Pergamino

Sentidos actos se desarrollaron en Pergamino por el Día de la Memoria


 Antonella Maloni del Cuerpo Municipal de Danzas izó las banderas en memoria de los desaparecidos mientras un grupo de cantantes locales interpretaba “La Memoria” (LA OPINION)

'' Antonella Maloni, del Cuerpo Municipal de Danzas, izó las banderas en memoria de los desaparecidos mientras un grupo de cantantes locales interpretaba “La Memoria”. (LA OPINION)

La primera de las conmemoraciones se desarrolló a la mañana y fue coordinada por el Gobierno local. En el Anfiteatro de la Memoria hubo una intervención artística. María Laura Pérez recordó a su hermano Gerardo. El Partido Obrero realizó una convocatoria. La última actividad se llevó adelante en el Arbol de la Memoria.


Con diversas actividades, en diferentes momentos del día, este sábado se conmemoró el Día de la Memoria, la Verdad y la Justicia. En todos ellos se recordó a los desaparecidos pergaminenses durante la última Dictadura Cívico Militar, a quienes se les dio el “presente” luego de nombrarlos.

En horas de la mañana de este sábado se llevó a cabo el acto organizado por el Municipio, mientras que por la tarde tuvo lugar la convocatoria del Partido Obrero. Por último se realizó la ceremonia coordinada por la Asociación por la Memoria junto a diversas organizaciones sociales, gremiales y políticas. El encuentro se desarrolló en el Arbol de la Memoria ubicado en la Plaza 9 de Julio.

Acto oficial

El primer acto que se desarrolló durante el día fue el organizado por la Dirección de Protocolo y Ceremonial del Gobierno municipal.

El encuentro tuvo lugar en el Anfiteatro de la Memoria, ubicado en España y el Viaducto. Allí se efectuó una intervención cultural en la que participaron diferentes artistas pergaminenses.

Con la presencia de funcionarios municipales, concejales, legisladores provinciales y público en general, la ceremonia comenzó con el Himno Nacional Argentino.

La única oradora de la jornada fue la María Laura “Malala” Pérez, hermana del Gerardo Pérez, víctima de la Dictadura Militar.

Ella brindó una reflexión en primer lugar y luego leyó algunos pasajes de su libro: “Biografía de un sueño”.

Sin olvidar

En primer lugar, Malala aclaró que “este lugar que estoy ocupando, fue, es y será el que durante muchos años ocupó mi madre Amada. Ella supo del dolor profundo y de la lucha infatigable. Ella nos enseño junto a mi padre a no bajar los brazos, a cuidar la familia y a sostener viva la memoria, por nosotros, nuestros hijos, nietos y todos los que seguirán algún día levantando la voz para que no haya olvido. Entonces sentí que debía seguir sus pasos, para que mi hermano siga vivo, por los 30.000 que no tuvieron chances de defenderse”.

Haciendo alusión “a los que se resisten a ejercitar la memoria bajo el débil argumento que ‘hay que mirar para adelante’”, Malala se preguntó: “¿No es lo que venimos haciendo desde hace más de 40 años? ¿O es que no es parte de nuestra historia lo acontecido entre 1976 y 1983? Nos guste o no, nos duela o no, la historia está escrita y precisamente lo que menos tenemos que hacer es olvidarla, para enaltecer los buenos actos y para no repetir los errores y atrocidades que se hicieron en pos de la Patria”.

Un pedacito de historia

Compartiendo con los presentes “un pedacito de nuestra historia familiar”, Malala leyó fragmentos de su libro y planteó a los presentes: “Ustedes decidirán si esta historia debe ser olvidada o merece ser recordada ahora y siempre”.

“Aquel episodio desgarrador fue como quitarle la cuarta pata a la mesa, teníamos que reubicarnos y mantenernos juntos y así mantener el equilibro y no caer”, expresó Malala y recordó a su madre, Amanda, “que nunca bajó los brazos”: “Recuerdo sus ojos tristes. Bajo ese corazón partido en dos pero que latía fuerte por todos ya que si se dejaba de vencer por la angustia otra hubiera sido la historia de esta familia. Ella siguió adelante con el alma herida, mirando por la ventana para ver aparecer a Gerardo, escuchando su música, dejando intactos los cajones con su ropa, hablando de él para no olvidar sus gestos, su mirada enorme y tierna”.

