El reconocido músico nacido en Pergamino integró varios grupos de la ciudad. Debutó como organista con Carlos Moran. En los últimos tiempos estuvo tocando con Alberto Bianco que lo convocó para armar el Grupo Setenta.
Falleció el domingo, a los 75 años, Rodolfo José Uribe, reconocido músico nacido en Pergamino.
“Bocha”, como lo conocían todos, creció cerca de la música. Fue a la Escuela Nº 2 y más tarde al Colegio Comercial. Con su madre -Perla- aprendió a dar los primeros pasos con el piano cuando tenía 6 ó 7 años. Pero su maestra fue Carea de Pansechi.
En una entrevista con LA OPINION confesaba que su amor por el piano nació cuando descubrió que “algunas piezas le podían salir bien” y reconocía que al principio le costaba interpretar música clásica que era lo que exigía la enseñanza sistemática en sus clases. “Al principio no me gustaba, pero después terminé dando dos o tres conciertos y gané un concurso de piano”, señalaba, pero remarcaba que lo suyo eran otros ritmos: “Soy un viejito corrupto al que le gusta el rock”.
Su trayectoria como músico fue amplia. El primer conjunto que integró se llamó “Los Yetis”. Debutó como organista con Carlos Moran. Junto a Rubén Ghiotti, José Moran y Carlos Satuf integraban el grupo “The Devil’s”.
Para estudiar Medicina se fue a Rosario, estudió dos años hasta que descubrió que el mundo de la ciencia no era para él. Siempre estuvo cerca de la música y en su época de estudiante tocaba el piano en una confitería que funcionaba en la cortada Sargento Cabral.
De regreso a Pergamino integró varios conjuntos, tocó con Mario Berrondo, en “Los demonios” y “Los Pumas”. Un día Roberto Veros y Rubén Aguilera lo convocaron para crear “Magia Negra”, un grupo que funcionó de 1969 a 1972. Fue un tiempo glorioso de innumerables anécdotas y vivencias inolvidables. Compartía el conjunto con Roberto Veros, Rubén Aguilera y Juan Carlos Biondini. Con el tiempo y gracias a los contactos que hicieron en Capital Federal donde vivían en hoteles y pensiones, lograron grabar tres simples y hacer música acompañando a varios artistas. “Nosotros grabamos tres discos y actuábamos en Canal 9 y en Canal 11 en un programa que se llamaba ‘Los fabulosos veinte’, dirigido por Leo Rivas, allá por la década de 1970. También actuamos en muchos festivales importantes”, recordaba.
Los trabajos
Fue empleado bancario hasta 1981, después en el rubro inmobiliario y más tarde entró a trabajar en Kehoe, donde estuvo seis años.
“Por ese entonces estaba lejos de la música y dando los primeros pasos en lo que fue mi otra profesión: ser vendedor de autos. Estuve en todas las concesionarias, Ford, Renault y en Chevrolet terminé a cargo de la sección de plan de ahorro. Después entré a trabajar en una administradora de planes de ahorro en Buenos Aires y durante mucho tiempo viajé todas las semanas a cubrir una zona que llegaba hasta La Pampa”, contaba.
El regreso a la música
Su regreso a la música se dio tocando el piano en la Parrilla Toro. Tocó dos años allí y fue músico de varieté acompañando a artistas que venían de afuera. También integró un grupo de alcance regional que fue “El poder de magia blanca”. Tiempo después fue “Poder”, un grupo sobre la base de pistas en el que Claudio Dalmaso tocaba la guitarra, “Bocha” en los teclados y ‘Nito’ López en la voz”.
En los últimos tiempos estuvo tocando con Alberto Bianco que lo convocó para armar el Grupo Setenta.
Llegó a viajar varias veces a los Estados Unidos y acompañó en espectáculos a Cristina de los Angeles, una argentina radicada allí que le había presentado Carlos Belizán.
“Creo que siempre pude hacer todo lo que quise. En la música y en la vida. En Santa Teresa corrí en auto y en moto”, decía en la charla y aparecía la gratitud hacia su familia por acompañarlo en cada uno de sus proyectos.
Estaba casado con Felicia Silvestre. Tenía cuatro hijos: Federico, Mariano, Manuela y Tomás, y diez nietos: Constanza, Alvaro, Juana, Isabel, Amparo, Emilia, Antonia, Julia, Simón y Aitor. Su núcleo familiar se completaba con su hermana Viviana, sus nueras Anabela y Maira y su yerno Guillermo.