Monseñor Hugo Santiago: “Hay mucho trabajo de caridad en la Diócesis”

El obispo de la Diócesis de San Nicolás asumió el pasado 11 de noviembre y desde ese momento recorre las diferentes parroquias que integran la jurisdicción eclesial. En una entrevista concedida exclusivamente a LA OPINION, monseñor se explaya sobre diferentes temáticas, y señala como fundamental que los católicos experimenten la cultura del encuentro.

DE LA REDACCION. El viernes 11 de noviembre pasado se convirtió en un momento histórico para los fieles que integran la Diócesis de San Nicolás, ya que un nuevo pastor, monseñor Hugo Norberto Santiago, asumía la conducción de la grey. Y así se ponía punto final a más de 12 años de intensa labor que desarrolló Héctor Sabatino Cardelli.

Monseñor Hugo ha comenzado a dar sus primero pasos, orientados a conocer la dinámica de la Diócesis, sus fortalezas y debilidades, mediante una recorrida palmo a palmo del terreno. A casi dos meses de haber asumido, y transcurridas una de las dos festividades más relevantes del calendario litúrgico, LA OPINION conversó mano a mano con el obispo, para conocer sus primeras impresiones.

-¿Cuáles son los lineamientos de trabajo que está desarrollando?

-Estoy haciendo lo que manifesté en la primera homilía en esta Diócesis, recorriendo las diferentes parroquias de la jurisdicción, charlando con los sacerdotes y con los integrantes de la comunidad. Comencé por la Zona IV, que abarca las localidades de Rojas, Colón, General Arenales, Arribeños, Ascensión, Ferré y Carabelas. La dinámica que implemento es: por las mañanas hablar con los sacerdotes para que me cuenten cómo están, cuál es la situación de la comunidad; por la tarde me dedico a visitar geriátricos, personas enfermas o zonas carenciadas, actitudes que me permiten ver y palpar la realidad;  a la tarde noche celebro misa en la Parroquia y luego tengo un encuentro con los miembros de la comunidad.

-¿Cómo sigue este cronograma?

-Retomaré esta labor pastoral en marzo porque tenía compromisos asumidos con anterioridad a mi designación como obispo de la Diócesis de San Nicolás. Daré continuidad a esta labor con la Zona 3 que tiene como núcleo a la ciudad de Arrecifes, seguiré con la 2 cuya localidad de referencia es Pergamino, para llegar por último a San Nicolás que es la Zona 1.

-En esta primera recorrida por parte de la Diócesis ¿pudo advertir un perfil que la defina o caracterice?

-Hay mucho trabajo de caridad en la Diócesis. Me encontré con sacerdotes que trabajan de manera organizada, por ejemplo en la pastoral carcelaria. También me sorprendió que un grupo de gente de la Iglesia nos pidiera ayudar para hacer un hogar de niños con capacidades diferentes. Hay grupos muy organizados dentro de la Iglesia. Recorrí zonas muy humildes aledañas a diferentes parroquias y capillas y entiendo que allí hay que trabajar. En este sentido noto que las comunidades ayudan mucho al sacerdote y esto genera un clima de amistad, de familia, de extrema confianza. Esto es lo que debemos lograr en todas las parroquias.

En la Diócesis me topé con una cantidad importante de colegios católicos. Me doy cuenta que hay mucho recurso humano dispuesto allí. Hay docentes muy comprometidos con su colegio.

También existe una movida juvenil muy linda. Particularmente los jóvenes me dan mucha alegría porque tienen una alegría muy especial.

-Mantiene a un grupo de fieles colaboradores, entre ellos al exobispo Cardelli…

-Sin ellos no podría desarrollar mi obispado. A Héctor (Cardelli) le confié las confirmaciones de múltiples parroquias y algunas fiestas patronales que él ya tenía agendadas. Le pedí a Cardelli que, por los menos durante un año, me ayude porque si bien mi residencia está en San Nicolás esto no significa que tenga que permanecer siempre en esa ciudad sino que mi tarea también será desarrollada en las diferentes localidades que integran la Diócesis.

-¿Qué lugar ocupa Pergamino en la Diócesis de San Nicolás? En algún momento fue declarada subsede del Obispado por Cardelli, que incluso se establecía en ciertos días del mes aquí…

- Pergamino es un lugar de mucho crecimiento por lo tanto es uno de los desafíos más importantes que tengo dentro de la Diócesis habida cuenta de la contención espiritual que necesitan las personas. Debemos planificar estratégicamente el trabajo de las parroquias considerando el crecimiento demográfico. Es un lugar en el que hay que poner mucha atención.

-¿Ha tenido posibilidad de conocer testimonios y vivenciar la devoción a María Crescencia?

-Estoy leyendo algunos libros sobre la historia de Crescencia y visité la Capilla en donde descansan los restos de la beata. Sé que es una fiesta muy significativa para la Diócesis y nosotros debemos imitar la espiritualidad de Crescencia, en esto de aceptar la voluntad de Dios y en descubrir el valor extraordinario en lo ordinario. Lo que le da valor a los gestos es el amor que se deposita en la realización de los mismos. Hay que vivir con los pies en la tierra, trabajando a conciencia y aplicando la sensibilidad suficiente para no perder de vista las necesidades del otro, mi hermano.

