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Los episodios ocurrieron en septiembre de 2018 en nuestra ciudad, cuando el ahora condenado ingresó en horas de la madrugada al domicilio de la víctima, que estaba durmiendo, y la agredió físicamente, también en presencia de su hijo. Se lo encontró culpable por los delitos de “amenazas y lesiones leves calificadas”. La pena es de efectivo cumplimiento.
A inicios de la última semana se conoció una nueva sentencia condenatoria obtenida en el Departamento Judicial Pergamino, tras una investigación a cargo del equipo de trabajo de la Unidad Funcional de Instrucción y Juicio Nº 4 cuya titular es la agente fiscal Karina Póllice.
En el juicio realizado en la sede del Juzgado Correccional Nº 1 se pudo comprobar la responsabilidad del imputado en los hechos por los que lo denunciara su expareja.
Los episodios ocurrieron en septiembre de 2018, cuando el ahora condenado ingresó en horas de la madrugada al domicilio de la víctima, que se encontraba durmiendo. Tras una breve discusión, el individuo la quemó en su rostro en dos ocasiones con un cigarrillo, y luego le dio un golpe de puño en su ojo izquierdo, provocándole un corte de dos centímetros de longitud en su ceja. Acto seguido le propinó un puñetazo en su boca.
No satisfecho con ello, el imputado le dijo -con fin de intimidarla- que le pegaría “donde más le duele”, y que si ella hacía la denuncia y él iba preso, mandaría a alguien para que la mate.
El violento accionar del sujeto se detuvo cuando arribó al lugar un par de efectivos policiales que habían sido alertados por un vecino que escuchó los el tenor de la conversación, gritos y quejidos de la víctima.
El titular del Juzgado Correccional, Carlos Picco, halló varios elementos probatorios para adoptar su temperamento a la hora de dictar la sentencia, entre ellos la declaración testimonial del hijo de la víctima. El joven relató detalladamente todo lo sucedido esa noche y a su vez manifestó haber visto a su madre golpeada también en ocasiones anteriores. Declaró que esa noche ella estaba asustada y lloraba. Además dijo que la madre le tiene mucho miedo al imputado y por eso volvía recurrentemente con él cada vez que la agredía, lo perdonaba bajo la promesa del sujeto de que iba a cambiar.
Otro elemento de peso fue el informe elaborado por los profesionales del cuerpo médico de Policía Científica en el que se certificó una herida cortante en arco superciliar izquierdo, un hematoma en párpado inferior izquierdo y una escoriación en los labios, todas ellas lesiones traumáticas coincidentes con el relato, la mecánica y la data de los hechos denunciados.
Otra prueba importante fue el reporte de la perito psicóloga de la Fiscalía Nº 4, que dio cuenta de la situación de riesgo y vulnerabilidad que atravesaba la víctima. De dicho informe surgió que la problemática era un típico caso de violencia contra la mujer. La situación anímica de la víctima se caracterizada por baja autoestima, acompañada por sentimientos de miedo e inseguridad. En dicho informe se mencionó también la presencia de ansiedad como respuesta al estrés cotidiano.
Muy relevante fue el relato de un vecino de la denunciante que se comunicó con el 911 la noche en cuestión, habiendo referido cómo escuchó los gritos y golpes provenientes de la vivienda donde sucedieron los hechos. Dijo también que a no era la primera vez que escuchaba gritos.
En el informe socio ambiental realizado por el personal del la Asesoría Pericial Departamental se pudo establecer que el imputado presentó desajustes con la ley desde temprana edad, así como excesos en el consumo de sustancias estupefacientes y de alcohol, circunstancia que lo afectó en la relación de pareja con la víctima, en las relaciones laborales y demás relaciones interpersonales.
Amenazas y lesiones leves calificadas fueron los delitos por los cuales el imputado fue condenado a la pena de seis meses de prisión de efectivo cumplimiento más el pago de costas.