Mentes siniestras

Amanda, según su hija, caminó con las Madres de Plaza de Mayo, “buscando en ellas fortaleza y esperanza, escuchando otras historias, todas esas mujeres buscaban lo más sagrado que nos da la vida: nuestros hijos. Pero ellos no estaban, no se los había tragado la tierra, se los habían llevado los militares. Esas mentes siniestras y enfermas de poder que no respetaron nada, y así fueron destruidos tantos hogares simples de personas trabajadoras, honestas, que soñaron con un mundo más justo. Así fueron torturados y muertos tanos jóvenes que militaban por lo que ellos creían una causa justa”.

El acto se desarrolló en el Anfiteatro de la Memoria. (LA OPINION)

El llanto del más fuerte

Prosiguiendo con la lectura de algunos pasajes de su libro, en el que relata la sobrevivencia de su familia tras la desaparición de su hermana, “Malala” expresó: “La vida siguió su curso; mi madre no dejó de preguntar, buscar, rezar, seguir mientras nosotros nos íbamos amoldando a esta nueva estructura de familia tipo, de cuatro integrantes y esperábamos que en algún momento volviera a ser cinco. El tiempo pasaba, los relojes no se detenían, los abuelos envejecían, los primos se casaban y Gerardo no regresaba aunque mi mamá siempre lo traía a la memoria en todo momento”.

Párrafo aparte mereció el recuerdo que “Malala” hizo de su padre en ese momento de la historia: “Una noche, por primera vez en mi vida, escuché llorar a mi padre, con un dolor y una pena que no creí jamás posible en él, que era todo fortaleza. Esa noche papá dejó caer su coraza de hombre fuerte y lloró largamente en los brazos de mamá por ese hijo amado que no sabía si volvería a ver alguna vez. Lo peor de todo era la angustia que generaba el no saber, porque la muerte, aunque duele, se aprende a aceptar pero la desaparición desconcierta y la impotencia le gana al espíritu”.

Sin utopías

Por último “Malala” contó cómo se aferraron, el uno al otro: “Nos acostumbramos a la ausencia, mamá nombraba a Gerardo y papá callaba porque no encontraba las palabras para traerlo a la memoria. Cada uno hizo lo que pudo”. Y concluyó afirmando estar convencida de que aquellos sueños de Gerardo no fueron una utopía: “Se pueden lograr”, enfatizó, solo falta seguir caminando un poco más porque en algún lugar y en algún momento nos encontraremos con ellos. Gracias hermano por tu legado”.

Intervención artística

La actividad conmemorativa continuó con la interpretación de la canción “La Memoria”, a cargo de cantantes y músicos pergaminenses. Participaron: Fernando Vila en teclados y los cantantes: Natalia Ramallo (directora Coro Municipal de Niños), Francisco Doyen (cantante de la banda de rock Isabella), Pablo Delorenzini (solista de folklore y tango) y Victoria Gadán (cantante La Tina de Turner, banda local de rock internacional).

Mientras la interpretación sonaba, laintegrante del Cuerpo Municipal dirigido por Pedro Marlo Antonella Maloni hizo un cuadro de expresión corporal e izó las banderas, que contenían los nombres de las víctimas pergaminenses de la Dictadura, que se encontraban a media asta en mástiles dispuestos para la ocasión.

Por último se hizo un minuto de silencio en memoria de los desaparecidos pergaminenses.

 

“Si tocan un pañuelo, pintamos un millón”

Por la tarde, en un acto en el que se hizo visible la unión, la Asociación Civil por la Memoria, el Encuentro por la Memoria y organizaciones sociales, políticas y sindicales, se congregaron, primero en Avenida de Mayo y San Nicolás para marchar desde allí hasta el Arbol de la Memoria ubicado en Plaza 9 de Julio, ese tradicional espacio en el que, como cada 24 de marzo, se recordó y sembró la memoria a 42 años del golpe de 1976, levantando las banderas de la Memoria, Verdad y Justicia.

Al pie del Arbol de la Memoria, los organizadores del acto pusieron a consideración de toda la ciudadanía el documento anual, producto de una construcción colectiva “y de un trabajo permanente en nuestra comunidad denunciando todas las violaciones a los derechos humanos vinculadas a la memoria histórica durante el terrorismo de Estado y a las actuales”.

También dieron el “presente”, no solo a las víctimas de la Dictadura sino a los expresos políticos de Pergamino. En representación de éstos se expresó Miguel Rivarosa.

En otro momento del acto se descubrió una placa en recuerdo de Luis Bonano y también otra que hace referencia a la lucha de las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo.

Además de la lectura del documento se enumeraron las adhesiones y hubo un espacio dedicado a los familiares e integrantes del colectivo Justicia por los 7. Por último se hizo una breve reseña histórica sobre quien fuera obispo de la Diócesis de San Nicolás, Carlos Ponce de León.