-Usted viene de la Diócesis de Santo Tomé (Corrientes), lo que significa que su ámbito de competencia es mucho más amplio…

-Tengo más trabajo porque es una Diócesis más grande en cuanto a su extensión y más compleja en su tratamiento pero estoy aplicando el sentido común. Primero conociendo para ver luego qué acciones implementar. En noviembre tendré una reunión con todos los sacerdotes de la Diócesis, y será en ese encuentro cuando les haga la devolución de mi visita, de aquello que vi, del trabajo pastoral y también voy a dar ideas nuevas para que estos puedan desarrollar en sus comunidades. 

-¿Cuál fue el sentir que le generó el estar en el Santuario de la Virgen del Rosario de San Nicolás?

-La verdad que me impresionó la vitalidad que tiene el Santuario. Estoy muy asombrado por la cantidad de personas que a diario pasan por el templo. Es una gracia muy grande el poder contar con la Virgen del Rosario.

-En un momento de la entrevista habló de los jóvenes, de la importante cantidad de escuelas católicas que existen pero la mayoría de los niños, adolescentes y jóvenes de la Diócesis no están incluidos en ella y un alto porcentaje tampoco en una Parroquia. ¿Cuál es su plan de acción para incorporar a las nuevas generaciones a la práctica de la fe?

-Tanto en la adolescencia como en la juventud son fundamental los retiros espirituales de impacto, aquellos en que el joven tenga un encuentro íntimo con Jesús. También es fundamental misionar, hacer concreta esa experiencia de convivencia con Jesús con los más necesitados, económicamente y espiritualmente. Ese desafío les atrae mucho a los jóvenes, los entusiasma y en ese camino hay que seguir.

Por otro lado la escuela es un desafío mayor porque en muchas oportunidades, los docentes de hoy tienen que contener mucho más al chico, haciendo las veces de trabajadores sociales, psicólogos y otras profesiones. 

Lamentablemente la disolución familiar genera poca contención entre los niños y adolescentes que, a la vez, experimentan depresiones y la posibilidad de caer en el consumo de alcohol, de drogas, etcétera. Todo lo que al joven le sucede se registra en su comportamiento porque genera actitudes agresivas. Y en esos momentos es el Colegio el que debe atajar unos cuantos penales.

-¿Cómo se encuentra la Diócesis respecto de la cantidad de sacerdotes y seminaristas que existen?

-Deberíamos tener el doble o el triple de seminaristas que hay en la actualidad. Hoy existen 12 pero tendría que haber más de 25. Tenemos que trabajar y rezar por las vocaciones sacerdotales. 

-¿Ha definido un objetivo específico para concretar este año?

-Insisto con el espíritu que tiene que animarnos. No puedo aún proponer acciones porque estoy en la etapa de conocimiento pero entiendo que todos juntos, las comunidades, los sacerdotes y el obispo podremos planificar hacia dónde vamos, hacia dónde queremos llegar. Sí estoy proponiendo el espíritu que ha de animarnos que es el de buscar una cultura del encuentro en la Iglesia en una sociedad tan confrontativa. La unión es lo primero en lo que trabajó Jesús. Y esto es fundamental sobre todo en un mundo que está enojado, crispado, violento. Los signos de los tiempos piden una respuesta concreta de parte de la Iglesia. Por ello en las diferentes comunidades debemos trabajar en el encuentro para neutralizar, suavizar y aliviar a las personas cansadas, enojadas.

Por otro lado, en una sociedad en la que se valora a las personas por lo que producen y que descarta a los niños y a los adultos mayores, nosotros como Iglesia debemos cambiar el paradigma reinante y decir que las personas en realidad valen por su dignidad y no por lo que producen.

-¿Por qué ha elegido como lema episcopal “Hágase”?

-Es lo que dijo la Virgen María al ángel Gabriel cuando este le informó que iba a ser la madre de Jesús. El “Hágase” debe hacerse carne en todos los ámbitos, es una palabra que considero clave y que da cuenta de la actitud humilde y disponible que debe tener una persona ante Dios, el que nos creó y el que nos salvó. Al decirle a Dios: “Hágase” le estaremos diciendo al Señor que “ojala puedas hacer algo conmigo”.

Lema episcopal: Fiat

El lema episcopal que distingue a monseñor Hugo Santiago es: “Fiat” que en latín significa “Hágase”. La M que se ve en la imagen es el de la Virgen María. La Estrella también hace alusión a la Virgen por en varios documentos latinoamericanos, María es considerada estrella de la evangelización. El color de fondo es celeste, lo que también tiene que ver con el color característico de María. La expresión “Hágase” hace alusión a lo que María le dijo al ángel Gabriel en el momento de la anunciación. “Me gusta lo trascendente de la palabra ‘Hágase’ ya que marca la historia de la salvación”, explicó monseñor Hugo Santiago.