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Javier Fortunato vive hoy su último día como párroco del templo que fue epicentro de su labor pastoral durante 16 años; una reestructuración en la Diócesis de San Nicolás hizo que el obispo, Héctor Cardelli, decidiera trasladarlo a San José de los Arrecifes. El próximo sábado asumirá su nuevo rol en la vecina ciudad.
DE LA REDACCION. Hoy a las 20:00 en la parroquia Nuestra Señora de Fátima de calle J. J. Jiménez al 500, el padre Javier Fortunato presidirá la última misa como párroco del templo luego de que, por una reestructuración en la Diócesis de San Nicolás, sea trasladado a San José de los Arrecifes.
Hace 16 años que el sacerdote desarrolla una comprometida labor en el templo del barrio General San Martín. Año a año, con las más variadas propuestas, Fortunato fue logrando conformar y comprometer a una comunidad religiosa que hoy, entre sorprendida y dolorida, lo despide.
Cambios
Por motivos de reestructuración, Héctor Cardelli obispo de la Diócesis de San Nicolás, de la cual Pergamino es subsede, decidió enviar a Fortunato a la Parroquia San José de los Arrecifes de la vecina localidad ya que su párroco, Adrián Galligani será el sacerdote de la Iglesia Catedral de San Nicolás.
El padre Alfredo Torres, capellán de Nuestra Señora de Fátima de Urquiza será quien reemplace a Fortunato. Mañana a las 20:00, el obispo será quien presida la misa en que Torres tome posesión de la Parroquia de Fátima mientras que Javier Fortunato hará lo mismo el próximo sábado en San José de los Arrecifes.
En el marco de la reestructuración mencionada anteriormente, el sacerdote de Nuestra Señora de la Merced, Carlos Miri, fue nombrado vicario general de la Diócesis de San Nicolás, puesto que ocupará de manera compartida con Marciano Alba. Vale la aclaración de que el padre Miri no dejará de ser párroco de la Iglesia principal de nuestra ciudad.
Centro de la vida
En una nota ofrecida al Diario, el padre Fortunato decía: “Jesús es el centro de nuestra vida, de nuestra existencia y con la mirada puesta en él y haciendo prédica de la obediencia, es que acepto este nuevo desafío y me consagro a la Virgen”.
Fueron 16 los años de crecimiento de la comunidad parroquial, que por obvias razones no pudieron detallarse en aquella nota de una página pero sí el sacerdote recordó momentos especiales tales como la primera misión en que la comunidad recibió una imagen réplica de la Virgen de Luján así como haber recibido también, en el marco de las Bodas de Plata del templo, la imagen réplica de Fátima traída de Portugal. “La catequesis también ha sido importante de la vida comunitaria así como el acompañamiento que pude realizar a muchas familias necesitadas de Dios, de su palabra”, expresó Fortunato.
Su vínculo con el deporte
Trascendiendo los límites parroquiales, el padre Javier estuvo y está estrechamente vinculado con el deporte ya que practica atletismo y participa -en la medida que sus obligaciones se lo permiten- de todas las pruebas atléticas que se desarrollan en nuestra ciudad. También se inmiscuyó en la tarea dirigencial desde la Asociación Atlética y organizando las ya tradicionales carreras en honor a la Virgen de Fátima por las calles del barrio. “Esto me ayudó a relacionarme con mucha gente, destacando el diálogo, la apertura, la amistad que se formó”, dijo al respecto.
También destacó la actividad en el Hospital San José: “Luego de la muerte de Gastón Romanello me hice cargo de la Capilla del Perpetuo Socorro donde encontré una comunidad dispuesta a ayudar, asimismo realizo recorridas en el nosocomio local manteniendo estrecha relación con las personas que allí están internadas recibiendo asistencia. Todas estas actividades han sido de un fortalecimiento muy grande”, señaló el padre Javier. Vale en este sentido recordar que actualmente la Capilla del Perpetuo Socorro se encuentra bajo el mando de Juan Cabrera, designado por el obispo casi en consonancia con la partida de Fortunato.
El sucesor
El padre Alfredo Torres será quien suceda a Javier Fortunato. Es un sacerdote que, por propia voluntad, está a cargo de la Capilla Nuestra Señora de Fátima en Urquiza desde hace tres años. Formado en una fraternidad y no en el seminario diocesano, fue el propio Alfredo quien pidió al obispo ser sacerdote de una capilla y monseñor Héctor Cardelli lo designó en la capilla de Urquiza donde es muy valorada su presencia por los habitantes del pueblo.
Obediencia
Tranquilo, permaneciendo firme en la obediencia que forma parte de sus votos sacerdotales, Fortunato aseguró que “lo que la Iglesia marca tiene un sentido por eso siempre hay que mirar todo con ojos de fe. Juan Pablo II hablaba del sacerdocio como un don y un misterio y así debe ser”.
En el último tramo de la entrevista, el padre Javier quiso expresar “desde lo más profundo” de su corazón agradecimientos a las personas que lo acompañaron en esta tarea. “Me parece escasa la palabra ‘gracias’ para manifestar mi alegría por todo lo recibido. Quiero agradecer a todos, a la comunidad en general, a los fieles, a los ciudadanos, a mis amigos, a los funcionarios municipales con quienes organizamos actividades conjuntas”, expresó Fortunato.
