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El templo de Falucho al 800 fue el punto de congregación de cientos de pergaminenses que se acercaron a venerar al Santo de la Providencia. Portando espigas de trigo, estampas, Rosarios y velas, los ciudadanos depositaron una vez más la confianza en Cayetano. El obispo Hugo Santiago pidió que “el Gobierno, no importa cuál, sea sensible y se empeñe para que haya trabajo para todos”.
Una vez más los fieles reafirmaron ayer su amor y devoción por San Cayetano, patrono del trabajo, la paz y el pan, del que se destaca su providencia divina sobre todo en la ayuda del más necesitado y vulnerable.
El templo de Falucho 864, del barrio 12 de Octubre, se convirtió en el punto de congregación de cientos de ciudadanos que, desde diferentes barrios, llegaron al templo, en distintos momentos del día, con el fin de pedir y agradecer.
Portando estampas, espigas de trigo, rosarios, velas y panes, los fieles participaron de las actividades preparadas por la comunidad cuyo párroco es Aníbal Tabares. Desde las primeras horas de la mañana, la Iglesia abrió sus puertas hasta las 22:00.
La primera misa fue a las 7:30 y la última a las 20:30, pero en horas de la tarde, se registró la mayor concentración ya que una multitud participó de la marcha de la fe que se desarrolló por las calles del barrio y de la misa central que fue presidida por el obispo de la Diócesis de San Nicolás, monseñor Hugo Santiago.
En su recorrida por las calles del barrio, la imagen de San Cayetano fue acompañada de la Virgen de Luján y también de la Virgen de Urkupiña, patrona de la comunidad boliviana que reside en la zona oeste de la ciudad.
Ayer también fue una oportunidad para que los integrantes de los talleres que funcionan en el Centro Barrial puedan hacer visible su tarea, ofreciendo a los fieles sus productos, mostrando su labor y todo lo que aprenden en cada una de las propuestas. En este marco, en la marcha de la fe, participó el grupo de jóvenes de la murga.
La misa se desarrolló en el SUM que une la Parroquia y el Jardín. (LA OPINION)
Generación de trabajo
Las misas que se celebraron durante el día del Santo de la Providencia, tuvieron lugar en el Salón de usos Múltiples que une a la Parroquia con el Jardín de Infantes.
En su homilía, el obispo comenzó diciendo que “estamos celebrando a San Cayetano, a quien le venimos a agradecer o a pedir trabajo; sabemos que el trabajo es muy importante, que el salario digno es muy importante porque permite a la persona tener acceso al capital y consecuentemente a los derechos humanos, por ejemplo, una vivienda digna, el descanso necesario, la educación de los hijos. Ninguno de nosotros queremos que nos regalen las cosas sino que, por el sentido de dignidad, preferimos ganarnos el pan de cada día con inteligencia, voluntad y capacidad de trabajo”, y trajo a colación la actualidad: “En estos momentos en que sabemos que se están cerrando fuentes de trabajo pidamos para que el Gobierno, no nos interesa cuál, sea sensible con esto y se empeñen para que haya trabajo para todos”.
Valor social
Por otro lado, y continuando con las peticiones a San Cayetano, Santiago indicó que “pidamos confiando en el Santo para que quienes tengan el capital lo utilicen con valor social, es decir, sepan ser generosos y usar el dinero para ayudar a otros, generando por ejemplo trabajo para los demás”.
Haciendo alusión a la paz, el prelado afirmó que “necesitamos una vida de unión, de paz. Debemos pedir saber dar de nuestros dones lo poco o mucho que tengamos un valor de bien común, eso nos da alegría y a la vez ayuda a construir la comunidad”. A modo de ejemplo, el obispo contó que “estuve 11 años en Corrientes, en Santo Tomé, un lugar muy pobre. Ahí aprendí sobre las cualidades que tienen las comunidades que menos tienen, la capacidad de compartir y de conformar comunidad. Me impresiona la generosidad de aquel que tiene poco, la capacidad de compartir y de hacerlo con alegría, ese es un don que debemos pedirle a San Cayetano para toda la sociedad, quienes tienen menos acceso a los bienes saben compartir lo poco que tiene, saben vivir con poco y con alegría, una acción que es muy cristiana porque el Evangelio nos dice en los Hechos de los Apóstoles que tenían los bienes en común y celebraban la fe”.
El padre Tabares (izquierda) junto al monseñor Santiago (derecha). (LA OPINION)
Ser capaces de integrar
En este sentido valoró el trabajo que se desarrolla en la comunidad de San Cayetano y dijo que “he notado una cosa muy linda en mis visitas a este templo, un sentido de familia y un compartir lo que hay, a puertas abiertas, eso es lo que noto. Y este es un ejemplo para toda la sociedad, para que seamos capaces de compartir lo mucho o poco que hay y así que todo el mundo se sienta integrado, que todos sientan que tienen un lugar porque el gran problema de esta sociedad argentina es que hay muchos excluidos del sistema, personas que no tienen un lugar”.
En otro tramo de la homilía felicitó a la comunidad de San Cayetano porque “cada vez que vine de visitas se siente ese calor de hogar” e inmediatamente pidió un aplauso para la Parroquia de calle Falucho y para San Cayetano. “Vamos a poner todas nuestras intenciones en las manos de San Cayetano, pidamos para que todos los argentinos sepamos dar valor social a lo que tenemos, y también agradezcamos por las gracias concedidas”, concluyó el prelado.
Festival para todos
Con la bendición de los panes y la distribución de los mismos se dio por finalizada la celebración central de la Eucaristía. Luego los presentes disfrutaron del tradicional mate cocido con tortas fritas caseras que la comunidad prepara para agasajar a sus invitados, mientras se deleitaban con los números musicales de algunos artistas pergaminenses.
Durante todo el día, en que se mantuvieron las puertas abiertas del templo, los ciudadanos asistieron al barrio oeste a saludar al santo, a rezarle, depositando como en cada 7 de agosto la confianza y la fe que tan necesarias son para atravesar los tiempos de dificultades.
