Framo Bolsas, una historia de 32 años

A partir del ingenio y el empuje de un ocampense, José Monzón, esta industria radicada en Colón se destaca en el mercado de las bolsas y bolsones por brindar servicio a los semilleros más importantes del país. Su titular hace un recorrido por las más de tres décadas de trayectoria empresarial.

Framo Bolsas, empresa líder en producción de bolsas para semilleros y otras industrias, radicada en Colón, cumple 32 años. Goza de un exitoso presente, después de atravesar las vicisitudes lógicas de toda empresa en la Argentina y se proyecta, además, con mucha energía y expectativas hacia lo que viene.

Su titular, José Monzón, un hombre nacido y criado en Manuel Ocampo y radicado en Colón desde donde se desarrolló empresarialmente, hizo un repaso de la historia de esta fábrica que tiene como clientes a las empresas semilleras y de acopio más importantes del país, confeccionándoles bolsas y bolsones personalizados.

“Hemos pasado por varias etapas, algunas muy difíciles a lo largo de estos 32 años, pero gracias a Dios hoy estamos muy bien”, resaltó Monzón en diálogo con LA OPINION.

Al recorrer su historia dijo: “Vengo de mi querido Manuel Ocampo y tengo una enorme satisfacción y orgullo de esta empresa. Mis padres vinieron a esta localidad desde las Islas Canarias en 1950, año en el que nací y estuve hasta los 22 años en ese añorado pueblo, donde aprendí la cultura el trabajo arriba de los tractores y las maquinarias agrícolas. Cuando tenía 14 años hice un relevo en el Correo, años después lo hice nuevamente pero ese trabajo no me gustaba. Pero resulta que mi madre quería que yo trabajara en eso y así fue que me radiqué en Colón. No me acostumbraba, me quería volver pero mi madre insistía en que me quedara. Y así fue nomás, por eso me quedé en Colón, trabajando en el Correo y a la par conseguí otros trabajos que me fueron dando sustento. En 1988 iniciamos junto con un socio, Roberto Franco, una modesta fábrica pero mientras tanto yo seguía trabajando en el Correo. Necesitábamos un vendedor y recuerdo que me pidió por mes casi lo mismo que yo ganaba en el Correo. Así que decidí renunciar a mi empleo y me puse de vendedor de mi propia empresa. Así empezó todo, buscando clientes por todos lados y en este punto debo reconocer a mi cliente más antiguo, Acopio Arequito, que me sigue comprando. En 1992 le compré la parte a mi socio y continué solo”.

Con tecnología y buen recuero humano Framo Bolsas es una industria de buen presente y en continuo crecimiento.

(FRAMO BOLSAS)

Los contratiempos

José Monzón continuó su relato: “En 1998 me dedicaba casi por completo a las bosas de papa y me fundí por unos clientes que me negaron la deuda y hubo que empezar de cero. Hablé con mis proveedores, les pedí que me hicieran un plan de pago y que por favor no me dejaran sin tela porque yo sabía que trabajando era la única manera de salir a flote. Y así fue que en un par de años pude pagar las cuotas y mantener mi clientela. Años después, en 2005 en una cena me presentaron a un gerente del Banco Provincia y me ofreció un crédito para comprar una máquina. Era mucha plata y la verdad que no estaba en mis planes inmediatos esa compra. Pero este gerente me convenció y me arriesgué. Así compré la máquina y es la que aún tengo. Gracias a esa incorporación pude comenzar a ofrecer mis productos a los semilleros y podemos decir que es a partir de ese hito que comenzó una nueva etapa de Framo Bolsas. Gracias a Acopio Arequito tomé como cliente a Nidera y después llegaron Don Mario, Sursem y muchos otros, además de acopiadores que hacen semillas”.

“Otro momento importante –recuerda José Monzón- fue en 2012 cuando la firma Picaso, que le hace las semillas del pasto a todos los campos deportivos del país, ya sea de fútbol, hockey, polo, rugby, etcétera, me invitó a auspiciar un evento que había en el Hotel Sheraton, al cual venían todos los semilleros de pasturas del mundo. Allí estuvimos auspiciando y gracias a ese evento captamos varios clientes más, entre ellos la firma Peman Semillas, de Sinsacate, Córdoba, que es muy grande y hasta el día de hoy nos sigue comprando”.

