Pergamino

¿La pandemia tuvo impacto en los hábitos de consumo de sustancias?


 El relevamiento aporta datos locales sobre el consumo de sustancias psicoactivas durante la pandemia (SPIRTOVNET)

'' El relevamiento aporta datos locales sobre el consumo de sustancias psicoactivas durante la pandemia. (SPIRTOV.NET)

Un segundo relevamiento realizado por el Centro Integral para la Prevención y el Tratamiento de las Adicciones aportó datos novedosos que hablan del incremento de la ingesta de alcohol y otras sustancias, tanto de uso legal como ilegal. También hay un señalamiento en relación con el uso de psicofármacos.


Allá por el mes de mayo un estudio realizado por el Centro Integral para la Prevención y el Tratamiento de las Adicciones “Padre Galli” aportó los primeros datos locales respecto de cuál había sido el comportamiento de los pergaminenses y vecinos de la región en relación con el consumo de sustancias psicoactivas desde el comienzo de la pandemia. En el mes de octubre desde el mismo dispositivo se concretó un segundo relevamiento que sumó datos sustantivos que revelan cierta afectación de la salud mental durante el confinamiento y una modificación en algunos hábitos de consumo, tanto de sustancias de uso legal como ilegal.

La encuesta estuvo orientada no solo a recoger información sobre el uso de sustancias sino a indagar en el estado general de la población respecto de la salud mental y a explorar en estados de ánimo y preocupaciones que fueron surgiendo con la evolución de la pandemia y las medidas que restringían las actividades habituales. También a indagar en el uso de los servicios de salud mental y anticipar posibles futuras demandas.

El presente informe se centrará en el tema del consumo. Un segundo artículo que será publicado el domingo próximo, desagregará otras cuestiones relevadas en esta iniciativa del Centro Padre Galle que se transforma en una radiografía que, con anclaje en datos locales y regionales, posibilita la evaluación y abordaje de algunos de los emergentes de la pandemia.

La salud mental como proceso

En sus párrafos de presentación, el análisis del relevamiento planificado y coordinado por el psicólogo Marcos Carini, director de Adicciones del Municipio y responsable del Centro Padre Galli expresa: “En tanto la salud mental se define en su llamado contexto social, no es solo allí donde puede identificarse un síntoma o signo, debe ser abordado en consideración de variables como las culturales, económicas, sociales, deportivas, así como en relación con la accesibilidad de servicios como la salud, la educación o sanitarios. Es por ello que el relevamiento incluye variables sociales, algunas concepciones de los encuestados sobre su propia salud y preocupaciones futuras, así como su opinión sobre el propio sistema de salud mental”. Y prosigue: “La salud mental es un proceso en el que influyen las circunstancias individuales, las significaciones sociales, los aspectos culturales, políticos y económicos y por esa razón los paradigmas actuales exigen abordarla desde diferentes disciplinas profesionales en una interacción compleja. Justamente por tratarse de un proceso cambiante, no estanco es que resulta tan complejo vaticinar reacciones futuras del padecer subjetivo de nuestra sociedad, así como de sus principales preocupaciones. Es altamente probable que la conformación del padecimiento se encuentre ligada al devenir del contexto macrosocial, económico, y político. Por este motivo es que procuramos poseer datos actualizados que contemplen las dimensiones subjetivas y sociales, entendiendo que son innumerables las posibles modificaciones contextuales y sabiendo que las reacciones dependerán tanto de las decisiones gubernamentales como de las manifestaciones discursivas, de las prácticas profesionales y de la construcción subjetiva social que la comunidad realice de la situación de pandemia y de sus propios posicionamientos: pero que en ningún caso la imprevisibilidad justifica la improvisación en las intervenciones que deban hacerse”.

El trabajo indagó sobre el consumo de sustancias legales como el alcohol y tabaco. (CENTRO PADRE GALLI)

El estudio

Para este relevamiento se optimizaron métodos de análisis y categorías incluidas. La muestra incluyó 600 encuestas realizadas en Pergamino y la zona. La consulta se vehiculizó mediante formularios enviados a través de las redes sociales y entrevistas telefónicas. Y se concretó en una situación epidemiológica sensiblemente distinta a la que se tenía cuando se concretó el primer estudio.

La edad de participación en la encuesta fue mayoritaria entre los 20 y los 40 años, siendo ampliada a un 80 por ciento entre los 16 y 55 años -se ha incrementado la participación de personas más jóvenes en comparación con el primer relevamiento y se observa una disminución en la franja que va de los 40 a 51 años y un aumento significativo entre los 16 y 25-.

