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Los nonagenarios Cerdeña (Italia)


 Buena alimentación y vida en familia dos de los secretos en Cerdeña (Megyar)

'' Buena alimentación y vida en familia, dos de los secretos en Cerdeña. (Megyar)

Por el doctor Mario L. Gospodinoff para la Redacción de LA OPINION. Cerdeña, en tamaño, es la segunda isla italiana en el Mediterráneo después de Sicilia y la región forestal más extensa de Italia. Cagliari es la capital, con una población de 160.000 habitantes. La costa se ha ido desarrollando mucho en las últimas décadas y el turismo ha pasado a ser la industria de mayor importancia. Cerdeña es rica en minerales y produce el 75 por ciento de los mármoles de Italia, así como 200.000 quintales de corcho al año. Es la única isla del Mediterráneo donde los habitantes no siguen una dieta mediterránea.
Llaman la atención la baja natalidad y la contraparte: una esperanza de vida muy alta, de 85 años para las mujeres y 78 años para los hombres. Cerdeña y Okinawa son en el mundo las que tienen el porcentual más alto de centenarios: 22 personas viven 100 o más años, por cada 100.000 habitantes. En la mayor parte del mundo las centenarias son cuatro por cada hombre. En Cerdeña el porcentaje es de uno a uno. Estudios genéticos han revelado que los sardos tienen una estructura genética diferente, quizás por el aislamiento en que vivieron por muchos siglos antes que los españoles y otras etnias poblaran la isla. Algunas de las características genéticas son negativas, como la alta incidencia de diabetes I y esclerosis múltiple, pero los factores positivos incluyen la resistencia a la malaria y la longevidad, en especial de los hombres. Cerdeña sufrió múltiples invasiones que forzaron a los sardos a radicarse en el interior montañoso, aislarse y formar núcleos familiares que preservaron la diferencia genética y una cultura resistente a cambios externos. Del pueblo de Maimoiada surgió la leyenda de Giovani Piras, que nacido en 1906 emigró a Argentina en 1909 donde paso a llamarse Juan Perón. Un restorán, “Sa Rosada”, recogió la controvertida leyenda y cubrieron sus paredes con parafernalia ligada a la vida de Juan Perón. Los primeros sardos en llegar a la Argentina lo hicieron después de 1800 y se radicaron en Tucumán y Salta donde pueblos enteros llevaban apellidos sardos. Aproximadamente 15.000 sardos emigraron a Argentina antes de la Primera Guerra Mundial (1903 a 1915). Para 1936 los sardos en Argentina lograron formar una asociación mutualista italiana que con una cuota de un peso ($1) por mes cubría las prestaciones médicas e internaciones en el Hospital Italiano de Buenos Aires. La Casa de Cerdeña en la actualidad está en el barrio de Caballito.
En la isla de Cerdeña el agua es escasa, recibe muy pocas lluvias. Hasta la mitad del siglo pasado eran muchos los muertos por infecciones. Después de la Segunda Guerra, por iniciativa de la Fundación Rockefeller el mejoramiento de la salud pública, la prevención de enfermedades y el desarrollo forestal, minero y turístico, produjeron un gran mejoramiento social.
La mayoría de los centenarios de Cerdeña viven con la familia en pequeños pueblos de montaña. Están acostumbrados a tareas duras de trabajo físico intenso como es el escalar la montaña llevando el ganado a pastorear, actividad en la que gastan unas 400 calorías por hora, lo que sería equivalente a andar unas ¡tres horas en bicicleta! Un típico día de un hombre sardo es levantarse al alba, llevar los animales a pastar y regresar a la casa para el almuerzo, que generalmente es una rodaja de pan casero, queso pecorino y una cebolla o tomate en estación. Luego de la siesta se reúnen en la plaza del pueblo a socializar con los amigos, para luego regresar a trabajar hasta el anochecer. La cena es la única comida en familia. La dieta es muy simple y a base de porotos, leche de chiva, queso pecorino, yogur, pan, vino casero y carne los domingos. El queso sardo argentino se hace a partir de la leche vacuna, a diferencia del original que lo producen de leche de “pécora”(oveja).
Los sardos que pasan de 90 años y requieren cuidados lo reciben en sus casas, generalmente una hija o nieta se ocupa de ellos. En las aldeas de las montañas no hay fumadores.
Otro elemento que consideran coadyuvante de una larga vida es una resina producida por un arbusto originario de la isla de Chio de Grecia y muy cercana de la costa de Turquía. La resina se cree que tiene propiedades antibacterianas y podría prevenir algunas infecciones. Investigadores de la Universidad de Sassari, en el norte de la isla, creen que el secreto de la longevidad de los sardos está en los ácidos grasos de la leche de chivas y el aceite, que los protegerían de padecer arterosclerosis o enfermedades como el Alzheimer. La resina se masca o una vez seca se mezcla con las comidas.
En la isla de Cerdeña las hojas de las plantas de curry enano no las comen las ovejas pero sí los chivos, lo que hace que la leche de chiva contenga arzanol, que es una substancia antiinflamatoria y contribuyente de la longevidad.
Leche de chiva: comparada con la de vaca tiene 13 por ciento más calcio; 25 por ciento más de vitamina B6; 47 por ciento más de vitamina A; 134 por ciento más potasio y tres veces más Niacina (datos de la Universidad de de Granada 2007).
Las chivas lecheras producen en volumen la mitad de lo que produce una vaca pero requieren menos alimentación y no afectan tanto al medio ambiente al producir una cantidad de gas metano mucho menor.
Otro factor al que asignan gran valor en la preservación de la salud es el vino tinto, producido con uvas de la variedad Cannonau. Durante el tiempo de maduración, sobre todo en el mes de agosto, soportan un sol muy fuerte lo que hace que la fruta produzca más pigmento rojo para protegerse de los rayos ultravioleta. En Cerdeña la vinificación es diferente: prolongan el tiempo de maceración lo que eleva la cantidad de “flavonoides”, que son pigmentos encargados de múltiples funciones celulares.
Lo curioso es que los sardos no siguen una dieta mediterránea. Las investigaciones del equipo dirigido por Dan Buettner concluyeron que hay valores y diferencias que juegan un rol fundamental en la longevidad de los sardos:
Los sardos consideran que estar sentados, sin hacer nada, es negar el propósito de la vida.
Los centenarios unánimemente piensan que la familia es lo más importante de sus vidas.
Los sardos son moderados en sus hábitos alimenticios o sea, la moderación sería otro de los factores contribuyentes de la longevidad.


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