El presente

José Monzón también se refirió al presente y a lo que Dios le dio en la vida: “Tuve mucha suerte, pude darle dos carreras a mi hija que es una profesional y eso me da orgullo. Me gustaría que ella con su esposo le dieran continuidad a Framo Bolsas pero entiendo que tienen sus proyectos propios y deben hacer lo que mejor le parezca. La empresa hoy está muy bien, le trabaja a los semilleros más grandes del país, entre ellos al que está posicionado como cuarto en el mundo, que es Limagrain (LG) que tiene una sede en Pergamino tras adquirir la firma Sursem”, remarca Monzón y asegura con orgullo que Framo Bolsas, por intermedio de los semilleros a los que les provee, “ha enviado bolsas a prácticamente todo el mundo”.

También hizo referencia al esfuerzo para que el presente sea exitoso: “No hemos parado un día, el año pasado fue muchísimo lo que se trabajó y este año ya superamos lo del año pasado. En parte es porque seguimos buscando clientes. Por ejemplo el año pasado sumamos a Bioceres, a quien le hicimos bolsas para soja y trigo y ahora le estamos haciendo nuevamente para soja. Tengo cuatro vendedores en las rutas recorriendo las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Chaco, Entre Ríos, La Pampa y parte de Salta. Tengo muy buen personal, 28 personas entre contratados y fijos. Siempre dio que en este país hay trabajo para la persona que tenga ganas de trabajar. Yo no tengo estudios pero soy una persona que cuando se propone algo busca la manera de lograrla”.

Los principales semilleros del país son clientes de la firma.

(FRAMO BOLSAS)

Más trabajo y el futuro

Framo Bolsas tuvo otro salto en 2014. Monzón recuerda que “en ese año se vendía una fábrica de bolsones y yo no tenía intenciones de comprarla, pero mi gran amigo ‘Tito’ Mazzieri me convenció de que lo hiciera. La compré y tuve que ampliarme. En esa ápoca se hacían entre 800 y 900 bolsones por mes y hoy estamos en el orden de los 12 mil mensuales, lo que marca la pauta de lo que ha crecido la empresa, porque a los clientes les pasé a hacer las bolsas y los bolsones”.

En cuanto al futuro de la empresa, su titular asegura que “es seguir creciendo, porque hoy no tiene techo; es un negocio muy importante. A mi edad tengo que ir pensando en el retiro, y le pido a Dios y a la Virgen del Rosario que el día que me tenga que llevar pueda ver a la fábrica bien plantada como está ahora. Vemos un futuro muy importante para la empresa, así que hay que seguir trabajando. Afortunadamente los vendedores empujan para que vendamos más y más, al punto que a veces nos atrasamos con las entregas por la alta demanda que estamos teniendo”.

Agradecimientos

A la hora de los agradecimientos José Monzón dijo: “Debo agradecer a todos los clientes por la confianza que hay depositado en la empresa y también a los proveedores, que siempre y especialmente en las malas, nos han dado una mano. Entre ellos debo mencionar a Bolsarpil, Carlos Mazzieri y Compañía, Pampack, las fábricas de tinta, los talleres que nos trabajan. También l reconocimiento al personal : mis dos secretarias, los encargados de la fábrica, los vendedores y los operarios. Le pido a Dios que me siga ayudando porque una de las coas que me pone muy feliz es que gracias a este tiempo que vengo trabajando para esta empresa haya mucha gente que pueda ganarse su sustento por trabajar con nosotros. Además de la satisfacción es una gran responsabilidad, por eso siempre hay que hacer las cosas bien”.

Por último, con un dejo de nostalgia, José Monzón tuvo un recuerdo para sus progenitores: “Me hubiera gustado que mis padres pudieran ver todo lo que pude hacer, vengo de una cuna muy pobre y sé que ellos hubieran estado muy orgullosos de su hijo, un ocampense que puede decir que le ha ido muy bien en la vida”.