El alcohol y el tabaco

Con respecto al consumo de alcohol, el relevamiento señala que aquellas personas que consumían antes de la pandemia mantuvieron su consumo durante este período. El 68 por ciento de los encuestados refirió tomar bebidas con contenido alcohólico. Sobre si aumentaron o disminuyeron su ingesta, los porcentajes para ambas respuestas fueron similares: 2,2 cada 10 personas aumentaron el consumo y 2,6 disminuyeron. Las razones aludidas para el incremento fueron el tiempo de ocio, el estrés o el aburrimiento; mientas que quienes disminuyeron hicieron referencia a haber tenido menos posibilidades de acceder a espacios de esparcimiento de expendio de bebidas alcohólicas y explicitaron la disminución de “las previas” a las salidas y los encuentros de pares; aunque en este punto algunas referencias son contradictorias porque las mismas personas refieren estar juntándose con sus pares en reuniones informales donde mencionaron que se propicia el consumo de bebidas alcohólicas.

El estudio también indagó en el consumo de tabaco. Habría disminuido el porcentaje de fumadores, un dato que va en coincidencia con una tendencia nacional y puede atribuirse a dos hechos fundamentales: las campañas que han sido intensivas y la tendencia de la sociedad a adoptar hábitos saludables. En éste punto el cigarrillo de tabaco ha corrido, en la representación social, con la suerte de ser identificado adecuadamente como un tóxico que además de ser psicoactivo potencialmente, capaz de generar consumos problemáticos y dependencia, es una sustancia perjudicial para la salud física en general, particularmente generadora de varios tipos de cáncer.

Según la comprensión de este indicador que se hace en el estudio, la merma en el consumo está dada por el cambio en la representación social. Cuando ésta se distiende respecto de la percepción del riesgo de algunas sustancias, el incremento del consumo tiende a naturalizarse, y a aumentar su elección; y por el contrario cuando la percepción de riesgo aumenta, el consumo tiende a bajar, lo que demuestra que el componente social resulta muy influyente.

Si bien la disminución general mencionada en una época en la que los consumos en general tienden a incrementarse merece una evocación especial, también hay que remarcar que prácticamente continúan consumiendo una de cada cuatro personas. Y decir que, desde el inicio de la pandemia y las restricciones sanitarias, el 11,25 por ciento de los consumidores refirió haber incrementado su consumo; mientras que el 4,02 mencionó haber disminuido, con lo cual el resultado definitivo del sondeo arroja que entre los fumadores existen un 7,25 por ciento con mayor consumo de tabaco desde el inicio de la situación de pandemia por Covid-19.

Las sustancias ilegales

En el terreno del consumo de sustancias psicoactivas ilegales, el 12,17 por ciento de los encuestados refirió realizarlo. Los encuestados respondieron haber mantenido su consumo mayoritariamente durante la pandemia, no obstante, es posible observar una sensible modificación respecto de la primera encuesta: Así durante el relevamiento realizado en mayo, prácticamente el 50 por ciento de los encuestados habían disminuido sus consumos en relación a los tiempos anteriores a la pandemia; mientras que ahora los resultados evidencian un incremento del 34 por ciento entre quienes las consumen. Es decir que en la comparación mayo-octubre este porcentaje representa un incremento del consumo del 16 por ciento. La disminución del consumo, en tanto, se dio en el 23 por ciento, un porcentaje sensiblemente menor al 49,30 por ciento aportado por el primer estudio.

Esta tendencia a la alta permite inferir que una de cada tres personas que consumían sustancias psicoactivas con anterioridad a la pandemia, han incrementado su consumo en este período. En contraposición a lo que sucedía en mayo, cuando una de cada dos personas había disminuido su consumo.

En relación con las causas, son atribuibles a varios factores, aunque ponen en evidencia una mayor afectación de la población que consume.

Para el incremento, las razones señaladas fueron más tiempo de ocio, malestar general por la extensión de la situación, la necesidad de paliar angustias ocasionadas por motivos laborales, crisis de ansiedad o pánico y miedo o necesidad de evadirse de problemas personales.

Entre quienes disminuyeron el consumo de sustancias psicoactivas ilegales, las razones mencionadas en las respuestas fueron: menos situaciones de consumo social, falta de dinero -incluso refieren el aumento del valor que sufrieron algunas sustancias psicoactivas-.Un dato que se desprende del documento al que accedió LA OPINION y que los impulsores del estudio consideran relevante es que los encuestados no mencionan la falta de acceso a la sustancia, cuestión que en el relevamiento anterior fue una de las razones recurrentes.


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