que va a morir con la máquina, esa también es una pasión así que nos complementamos muy bien, nos acompañamos.

“También mi hermano ha sido un acompañante incondicional de esta pasión que yo abrazo desde siempre”, refiere.

Cuando habla de los afectos, confiesa sentirse “un tipo afortunado” porque Dios lo ha premiado con “una gran familia”.

“Tengo sobrinos maravillosos: Juliana (fonoaudióloga) Bárbara (estudiante de psicología) Tadeo (de 14 años y juega al fútbol en Douglas Haig), Maximiliano (estudiante de arquitectura) Lucía (kinesióloga) Martín y Joaquín Glave y Luciana, en pareja con Mariano Schierloh (papás de Alejo (7))”.

“También mi prima Eva, casada con Marcelo Carranza, los amigos que también son familia y mis vecinos del barrio Acevedo, a quienes me une un sentido de pertenencia que valoro mucho”.

Asegura que no haber tenido hijos “fue una elección de Dios”. “Tenía un amigo en la colimba que siempre sabía decir ‘Dios sabrá porqué es así’ y yo adopté esa filosofía que tomo en muchas circunstancias de la vida. 

 

El periodismo

Su vocación de periodista nació a los 12 años, en el periódico escolar cuando le tocó entrevistar a una señora que cumplía 102 años. “Sabía que algo de eso me gustaba, yo era periodista en ese diario”, cuenta. A mediados de 1983 para promocionar un torneo de bochas llegó a LT 35 Radio Mon, donde estaban ‘Lalo’ Bonacalza, ‘Coqui’ Hannun y Carlos Bonet, que lo ayudaron a promocionar esa actividad. “Como había una confianza con ellos me atreví a preguntarles qué podía hacer para integrar el equipo de trabajo en la radio. Ellos me ayudaron y así empecé, conocí a una gran persona como Carlos Trincavelli, que no solo me enseñó a trabajar en el medio, sino que me enseñó una disciplina para la vida porque yo era una persona de las bochas, del tercer tiempo, los asados, de tomar algo y pertenecer a un medio conocido me obligaba a portarme muy bien”.

Trabajó en Radio Mon hasta 1992, después se fue a su pueblo natal a hacer una experiencia, pero volvió. “Había entrado a Canal 4 haciendo Imágenes Deportivas y quiero agradecerle a Hugo Apesteguía que me dio la posibilidad de trabajar allí. El también me dio la oportunidad de instalar en el Complejo ‘La Parrillita’, un emprendimiento que por esas cosas de la vida no pudo continuar, pero que fue muy importante para mí. No había trabajado antes en la gastronomía y ese proyecto nació en una charla con Hugo Apesteguía en la que le confesé mi deseo de tener una parrilla algún día; cuando se armó el Complejo, el mismo me dijo que tenía su apoyo para comenzar porque todas las personas deben tener la oportunidad de trabajar en lo suyo. Siempre le estaré muy agradecido”, señala.

La gratitud es una condición de Román. “Soy muy agradecido a la gente, el periodismo es una actividad que me permitió conocer a muy buenas personas”. Aunque su terreno es el periodismo deportivo, gusta de la información general y tuvo la oportunidad de realizar coberturas para canales de televisión. “A través de la productora de Mariano Lobianco participé en la cobertura del caso Fraticelli para Canal 13, cubrimos marchas de silencio y misas y sin ningún tipo de vanidad fui el único periodista del interior del país que pudo entrevistar en la casa a Fraticelli, son cosas que quedan para uno como satisfacción de esta tarea”.

 

Un hombre de radio

Su presente laboral se desarrolla en Radio Latina, junto al “Pato” García. “El me dio una mano muy grande en un momento en que yo la necesitaba y con él y otros compañeros como Jalaf y Ostertag estamos recorriendo el país con Douglas”, cuenta y menciona que además tiene su propio programa “Solo ciclismo y atletismo”.

“Estoy muy contento con mi trabajo, el programa se sostiene gracias al acompañamiento de los deportistas que son incondicionales y los viajes para las coberturas de Douglas son un capítulo aparte porque la experiencia de viajar tiene de todo.

“Por un lado lo pasamos muy bien, tenemos un buen equipo; y por el otro nos encontramos con rutas peligrosas y situaciones que se presentan en cada lugar, dejamos a nuestras familias y estamos lejos de casa; pero también hacemos muchos amigos y llevamos nuestra historia en cada viaje”.

Confiesa que con el plantel del equipo rojinegro, al que sigue de cerca, mantiene “una distancia prudente” que colabora con la actividad periodística. “Nunca fui parte del plantel, algo que considero saludable porque permite la ecuanimidad en el comentario”.

Se confiesa un amante de la radio. “Es imaginación, a mi la gente me pinta como Gustavo Bermúdez  hasta que me conoce”, bromea y rescata de ese medio una magia que lo atrapa y que le permite “el mano a mano con la gente”, eso que lo impulsa a seguir adelante con una tarea que ejerce con pasión.

 

Los sueños pendientes 

En lo profesional su sueño es poder cubrir un campeonato mundial de fútbol. “Sé que es algo ambicioso, pero para soñar vamos a hacerlo en grande”.

En lo personal, el anhelo es hacer con su esposa el recorrido por los lugares del país que conoció en las coberturas deportivas. “Ese es uno de los sueños que tengo, hace unos días fui con mi esposa y con mi sobrino nieto Alejo a cubrir una carrera de ciclismo en Río Pinto y la vivencia fue maravillosa. Sueño con recorrer en familia el país, desde muy joven me pasó viajar y llegar a un lugar y decir: ‘Mirá qué lindo tener una familia y estar acá’. Dios me ha dado una esposa, así que deseo poder disfrutar con ella todos los lugares por los cuales he andado”.

No tanto entre los sueños como entre las asignaturas pendientes aparece para Román la cuestión del estudio. “Lo lamento no tanto por mí sino por la memoria de mi padre que siempre quiso que yo estudiara. Fui al Industrial, cuando él se enfermó me pasé a la noche, más tarde fui al Servicio Militar y al volver ya no quise seguir con el estudio. Siempre quedó como algo pendiente, de grande me anoté para estudiar Abogacía, una carrera que dictaban en Colón, pero no pudo ser”. No se queda mucho tiempo detenido “en lo que falta”. Por el contrario, la charla se concentra todo el tiempo en las muchas cosas que logró a fuerza de constancia. “Lo que sí hago es leer mucho, todo lo que puedo, porque eso te enriquece y te permite mantener cualquier conversación”.

Amable, dispuesto, más periodista que conductor, familiero, hombre de llamar a las cosas por su nombre, se considera un pergaminense y le gusta el lugar en el que vive. “Hay que viajar por todas las ciudades de similares características a la nuestra para saber la ciudad que tenemos”, afirma.

Y la mirada vuelve una vez más sobre los viajes y sobre el anhelo: “Quiero que la vejez me agarre viajando”, afirma, cuando concluye la charla.


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