El Covid avanza en la ciudad, ¿estaremos en el pico o en la meseta?

El ánimo de los pergaminenses fluctúa de acuerdo a los informes diarios sobre casos positivos o muertes. En las últimas semanas los números no dejaron de crecer y eso eleva el nivel de preocupación. No obstante la angustia que genera cada fallecimiento, los índices de letalidad y mortalidad locales son inferiores al promedio nacional. 

El nivel de preocupación en Pergamino por el coronavirus fluctúa en la medida que los informes diarios del Municipio van confirmando más o menos casos positivos o bien se suman personas fallecidas. Así, cuando surgieron los primeros contagios, apareció el primer cimbronazo en la comunidad, que si bien no fue una sorpresa porque todos sabían que tarde o temprano el virus llegaría, significó la confirmación de que había que empezar a convivir –ahora cara a cara- con el nuevo mal. Tras ese impacto, los pocos casos que se iban sumando diariamente no llegaban a alarmar en demasía. Pero la luz roja volvió a encenderse en el sentir popular cuando se confirmaron los primeros fallecidos. Desde entonces ya no se apagaron, al establecerse que el virus estaba prácticamente en todos lados y ya no solo había familiares, amigos o conocidos contagiados, sino que también morían personas.

No obstante ello, hace poco más de un mes hubo cierto relajamiento por notarse que los casos positivos no subían en su número diario; se estableció una meseta en la que cada día se confirmaban entre 15 y 30 casos. Pero esa especie de relax se volvió nuevamente en una pesadilla cuando, desde hace unos 15 días, los positivos diarios se suman de a más de 50.

Este incremento tiene dos motivos: el primero y central es que, naturalmente, hay más contagios, pero también hay que sumarle que comenzaron a contabilizarse como casos positivos a aquellos contactos estrechos de contagiados que manifiesten síntomas, es decir que no se les hace el hisopado pero se los suma a la lista de positivos “por criterios clínicos/epidemiológicos”. También se sumaron los tests de antígenos, que son una prueba rápida que, en caso de ser negativa, se hace el hisopado pero si es positiva se considera al caso como tal. Además, aunque en menor medida, también aparecen tests analizados por laboratorios privados a requerimiento de pacientes que no ingresan por el sistema público. Por todo ello en Pergamino en las últimas dos semanas se incrementó exponencialmente la cantidad de casos positivos diarios, llegando en la actualidad (último parte dado a conocer ayer a la mañana) a los 2.304 casos positivos, de los cuales 527 están activos, es decir personas cursando la enfermedad; 1.739 se recuperaron (dados de alta) y hay 38 fallecidos.

Letalidad y mortalidad

No obstante estos guarismos que preocupan, las tasas de letalidad y de mortalidad por Covid-19 en Pergamino son notablemente inferiores a la de la media nacional. Mientras a nivel país el índice de letalidad del Covid-19 se ubica en el 2,65 por ciento (28.338 fallecidos sobre 1.069.368 contagiados registrados), en Pergamino la tasa es de 1,65 por ciento (38 fallecidos sobre 2.304 casos confirmados).

En cuanto a la tasa de mortalidad, en Argentina el índice es de 625 fallecidos por cada millón de habitantes (proyectado en Pergamino con una población de 100.000 mil habitantes sería de 62,5), mientras que la tasa a nivel local es de 38 casos en 100.000 habitantes. Proporcionalmente Pergamino tiene 24,5 fallecidos menos por cada 100.000 habitantes que el promedio a nivel país.

Cómo se calculan

Cuando hablamos de la tasa de mortalidad específica de una enfermedad, en este caso Covid-19, nos estamos refiriendo a la proporción de fallecimientos en un período en una población concreta. Normalmente se expresa como el número de muertes por cada 1.000, 10.000, 100.000 o un millón de habitantes (dependiendo de lo pequeña que sea la tasa). Por ejemplo, multiplicando los fallecimientos por 100.000 y dividiendo el resultado entre la población total.

En cambio, la tasa o índice de letalidad se refiere al cociente de fallecimientos en relación a las personas que se han contagiado de dicha enfermedad, cuyo resultado se suele multiplicar por 100 para mostrar el porcentaje.

Pruebas (o falta de)

Por supuesto, en el caso de la pandemia de coronavirus, conocer la tasa de letalidad real de la Argentina es un reto ante las dificultades para tener un registro fiable de cuántos realmente son los infectados: escasean los tests para el diagnóstico y muchos son casos asintomáticos.

En algunas jurisdicciones del país solo se incluyen en las cifras oficiales de infectados a aquellas personas que han dado positivo en el test de coronavirus. En el caso de Pergamino, como se dijo antes, también se suman las personas que presenten síntomas y sean cercanas a algún contagiado y también las que resulten positivos en el test de antígeno. Este punto vale aclararlo porque si Pergamino no considerara como positivos los casos declarados por criterios clínicos/epidemiológicos, la tasa de letalidad y de mortalidad sería sensiblemente inferior a la actual.

A cuidarse

Ante la palpable realidad que se padece en términos sanitarios producto de la presencia del Covid-19, ya no quedan medidas por adoptar que no sean las del extremo cuidado personal. A esta altura de los acontecimientos nadie puede desconocer qué tiene que hacer para no sufrir el contagio. Y aún así no hay garantías de no contraer la enfermedad, en especial el personal que está en la primera línea de acción contra el coronavirus.

Independientemente de los adultos irresponsables, rebeldes y hasta irascibles que los hay de a montones -que se escudan en que si se contagian no van a sufrir mayores problemas pero no razonan sobre que pueden contagiar a personas que sí pasarían un mal trance y hasta podrían morir- uno de los principales problemas que se detectan son los adolescentes y jóvenes que, producto del ímpetu que los caracteriza en esta etapa de la vida, es prácticamente imposible que se mantengan todo el tiempo cumpliendo las medidas aconsejadas. Se los ve yendo a casas de amigos, juntándose los fines de semana y hasta reuniéndose en lugares públicos. De hecho el viernes pasado por la tarde se pudo observar a un nutrido grupo de más de 20 jóvenes, todos juntos y en simultáneo, en la plataforma que rodea al mástil de la Plaza Merced, váyase a saber haciendo qué. De más está decir que ninguna autoridad o fuerza pública se acercó para advertirles que no podían hacer lo que estaban haciendo, aunque seguramente los chicos lo sabían.

Allí, entonces, en los más jóvenes, se pude advertir un potencial riesgo de llevar el virus a casas donde viven con sus padres o abuelos. Es un punto a tener en cuenta en todas las familias para que se refuercen los mensajes sobre los cuidados que se deben tener en cuenta. El resto es cuidarse y, en el caso de los creyentes, rezar para no contagiarse. Y si se produce el contagio no tener que pasarla mal.