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En el marco de esta celebración, hoy comenzará el triduo preparatorio en la Capilla de calles 8 y 15 del barrio Parque General San Martín. En cada celebración se pedirá por la salud en la vista ya que esta santa es la protectora de este sentido.
La liturgia indica que el viernes, como cada 13 de diciembre, se realiza la festividad en honor a Santa Lucía, protectora de la vista. Por ello la comunidad religiosa de la Capilla Santa Lucía y María Rosa Mística invita a la población, especialmente, a los fieles de la santa, al triduo que comenzará hoy.
El templo ubicado en calles 8 y 15 del barrio Parque General San Martín será el punto de encuentro de los fieles desde hoy y hasta el viernes inclusive. Tanto hoy como mañana, a las 17:30, habrá adoración al Santísimo Sacramento y luego celebración de la misa; en tanto que el jueves, a las 17:30, tendrá lugar la adoración al Santísimo y luego el Rosario meditado.
Por su parte el viernes, día de Santa Lucía, a las 17:30, será la adoración al Santísimo y luego el padre Mariano Díaz celebrará misa en la que se pedirá por quienes padecen alguna afección en la vista.
Los integrantes de la comunidad religiosa de la Capilla hacen extensiva la invitación a la feligresía en general.
Oración
La oración para honrar a la protectora de la vista reza: “Santa Lucía, que tienes el nombre de la luz, confiados recurrimos a ti, para que Cristo por tu intermedio nos alcance la luz de la fe. Te pedimos también la salud de nuestros ojos para que usando de ellos nunca perdamos de vista nuestra salvación. Amén”.
La historia
Se estima que Lucía nació en Siracusa, Italia, en el año 281. Pertenecía a una familia que provenía de la nobleza terrateniente. El padre murió cuando tenía cinco años. Su madre se llamaba Eutiquia.
Los cristianos del lugar peregrinaban todos los años a la ciudad de Catania, para venerar los restos de Santa Agueda, que había muerto en el 251, durante le persecución de Dedo.
Agueda era venerada por los cristianos, pero sobre todo era muy conocida por los numerosos milagros que había operado. El 5 de febrero de 301, fiesta de la santa, Lucía y su madre peregrinaron hasta Catania para rogar por la curación de Eutiquia que sufría de hemorragias desde hacia cuarenta años.
En el templo Lucía se durmió y en sueños se le apareció Agueda diciéndole: "Lucía, ¿por qué me pides lo que tú misma puedes conceder? Tu fe ha alcanzado gracia y tu madre está curada".
Al despertarse, Lucía le contó a su madre el sueño y Eutiquia descubrió que estaba completamente curada.
El suceso sirvió para que madre e hija iniciaran una relación más estrecha. Lucía le confió que había decidido consagrarle su vida al Señor y Eutiquia le anticipó que había decidido dejar en sus manos su cuantiosa fortuna.
A su regreso, Lucía comenzó a vender sus bienes y a repartirlo entre los pobres.
