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Porteña por nacimiento, a los 2 años vino con su familia a vivir a Pergamino. Se especializó en cuentos cortos. Fue una de las pioneras con su Taller literario donde, desde hacía 25 años, estimulaba y transmitía su amor por las letras a los asistentes con consignas y propuestas.
La noticia causó consternación a todo el ámbito de las letras de nuestro medio. Y aunque estaba atravesando un inconveniente de salud, no se esperaba el peor desenlace.
Estela Torres Erill falleció hoy a la mañana, a los 82 años.
Si había alguien en quien el amor por las letras constituía una parte integral del alma, “Estelita” -como se la llamaba- era el paradigma.
Especialmente dotada para el cuento, escribió una serie de libros de cuentos en donde campeó un estilo conciso, una adjetivación mesurada y un sentimiento muy hondo, volcado en relatos para niños de extremada ternura y hondas historias para grandes.
Vivió su vida en estado de pureza literaria, en estos tiempos donde se rinden cultos innombrables.
Aunque porteña por nacimiento, cuando tenía dos años vino con su familia a vivir a Pergamino.
Cursó la primaria en la Escuela Nº 2 y obtuvo el bachillerato en el Colegio Nacional.
Decidida a estudiar Derecho, marchó a Buenos Aires, pero según lo contaba, aquello de “dura lex, sed lex”, le pareció excesivo y se volcó a la literatura, que ya venía cultivando desde la niñez.
“Mi madre me inculcó el amor por la letras -contaba en una entrevista-. Recuerdo que cuando tenía 4 años me sentaba en una sillita de paja y me leía cuentos y poemas para chicos y grandes”.
La quinta de su abuelo materno que poseía en Escobar fue su fuente de inspiración en su niñez.
A los 10 años escribió su primera novela basándose en las obras del escritor brasileño Monteiro Lobato.
Ya en el Colegio Nacional hizo colaboraciones para la revista de TEA.
A partir de 1980 comenzó a participar en concursos literarios. Así obtuvo su primer premio en el concurso promovido por exalumnos del Colegio Nacional y ganó la medalla de oro en la justa “Enrique Venini” de Diario LA OPINION.
Ese fue el punto de partida a una sucesión de galardones obtenidos en diversos certámenes literarios en los que concursó durante su extensa carrera.
En 1999 LA OPINION y Canal 4 le otorgaron una distinción en Literatura en la tradicional Fiesta del Deporte y la Cultura.
Realizó colaboraciones con publicaciones de Rosario, Buenos Aires, Jujuy, Mendoza y periódicos de la zona.
Estela Torres Erill trasladó su amor por las bellas letras a la docencia y en 1994 creó el Taller de Creación Literaria, por el que seguramente desfilaron la mayoría de quienes hoy tienen alguna inclinación por la literatura en nuestro medio. “A los asistentes les doy estrategias, les hago propuestas y ellos trabajan sobre esas propuestas”, señalaba.
Decía de su admiración irrestricta por Jorge Luis Borges. También tenía preferencia por García Márquez, Vargas Llosa, María Elena Walsh, Benito Pérez Galdós y elogiaba a colegas del ámbito local como Edna Pozzi y Daniel Mastroberardino.
De sus cuentos Estelita decía que “el más querido siempre es el último”. Sin embargo y puesta a elegir, mencionaba “La verdad del espejo”, “El viejo reloj y “La casa de las gaviotas”. “Me gusta la literatura que deja los cuentos abiertos”, sostenía.
Durante 1984 y 1985, cuando la Dirección de Cultura era dirigida por Claudia Aiello, se desempeñó como secretaria de la Comisión Municipal de Bellas Artes, cuyo presidente era Gustavo Bitar.
De su extensa bibliografía podemos mencionar: “Antología Poética Pergaminense”, antología “Al filo de la Imagen”, anuario “Argena 1983”, antología “Zona de vigilia”, “Cuentos encantados”, “Anuario 1985”, “Palabras de amor”, “La casa de las gaviotas”, antología “Juegos florales”, “Pájaro de otoño”, antología ”Poesía en marcha y memoria en movimiento”, “Encuentro”, “Peregrinos del viento” y “Cuentos en otoño”.
En la narrativa infantil editó “Las estrellitas”, “Cuentolín ilustrado”, “Cuentolín Ilustrado II” y “Cuentolín Ilustrado III” (coautora con Angel Lapolla y Rodolfo Hachén), “El conejo cuentagotas”, “Los guantes de Mauricio”, “Había una vez una tierra”, “Los anteojos de Nazarena” y “Mariposas y cascabeles”.
Sus restos serán inhumados este viernes en el Cementerio Municipal a las 15:00, previo responso en las salas velatorias.
