Pergamino

Malos hábitos que generan daños y obstrucciones en la red de cloacas


 La adquisición de nuevo equipamiento resultó primordial por el uso intensivo que hace el rea (LA OPINION)

'' La adquisición de nuevo equipamiento resultó primordial por el uso intensivo que hace el área. (LA OPINION)

Cuando una cañería se tapa en casa es porque hay algo que no debería estar y que impide el normal flujo de líquidos. Lo mismo sucede en el sistema sanitario público, solo que afecta a toda la ciudad. Pequeñas acciones de todos los días con perjuicios imperceptibles, pero que de un momento a otro pueden desencadenar en un daño mayúsculo.


Los problemas que se generan todos los días en el sistema de cloacas por la presencia de residuos que no deberían estar en las cañerías hizo motivó la necesidad de sumar nuevo equipamiento a la Dirección de Obras Sanitarias; también porque los vehículo para la desobstrucción de la flota ya tienen más de 15 años de antigüedad y un uso constante.

“No damos abasto con las tareas de desobstrucción y limpieza de las cañerías”, expresó al Diario el responsable de Obras Sanitarias, Pedro D’Angelo, justificando la necesita de la reciente inversión.

Ante la pregunta de qué es lo más frecuentemente encuentran en la red y que no debería estar allí, el funcionario dijo que “todo tipo de residuos”: “Suelen aparecer ruedas de bicicleta, tarros de plástico, botellas de vino, juguetes de niños, bolsas de nylon y basura en general; por todos los elementos que algunas personas desaprensivas tiran los operarios encargados de la limpieza muchas veces tienen que estar durante horas tratando de dejar en condiciones la red”, señaló Guillermo Illia, secretario de Servicios Públicos.

D’Angelo aseguró que estas malas costumbres de arrojar a través de rejillas, inodoros y otros desagües aquello que no corresponde “provoca daños en el sistema general de cloacas que cubre más del 90 por ciento del casco urbano de Pergamino”. Claro que quien lo hace no lo tiene en cuenta y obra con el axioma que por el que rigen su vida los desaprensivos e ignorantes que piensan que como es público, es gratis: “Lo que es de todos, no es de nadie”.

Pero también están los que seguramente conocen fehacientemente el daño que están causando y de todos modos privilegian su comodidad: “Muchísima grasa que proviene de restaurantes, bares y casas de comidas se retira de los ductos, hay que agregar también residuos de cierto tipo de comercios que están en el en distintos puntos de la ciudad y lo mismo nos pasa con aceites que se detectan a la hora de acondicionar la red de cloacas”, detalló D’Angelo y pidió a la comunidad que tampoco se descarten por esta vía “los pañales, algodón o botellas plásticas que suelen aparecer provocando un tapón difícil de quitar”.

Preservar el funcionamiento

Muchas son las acciones que la población puede poner en práctica para aportar a la solución de un problema que aqueja a todos; si bien desde el Municipio se confirmó la adquisición de equipamiento para el mantenimiento de las redes, mucho –por no decir todo- depende de la toma de conciencia de la ciudadanía respecto de poder contar con un sistema por el que el líquido fluya con normalidad, sin obstrucciones, y que el estado de la red no sea un agravante durante las lluvias.

Así como hay pequeñas acciones indebidas pero naturalizadas por no poder algunos relacionarlas directamente con un perjuicio, hay también pequeñas acciones permiten optimizar y ahorrar una gran cantidad de litros de agua por minuto, así como así usar correctamente las cloacas evitará ciertos inconvenientes que luego son padecidos quizás por vecinos que sí hacen las cosas como corresponden.

“Por más bien que trabajemos o atendamos los reclamos, llegará un momento en que se hará un tapón que no lo podremos sacar y tendremos que romper la cañería; por eso insistimos en pedirle a la población que colabore y no tire basura a la cloaca”, agregó D’Angelo.

Qué sí, qué no

Ya es una rutina: después de dejar caer todo tipo de materiales a la cloaca se hacen los reclamos de cloacas obstruidas y es entonces cuando se acude con los vehículos para limpiar tratando de destapar. Y en ese momento viene la sorpresa, porque cuando se abren las bocas de registro puede aparecer cualquier cosa.

Pedro D’Angelo pide colaboración a los vecinos y explica: a la cloaca únicamente va el líquido de la descarga del inodoro, de la ducha y de la pileta de la cocina: “No van restos de tela, de papeles, toallitas féminas, pañales, ni tampoco la grasa de la cocina. Todo ese tipo de cosas tienen que ir en un tarro con los residuos, ya sean húmedos o secos, lo que corresponda. Pero no a la cloaca. La cloaca es un caño que se tapa muy fácilmente. Necesitamos colaboración de todos los ciudadanos”, dijo el funcionario.

Hablando de la “gratuidad” de los servicios públicos, el funcionario recordó este tipo de malos tratos a la red cloacal podrían terminar costándole al Municipio mucho dinero. Sin ir más lejos, el uso exhaustivo y cada vez más frecuente de los vehículos para desobstruir llevó a la necesidad de destinar ocho millones de pesos para tener un vehículo 0 kilómetro-.


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