Pergamino

A 38 años del hundimiento del Belgrano, sigue vivo el recuerdo de Eduardo Silva


 El Crucero Belgrano a punto de hundirse Una foto que aún hoy duele (CLARINCOM)

'' El Crucero Belgrano a punto de hundirse. Una foto que aún hoy duele. (CLARIN.COM)

El Centro de Excombatientes Malvinas de nuestra ciudad evocó al pergaminense, uno de los 323 héroes que murieron como consecuencia del ataque al Crucero de la Armada por parte del submarino británico Conqueror. La entidad hizo extensivo el recuerdo “a todos los caídos argentinos que dieron su vida por defender nuestro territorio”.


Hace 38 años, el 2 de mayo de 1982, el Crucero ARA General Belgrano fue hundido tras ser torpedeado por el submarino británico HMS Conqueror, hecho que ocasionó la muerte de 323 de sus 1.093 tripulantes, durante la Guerra de las Malvinas. Entre los que perdieron la vida ese día en estuvo Eduardo Tomás Silva, uno de los cuatro pergaminenses a bordo.

En el marco de cumplirse un nuevo aniversario del hundimiento, el Centro de Excombatientes Malvinas Pergamino, que tiene como presidente a Carlos Miguelena, difundió un comunicado en el que expresa: “Recordamos con profundo respeto a Eduardo Tomás Silva, nuestro compañero pergaminense, héroe nacional, y a los sobrevivientes locales del hundimiento que lograron volver y hoy trabajan activamente en la difusión de la historia real de la Guerra de las Islas Malvinas: Luis Parra, Pedro Acosta y Luis Carlos Fontana”.

El comunicado comienza expresando que “a 38 años de la guerra, el Centro de Excombatientes Malvinas Pergamino quiere recordar el Bautismo de Fuego de la Fuerza Aérea Argentina, producido el 1º de mayo y que dio inicio a una serie de 57 misiones aéreas de combate y 20 toneladas de bombas sobre la flota británica y a la mayor tragedia de Malvinas como fue, el 2 de mayo de 1982, el hundimiento del Crucero ARA General Belgrano y la pérdida de 323 vidas. Y en este hecho vaya nuestro recuerdo a todos los caídos argentinos que dieron su vida por defender un territorio y sus espacios marítimos y aéreos que pertenecen a nuestra Nación”.

Un crucero con historia

El Crucero ARA General Belgrano era poseedor de una heroica historia. Había integrado la flota norteamericana cuando se lo conocía con el nombre “Phoenix”. Estuvo presente en el ataque japonés a Pearl Harbor de 1941, del cual salió ileso, y participó en la Segunda Guerra Mundial. Argentina lo compró en 1951 y le asignó el nombre “17 de Octubre”. Después de la caída de Perón, se le cambió el nombre por “General Belgrano”, en alusión a uno de los jefes de la Revolución de Mayo de 1810.

En la Guerra de Malvinas

A principios de marzo de 1982, el Crucero entró en fase de mantenimiento naval y a mediados del mismo mes, debido a los incidentes ocurridos en las Islas Georgias del Sur entre Argentina e Inglaterra, se ordenó el alistamiento de todos los buques de la Armada Argentina, entre ellos el General Belgrano. El 28 de marzo el grueso de la flota zarpó para llevar a cabo el desembarco en las Islas Malvinas, efectuado el 2 de abril de 1982. El “Belgrano” no participó de esta misión, ya que todavía estaba en reparaciones con importantes equipos desarmados, quedando completamente operativo en la primera semana de abril.

El 16 de abril zarpó hacia el teatro de operaciones con una tripulación de 1.093 hombres, compuesta por 56 oficiales, 627 suboficiales y marineros, 408 marineros conscriptos y 2 civiles cantineros; al mando del capitán de navío Héctor Elías Bonzo. El 22 de abril el crucero entró al puerto de Ushuaia para reaprovisionamiento de combustible, víveres y municiones. El 29 de abril el HMS Conqueror (submarino de propulsión nuclear) al mando del capitán Christopher Weford Brown llegó a la zona de patrullaje entre las Islas Malvinas y la Isla de Tierra del Fuego.

El ataque al Belgrano

Por la mañana del 1º de mayo el submarino Conqueror confirmó por su periscopio lo que en la noche habían detectado en sus sonares, la figura inconfundible del Crucero ARA General Belgrano; pero aún no tenían orden de atacarlo. El submarino comenzó a seguirlo a una distancia y una profundidad que lo hacían indetectable para los equipos electrónicos de los buques argentinos. El “Belgrano” navegaba hacia el este, la razón de este rumbo era realizar desde el sur un ataque a la flota inglesa, estacionada al este de las islas, junto con otro grupo de tareas encabezado por el portaviones ARA 25 de Mayo que atacaría desde el norte conformando así un ataque en pinza.

Al comenzar el 2 de mayo se envió a los destructores un mensaje que dispuso adoptar a partir de las 05:30, rumbo en dirección a la flota enemiga, pero faltando poco para esa hora se recibió un mensaje del comando superior cambiando el rumbo hacia el oeste, en dirección a un área de espera. Al amanecer el cielo se presentó con grandes nubarrones que, junto al barómetro que seguía bajando, presagiaban un temporal en el curso del día.

A media mañana el buque salió del radio de acción de la aviación enemiga, y se ordenó a la tripulación pasar de la condición de “Combate” a “Crucero de Guerra”. A las 16:01 una poderosa explosión sacudió al buque, cesó la energía y la iluminación; y cuando parecía que el buque se elevaba en el aire, se produjo una segunda explosión. El submarino Conqueror había atacado, lanzando tres viejos torpedos MK8 de la Segunda Guerra Mundial (uno de ellos no impactó en el buque), echando así por tierra todas las negociaciones en camino para cesar las hostilidades.

Inmediatamente comenzó la inclinación a babor, los sistemas de generadores del buque quedaron inutilizados por la explosión del primer torpedo en la sala de máquinas de popa; todo el personal de las cubiertas inferiores debió dirigirse a su puesto de abandono asignado. A las 16:10 y a razón de 1 grado por minuto, el buque ya estaba escorado a babor 10 grados, por lo que se arrojaron las balsas al agua que se abrieron automáticamente.

A las 16:23 las balsas de babor estaban a nivel de la borda y las de estribor estacionadas varios metros debajo de la cubierta, junto al casco. Después de la tensa espera, cuando ya no quedaba alternativa posible, el capitán dio la orden que ningún marino desearía dar jamás: “Abandonar el buque”. Los heridos fueron los primeros en ser trasladados a las balsas y el resto de los tripulantes debieron tirarse al agua para ingresar a las balsas (el lapso que una persona podía permanecer con vida en esas aguas heladas, no pasaba de 5 minutos), por lo que, algunas balsas quedaron sobrecargadas con 30 personas y otras con no más de 3.

A las 16:50 la escora era de 60º, preanunciando el hundimiento. Muchos ojos nublados por las lágrimas fueron testigo de los últimos minutos del Crucero General Belgrano. ¡Viva la patria! ¡Viva el Belgrano! Fueron las voces que despidieron al Crucero al sumergirse su proa a las 17:00.


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