Defensa de lo público

El documento se caracterizó y diferenció del de años anteriores por mayor actualidad en su contenido y menos recordación de los hechos de la Dictadura en sí, aunque estuvieron presentes. Los términos sobre la realidad de 2018 llevaron implícitos un fuerte contenido político en sentido crítico al gobierno de Mauricio Macri.

En primer lugar, los referentes de distintas agrupaciones de derechos humanos afirmaron que “el ataque actual es al mayor símbolo de lucha, dignidad y resistencia: los pañuelos de las Madres. Por eso decimos que si tocan un pañuelo pintamos un millón”. La referencia fue a las diferentes voces que se alzaron, entre autoridades y vecinos en general, en repudio a la estampa de imágenes de los emblemáticos pañuelos en diferentes espacios y monumentos públicos.

En el documento se incluyó un párrafo sobre el rol de la educación, en aquel entonces y ahora: “Nadie logrará borrarnos a los más de 200 adolescentes arrancados de nuestras aulas ni a los 606 docentes asesinados, detenidos/desaparecidos. Cada 24 de marzo, docentes y alumnos hacemos memoria y seguimos reclamando justicia. Lo hacemos para que el ‘Nunca Más’ sea para siempre. Para que ninguna otra siniestra noche vuelvan las bestias a caer sobre otros como sí lo hicieron sobre el maestro Isauro Arancibia, sobre Marina Vilte, sobre Eduardo Requena”.

También denunciaron “el feroz ataque del gobierno de Macri hacia la educación pública”, y aseguraron que “seguiremos luchando y cantando que la educación del pueblo no se vende, se defiende”.

Organizaciones de Derechos Humanos marcharon y descubrieron una placa destacando la lucha de Abuelas y Madres de Plaza de Mayo. (LA OPINION)

Apropiación de niños

El escrito menciona respecto de estos aberrantes actos que “en Pergamino la complicidad vino de la mano de los agentes de la salud como médicos y enfermeras que aportaban a la maquinaria de la Dictadura y la complicidad del robo de bebés. Tal es el caso del doctor Jorge Ramella que firmó partidas de nacimiento adulteradas. De esos casos, solo uno ha sido esclarecido porque uno de esos niños robados recuperó su identidad”.

Deuda externa

En cuanto a la economía, el documento da cuenta que “la dictadura impuso una fraudulenta e inmensa deuda externa. Una estafa, la mayor en la historia de la Nación, que ha representado la mayor vena abierta, por donde se fueron y se van gran parte de los recursos que se producen en el país. Las organizaciones de Derechos Humanos levantamos como consigna el “No Pago” de la ilegítima deuda externa ya que la misma se paga con el hambre del pueblo, se paga con el 30 por ciento de la población en la pobreza, y con el 54 por ciento de los pibes que nacen pobres. Mientras el gobierno de Macri incrementa descomunalmente esta deuda y se hipoteca a la Nación, al mismo tiempo aplica un ajuste brutal”.

Madres y Abuelas

Reconociendo la militancia de la mujer en la figura de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, el documento expresó: “Hace 42 años Madres y Abuelas dejaron el rol pasivo que la cultura patriarcal les asignaba y salieron a la calle a luchar por sus hijas e hijos. Reivindicamos a aquellas jóvenes mujeres militantes que dieron la vida por la Patria en los años 70, siendo asesinadas o desaparecidas. Las mujeres constituyeron un 33 por ciento del total de los desaparecidos, de las cuales el 10 por ciento estaban embarazadas”.

A modo de ejemplo de la mujer luchadora se hizo un paralelismo con las madres de las víctimas de la Comisaría Primera: “Acá también aparecen mujeres, esas madres, que hoy son militantes, esas abuelas, esas novias, esas hermanas, que en su inmenso dolor piden a gritos que todos entiendan, que todos escuchen que están protestando contra las continuidades del aparato represivo de un Estado que sigue matando. Convirtieron su dolor en lucha y piden justicia”, expresa el documento.

Lesa humanidad

Por otro lado el documento planteó como queja las demoras en juicios de lesa humanidad, “con un promedio de 5 años y 6 meses para su tramitación desde el requerimiento de elevación a juicio”. En este sentido se hace alusión la causa Feced III, que “con 152 víctimas, tras tres suspensiones, comenzará recién el próximo 5 de abril en los Tribunales Federales de Rosario”.

Por último repudiaron “el intento de otorgar prisión domiciliaria a genocidas condenados alegando un falso humanismo”.

La Asociación Civil por la Memoria, el Encuentro por la Memoria y organizaciones sociales, políticas y sindicales realizaron el acto en Plaza 9 de Julio. (LA OPINION)


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