En homenaje a Ceccón fue colocada la segunda “Baldosa por la Memoria”

El acto tuvo lugar el jueves en la casa que construyó el militante por los derechos humanos en el barrio Güemes. Allí su hija, Nancy junto a sus sobrinos colocaron este símbolo que recuerda el valiente accionar del desaparecido, y luego asesinado por la última dictadura, en búsqueda de conseguir una sociedad más igualitaria e inclusiva.

DE LA REDACCION. En la tarde del jueves, en San Salvador 2340 del barrio Güemes, se colocó la segunda “Baldosa por la Memoria” en homenaje a Luis Ceccón, detenido, desaparecido y asesinado por la última dictadura cívico militar.

La actividad estuvo coordinada por el Espacio por la Memoria, Identidad y Género (Emig) y estuvo enmarcada en el programa “Baldosas por la Memoria”, con el objeto de homenajear a los detenidos desaparecidos de Pergamino visibilizando los lugares donde vivieron, estudiaron, jugaron, se rieron, amaron y soñaron.                                                                                                 Esta es la segunda baldosa que se coloca en nuestro medio ya que la primera se situó en la casa de la familia de Gerardo Pérez.                                                            

En esta oportunidad, estuvo el nieto recuperado Nº 18, Andrés La Blunda.

Presentes

Carmen Rolandelli estuvo a cargo de la conducción del acto, ante la presencia de familiares de Luis Ceccón, integrantes del Emig, de la Asociación por la Memoria y Derechos Humanos de Pergamino, referentes de organizaciones sociales y de derechos humanos, militantes de organizaciones políticas, los concejales Lisandro Bormioli y Mónica Filippini, los padres de Gerardo Pérez asesinado durante la dictadura y vecinos del barrio Güemes.

Un agradecimiento especial estuvo dedicado a los estudiantes de la Escuela de Artes Visuales que construyeron la baldosa.

Compromiso social

En nombre del Espacio por la Memoria, Identidad y Género, Claudia Argento hizo alusión a la historia de Luis Ceccón destacando su activismo y su labor comprometida en busca de una sociedad más justa e igualitaria. 

En 1973 Luis Ceccón llegó al barrio Güemes con su compañera Máxima Franco, ambos jóvenes y recién casados. Como su oficio era el de albañil, construyó su casa con la ayuda de sus amigos. En su vivienda enseñaba a leer y a escribir a los adultos que no estaban alfabetizados. Así se formó un grupo de vecinos que tenía como referente al padre Marciano Alba que conformó una agrupación católica llamada “Emanuel” que tuvo el apoyo del obispo de San Nicolás Carlos Ponce de León que fue asesinado por la dictadura. En este marco y a través de la labor de una cooperativa vecinal, lograron construir 22 casas a los vecinos de dicho barrio. 

“Un documento que fue elaborado por la Dirección de Inteligencia de la Provincia de Buenos Aires revela datos interesantes sobre el trabajo de Luis Ceccón. Su lectura constituye una prueba más del accionar comprometido de este militante en beneficio de los más pobres y su oposición a la dictadura que le valió una muerte que, ya nadie duda, fue planificada por los militares”, expresó la oradora.

De ese informe se desprende un capítulo de la historia del cabo Ceccón desde la óptica de sus captores, y los argumentos con que los secuestradores justifican las causas de su detención. Entre las principales se encuentran que “en 1974 por una cuestión personal comenzó a desarrollar una acción tendiente a la formación de un grupo de personas con las cuales coordinar esfuerzos que permitieran la formación de una comisión vecinal. Formada ésta, habiendo comprado una parcela de tierra gracias a la organización de festivales de doma y otros, gestionó ante el secretario de Bienestar Social de Pergamino, materiales para la construcción de 22 viviendas”, aseguró Claudia Argento, integrante del Emig.

Solidaridad a flor de piel

El informe continúa describiendo las acciones solidarias del grupo donde se reconoce al padre Marciano Alba como un cura tercermundista que influye sobre los vecinos. 

Según el informe de los secuestradores, “el contexto humilde en el que vivía Ceccón es promotor de un sentimiento populista en el cabo secuestrado, que para los represores deriva en una lógica decantación que termina con el acercamiento de Ceccón a la organización Montoneros”.

Entre los elementos que el interrogador encuentra para comprometer a Ceccón, se enumera: realizó pintadas que fueron refrendadas como montoneras, ofició de campana con el arma de la repartición, participó de reuniones proselitistas algunas efectuadas en su domicilio, realizó el chequeo de la comisaría de Pergamino, entregó documentación policial de las racias que la Policía programaba en esta ciudad. Y en conclusión el informe recomienda la separación inmediata del oficial de la institución policial.

Prosiguiendo con la historia de Ceccón, la profesora de historia y oradora de la jornada contó que “lo detuvieron en 1976 y lo largaron con la promesa de que sería un doble agente infiltrado en la Organización Guerrillera Peronista pero habló con sus compañeros y siguió pasándole información cambiada a la Policía. Fue nuevamente detenido por ello y finalmente desaparecido el 16 de mayo de 1978 cuando tenía 31 años”.

Nada se supo de su destino por 32 años hasta que la búsqueda de sus familiares dio sus frutos. Gracias a la labor del Instituto de Antropología Forense, sus restos fueron hallados en una fosa común y sin identificación junto a otros cuerpos en  un cementerio de la localidad de General Lavalle, Partido de la Costa. Por eso se concluye que fue arrojado al mar desde un avión, resultó víctima de los denominados “vuelos de la muerte”. 

“Este pasado militante, valiente y comprometido de Luis Francisco Ceccón con los más humildes; su elección de vida tan jugada y coherente nos interpela en el presente. El, víctima de la dictadura, puso el cuerpo y hasta dio su propia vida en la búsqueda de una Patria más justa, inclusiva y soberana. Luis nos interpela desde el lugar de la acción para combatir las injusticias y estar cerca de los menos favorecidos. Nuestra militancia y cotidianeidad debe estar poblada de humildad, generosidad, solidaridad y compromiso. La agenda actual de los derechos humanos así lo requiere. Eso es lo que Ceccón y los 30 mil desaparecidos esperan de nosotros”, concluyó Argento.

La palabra de Nancy

En la casa que construyó Luis Ceccón vive su hija Nancy, una militante de derechos humanos. Visiblemente emocionada por el grato recuerdo que dejó su padre, agradeció a los presentes el acompañamiento “en el trayecto que venimos realizando con mis familiares para la reconstrucción del nombre de mi padre. La colocación de la baldosa es un acto muy importante porque tiene que ver con la huella que el dejó en esta casa, en este barrio que es parte de nuestra historia. Gracias a esta baldosa, los ciudadanos y los vecinos del barrio podrán saber que acá vivió un militante popular, defensor de la igualdad en la sociedad, que fue cuestionado, perseguido por la dictadura por ser un hombre solidario, íntegro, valiente que aplicó su convicción de querer formar una patria más justa”.

Luego de tan sentidas palabras, Nancy junto a sus sobrinos (nietos de Ceccón) colocaron la baldosa en la puerta de la casa de San Salvador 2340. El diácono Hugo Vasallo bendijo la placa.