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Monseñor Santiago recibió a los peregrinos en la Basílica de Luján


 Los peregrinos provenientes de ciudades de la Diócesis de San Nicols llegando a la Basílica de Lujn (OBISPADO DE SAN NICOLAS)

'' Los peregrinos, provenientes de ciudades de la Diócesis de San Nicolás, llegando a la Basílica de Luján. (OBISPADO DE SAN NICOLAS)

Con lágrimas en los ojos, con la piel tostada por el sol pero movilizados por la fe, los caminantes que hacía siete días habían partido desde ciudades de la Diócesis de San Nicolás llegaron el domingo a la “casa de la madre gaucha”. El obispo diocesano les agradeció “por enseñarnos lo que es la devoción a María”.


Luego de caminar decenas y decenas de kilómetros, superando cualquier obstáculo, los peregrinos llegaron el domingo a la Basílica de Luján.

En la rotonda de ingreso al templo se congregaron los caminantes que hacía siete días habían partido desde diferentes ciudades de la Diócesis. Cada grupo portaba la imagen de la Virgen gaucha, Nuestra Señora del Luján, patrona de Argentina.

Con las banderas papales en alto, los peregrinos recorrieron el acceso hasta llegar al templo donde fueron recibidos por el obispo de la Diócesis de San Nicolás monseñor Hugo Santiago, por el obispo emérito Héctor Cardelli y por numerosos sacerdotes de la Diócesis nicoleña.

Con lágrimas en los ojos, con la piel tostada por el sol pero movilizados por la fe y la devoción a María, los caminantes no dejaron entrever su cansancio, por el contrario hicieron sentir sus gritos y cánticos de alabanza hacia Dios.

Las apariciones

Una vez ubicados en el templo, monseñor Santiago se dirigió a ellos en la homilía y aseguró que “es una enorme alegría encontrarme con ustedes aunque sea en el último tramo de la caminata. Es muy lindo ser testigo de esta enorme manifestación de amor a la Virgen”.

Modos de “existir”

Interrogándose sobre cómo definirían a la Virgen y el negro Manuel en sus tiempos, contó que “María fue una mujer humillada en su tiempo y el negro Manuel también fue un hombre humillado. Y se me viene a la cabeza una canción que se llama ‘No existes’. Paralelamente reflexiono sobre la actualidad y parecerá que hoy existe el que tiene dinero y el que tiene poder. Y me preguntó ¿Dónde están los que en los tiempos de la Virgen María ‘existían’ para el mundo? Aquellas personas que tenían poder y dinero no han sabido perdurar en el tiempo”. Y agregó que “La Virgen y el negro Manuel perduran aún en el tiempo porque la Virgen se manifiesta siempre a aquellos que, a los ojos de la sociedad, no existen”.

Afirmando que “la realización cristiana es muy distinta a la propuesta del mundo”, el obispo afirmó que “los cristianos nos realizamos y seremos felices como la Virgen, si entregamos nuestra vida para que otro exista, para que otro sea alguien. Eso nos hace grandes, nobles, hace que dejemos nuestro granito de arena en el tiempo que nos toque vivir, como hizo la Virgen que lo acompañó a Jesús, que acompañó a los apóstoles. Fue una mujer que dejó de lado su proyecto de vida para seguirlo a Jesús”.

Por el otro

En otro momento de la homilía, monseñor Santiago fue contundente al decir que “si no sos significativo para el mundo, tenés una gran oportunidad de estar cerca de la Virgen y de Dios. Y si sos muy significativo para el mundo por lo que tenés vas a existir para Dios si le das una función social o ponés al servicio del otro eso que tenés: virtudes, dinero, capacidad intelectual, un título profesional”.

Grandeza de alma

Haciendo referencia al difícil momento que atraviesa el país, el obispo diocesano aseguró que “tenemos que rezar en este momento duro del país para que los que tienen dinero y posibilidad le asignen a ello una función social, sigan dando trabajo, sigan generando ayuda al que menos tiene, ese es el modo de darle al capital una impronta social. Tenemos que rezar porque muchas fábricas están cerrando y necesitan mucha grandeza de alma quienes tienen dinero en estos tiempos”.

Por otro lado “nosotros, que no tenemos miedo y poder, sabemos que existimos y perduramos en el tiempo si damos lo que tenemos a favor del otro, que es lo que hizo la Virgen”.

Por los gobernantes

Pensando en los gobernantes, Santiago pidió rezar por ellos “para que no miren solo el movimiento del dólar sino para que faciliten los medios a fin de que las personas tengan trabajo y pan. Que descubran que el modo de perdurar es trabajando por la dignidad de otro. Por eso la realización humana y cristiana se da de la mano del bien común, trabajando y pensando en el otro: tu hijo, tu amigo, el vecino, esa actitud es la que nos hace nobles y grandes. Tengamos cuidado de no hacer en el egoísmo porque tarde o temprano el egoísta se queda solo”.

Una Madre que sabe

Ensalzando el amor materno de la Virgen, el prelado dijo que “por hacer carne el amor hacia los hermanos es que la Virgen a pesar de haber pasado 2.000 años existe. Ella pensó en nosotros. Le costamos mucho dolor a la Virgen pero ella igual nos aceptó como sus hijos. La Virgen existe en nuestros corazones, ella es la que piensa en vos, sabe de tu enfermedad, sabe de tu falta de trabajo, sabe todo, nos escucha y busca nuestra felicidad”.

Buen cristiano

Por último pidió a los peregrinos y a los fieles presentes que “seamos como la Virgen, que decidamos existir como ella. Querés existir entonces buscá la felicidad de otros, del que tengas al lado, tendé la mano porque esas actitudes te harán una buena persona y una buena persona es sinónimo de buen cristiano”.


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